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Ahora deseas que todo sea realidad



De nuevo aquel sueño, en medio del campo verde y estacas que me rodeaban, las mariposas caían muertas al suelo y mi familia no estaba del otro lado de la reja, solo era yo rodeado de palos que me encierran.

—Carl, mira...

Volteo a ver y veo del otro lado a Enid vestida con un vestido morado que cubre todo su cuerpo, cargando a un bebe en sus brazos, cubriéndolo de una manta rosada con flores moradas; ella se acercó a mí y me enseño el rostro de nuestra hija, confundido al no ver en si la cara de un bebé, pero me sentía pleno. Desde las rejas me sentía feliz al ver a mi hija ya nacida y tan bella, quería salir y abrazarla con mis propios brazos, quería tenerla a mi lado, pero las estacas no me dejan y solo puedo verla de distancia.

Comencé a lagrimear junto a una sonrisa de oreja a oreja, verlas a ambas tan bellas y juntas como quería, ver de nuevo esos ojos verdes con manchas azules que nunca me cansaba de verlos, sentir su mirada en mi llena de amor, sentir de nuevo el tacto de su piel por encima de la mía.

—Te extrañamos Carl, vuelve —dice Enid con voz melosa, sintiendo como eso me hace estrujar mi pecho al escuchar de nuevo su voz.

—Yo también las extraño —admito en un intento de no quebrar mi voz.

—Carl, despierta

—Carl despierta.

Abrí mi único ojo y sentía las lágrimas en él, viendo que me encuentro acostado en la cama de la habitación y a mi lado Sabrina que se encuentra sentada a una distancia prudente.

Suspiro soltando todo el aire que contenía, sentir de nuevo el vacío en mi alma que me dejo aquel sueño y tener marcado en mi mente a Enid cargando a nuestra hija, el picor en la garganta no se esfumaba y solo se intensifica al igual que las ganas de llorar. Así era como despertaba cada día, por eso a veces odiaba dormir, tampoco era fácil conciliar el sueño por miedo a soñar algo que anhelo y que sepa que no está a mi lado, trabajo duro para poder dormir cuando el sufrimiento no te deja.

—Te conozco... no lo sostengas más —suelta al aire, la veo confundido y enojado.

—No conoces una mierda de mi —tiro airado y le doy la espalda, mirando que en la ventana se posa una oscura noche —, te dije que te fueras al anochecer.

—Entiendo por lo que estás pasando, me sentí destruida, muerta, la muerte de Manson me afecto demasiado después de que me dijiste que se sacrificó... incluso llegue a echarte la culpa —relata con voz calmada, me volteo para estar boca arriba y verla de reojo —. Luego lo entendí, dejé que aquel rencor se esfumara y luché por vivir, no sobrevivir. Luchar por algo o alguien, ese alguien es mi hija, porque tú me lo pediste Carl, me dijiste que luchara por ella, que siguiera adelante, gracias a ti estoy aquí ¡quiero ayudarte como tú lo hiciste!

—Yo no tengo por quien luchar... me lo arrebataron —añado en un hilo de voz, a nada de terminar llorando —, tú tienes a alguien, es bueno saber que lo tienes y saber que lo hiciste por mí es agradable, pero no busques eso en mi porque no lo vas a encontrar.

—Quizás ahora no lo tengas a tu lado, pero lo tendrás, es de buscarlo, mereces un final feliz Carl.

—Merezco una muerte rápida e indolora, eso es lo que quiero. Ahora no me vengas con relatos inspiradores porque ahora mismo no quiero escuchar una mierda de eso.

—Carl, no me gusta verte así, vine hasta aquí para poder ayudarte. Sé que ahora no quieres a nadie a tu lado, pero no le veo lo justo que estés aquí solo esperando que la muerte toque tu puerta, no quiero verte así, Enid no hubiera querido que estuvieras así.

ASESINO SERIAL 2 || C.G +16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora