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Una y mil torturas


El viaje se decidió que fuera de noche, otros hombres con vehículo iban tras nosotros y en carro mi padre, Maggie, Michonne y Judith íbamos hacia Hilltop para los materiales de intercambio que prometimos con la comunidad ya que ambos necesitamos del otro. En la parte trasera junto a Judith solo veo como ella tiene su cabeza acostada en mis piernas en las cuales duerme tranquila; voy acariciando sus cabellos enredados puedo divisar el paisaje del camino, los arboles abultados por no tener tacto humano y a los caminantes que merodean los mismos buscando que comer, unos nos veían, pero al alejarnos nos dejan como caso perdido.

Las puertas de Hilltop cedieron ante nosotros y pasamos en confianza directo a las oficinas para charlar un poco sobre tal. Llegamos y los únicos que charlan son mi padre y Maggie quienes miran la seguridad para ir y traer el material, Michonne hablaba de vez en cuando conmigo a través de susurros y Judith se separó de nosotros al encontrarse con un grupo de chicos jugando. Entre aquella platica se me ocurrió la idea de ver a Judith que era lo que hacía así que salí de las oficinas y fui a dar una vuelta a los alrededores de la comunidad, viendo como Judith y otros cuatro van corriendo con tal libertad, corriendo de alguien que los persigue entre risas.

El alivio me invadió y me di la oportunidad de pasear por las calles, viendo casa tras casa y ver que los guardias hacen su trabajo desde los muros de Hilltop, las personas pasean junto a sus parejas y ver como sorprendentemente aparece una gallina corriendo libre en las calles.

Una piedra fue lanzada a mis pies sin intención de golpearme, luego gire a mi derecha y pude divisar una sombra que me espera en medio de la oscuridad donde la única luz es la luna tenue; veo como aquella sombra se aleja adentrándose más hacia al fondo, lo cual hace que mi curiosidad se eleve y vea que es por lo que me ha llamado. Al llegar no veo más que una cabaña de madera que tiene una luz amarillenta, ubicada a unos metros de los muros de la comunidad.

—Aquí... —escucho una voz y me sobresalto al no ver su dueño —, aquí —veo como una mano se menea de un lado a otro indicando que se ubica detrás de la cabaña.

—¿Ulises? —no hay respuesta —, si esto es una de tus putas bromas juro que te mataré.

—No bajes la guardia, alguien piensa matarte —avisa con tranquilidad, provocando desagrado en mi ser —, te lo digo por tu bien.

—Que pérdida de tiempo...

Me largué de la zona y me dirigí de nuevo a el centro de la comunidad donde el fuego ilumina cada parte del lugar. Seguí caminando hasta que por fin se diera la hora de dormir y poder llevar a Judith conmigo ya que no íbamos a regresar el mismo día, es peligroso y más si está mi pequeña hermana.

Tal y como lo dije, las personas ya se iban a sus casas a descansar y se escuchan los gritos de madres que llaman a sus hijos para que también descansen para el nuevo día; a lo lejos veo como los nuevos amigos de Judith se van despidiendo de ella cada vez que ven que es la hora de ir a sus casas, esperando paciente que mi hermana pueda despedirse de todos ellos para por al fin hacer lo que todos hacemos.

—¡Carl Grimes!

Volteo a ver y es una señora de cuerpo flaco con la cara chupada de las mejillas, haciendo más notable su edad, una señora que viene hacia mi alterada y me llama por mi nombre; yo me quedo quieto en mi lugar hasta que ella venga hacia mí y me explique la razón por la cual me ha llamado a estas horas. Antes que la mujer pudiera soltar alguna otra palabra además de mi nombre, mi hermana ya está a mi lado pidiendo que nos fuéramos con mamá y papá.

—Carl Grimes, necesito de su ayuda.

—Judith adelántate y ve con papá, yo llego en unos minutos —ordeno a mi hermana ignorando las palabras de la señora, mi hermana asiente y se va corriendo hacia el lugar —. ¿Qué es lo que necesita? —interrogo ahora dirigiéndome a la mujer.

ASESINO SERIAL 2 || C.G +16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora