ASESINO SERIAL 2 || C.G +16

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Solo faltas tú Ulises

Íbamos por el bosque en camino a un barrio que está a unos cuantos kilómetros de aquí, solo diez kilómetros para ir caminando sin tener que usar algún vehículo o sería un desperdicio total. Charlábamos y caminábamos a la vez hacia aquel pueblo, los chistes de Ulises hacían reír al grupo y Manson lo único que podía contar eran pequeñas desgracias que le pasaba en Hilltop, tan pequeñas y sin sentido que los tomábamos como un chiste más.

—Carl, desde que nos abandonaste han pasado demasiadas cosas —comenta Ulises mientras trata de calmar su risa anterior, enojado de aquella acusación.

—No abandone a nadie —ellos dos se vieron y luego comenzaron a reírse —, mierda, nada se pueden tomar en serio.

—Oigan al señor ¿Escuchaste zanahoria? Es que él se ha casado, es todo un hombre ahora —una carcajada estruendosa de Manson hizo eco en el bosque, y sin importarles el pelirrojo también se rio —, ya no serás el joven Carl, ahora eres un Don viejo —me sostuve la cara con desesperación al escuchar de nuevo sus risas.

—No veo el anillo Carl, ¿o solo se casó Enid? —juntó ahora Ulises que se unía para hacerme burla —, y no nos dices nada, te desapareces y de la nada te llevas a la chica de nuestro grupo.

—Opino lo mismo, ahora en lugar de abandonar ahora va asaltando chicas de Hilltop.

Risas y risas era lo que escuchaba y lo único que se oía en el bosque, sin temerle a que aquello llamara la atención de uno o varios caminantes. No iban a parar e incluso escucho como ellos tratan torpemente de calmar su risa, ahogándose con la misma y luego reanimando para seguir con su burla, algo que provocaba desagrado en mi ser como persona.

—¿Y qué tal con Sabrina? —traté de cambiar de tema, la risa del pelinegro fue desvaneciendo como el aire, en cambio ahora me tocaba a mi reírme —¿Qué pasa Manson? ¿Te cambiaron por otro más guapo?

Ulises y yo nos burlábamos de la cara de Manson la que ahora tornó en un semblante serio, con mis manos cubría mi estómago al sentir aquel dolor agradable, mientras mi ojo lagrimea por la risa.

—Sabrina está embarazada —informa el pelirrojo, dejándome perplejo ante la información —, y ahora espera un bebe de... ¡Alex!

Retrocedí al ver como mi amigo había recibido un puñetazo de Manson, sorprendido de la actitud tan impulsiva de él. Ulises se levantó del suelo y solo comenzó a reírse de nuevo, mientras repetía una y otra vez que su exnovia esperaba la semilla de otro hombre, y me di cuenta que él sabe que lo mental afecta más que un golpe limpio a la cara... le seguí el juego, era mi turno.

—No te sientas mal Manson, en lugar de cambiarte por alguien más guapo, te ha cambiado por alguien que la tiene más grande —apenas pude decir porque la risa me había vencido, sintiendo como Ulises se parte de la risa por mi chiste —. Mírate la cara, dios, tu cara está más roja que el pelo de mi amigo —sentí a una velocidad increíble la venida del puño de Manson, pero lo detuve y con una patada en los pies hice que él cayera de cara contra la tierra —, por eso Sabrina te dejó.

Seguimos así todo el camino, burlándonos y él a unos pasos más delante de nosotros, esperando que entienda la lección de que conmigo no se jode, y sin entender por qué se lo deje pasar a Ulises y ahora éramos dos amigos tratando que él nos perdone por la pasada de mano que lo hicimos sufrir; fue difícil, pero al fin pudimos convencerlo y solo somos tres ¿hombres que se divierten como niños? En medio del bosque, con una misma misión.

Llegamos al pueblo, cual aspecto era normal en estos tiempos; las paredes de piedras de las casas me hace pensar que en vida estas calles fueron de los barrios ricos, los techados con detalles refinados con un ambiente medieval era señal de la riqueza torpe de las personas, de los enanos de cerámica que aún quedaban en algunos patios y los ángeles blancos que modelan en las entradas de los hogares, demostrando una vez más que la muerte no tiene límites, ni caprichos y mucho menos preferencia, no importa quien seas, siempre ataca.