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Al fin la paciencia da frutos


Voy caminando por las calles de la comunidad, a plena noche en donde el cielo aún daba sus tonos celestes dando a entender que en unos minutos el azul de su oscuridad aparecería con una linda noche llena de infinitas estrellas brillantes ¿Poético verdad? Pues la razón es que mi padre y Michonne me han invitado a su casa a cenar gracias a un cumpleaños que le habían inventado a Judith, eso es un problema del apocalipsis, se pierde todo y todo también se pierde lo que es las fechas, nadie va caminando sin rumbo en busca de comida y que lleve un calendario en su mochila, al menos no yo.

Antes de irme a la casa Enid y yo fuimos a buscar un regalo a mi hermanita, había tantos que realmente no podía decidirme, pero mi novia me recordó que a ella le gustaba mucho las flores así que vimos un kit de estos de juguete con pala, rastrillo y unas macetas pequeñas... Y un caballo con pelos arcoíris, Enid me dijo el nombre de estas creaciones raras, pero se me ha olvidado.

(nota: escuchen bien hijos de su perra madre, si yo quiero que exista una juguetería en Alexandria la hago y ya)

Llevo una caja envuelta en papel regalo y un pie de fresa y moras -porque a Judith le gusta la mora y la fresa- y camino hacia la casa, emocionado de verla corriendo a mis brazos. Veo la casa y subí hasta llegar al porche y con mis nudillos choco contra la puerta para llamar la atención de quién sea para que me abra la puerta; la entrada se abre y veo a mi mejor amiga, tan solo verme ella sonríe. Sonreí de lado y me acerqué a Michonne para darle con mi brazo libre un amistoso abrazo, al hacerlo sentía la necesidad de más así que no la solté.

—Tranquilo campeón —me separé de su cuerpo para verla con su divertida sonrisa.

—No te veía desde un buen tiempo —admito —déjame abrazarte...

Ella asiente sonriente, pero antes le digo que voy a dejar todo en aquel estante que tiene la entrada, ahora que tengo los brazos libres me aproximo a ella y la enredo en un necesito abrazo; escondo mi rostro en su cuello y siento su aroma característico de ella, un olor inexplicable, la morena también hace lo mismo y siento su mentón recostarse en mi hombro.

Nos separamos de aquel abrazo. Michonne le grita a Judith que yo estoy aquí, antes que ella pudiera verme le doy los regalos a Michonne y le digo que los esconda, entiende y pega la carrera para tener esos obsequios escondidos lo más rápido posible.

Veo a una pequeña castaña correr hacia mí que su rostro va regando alegría y felicidad representada en una amplia sonrisa en donde muestra aún sus pequeños dientes, me coloco de cuclillas para estar a su altura y atraparla en el acto que ella salte a mis brazos; cuando Judith cae me doy cuenta que tiene más fuerza y que pesa más, mis piernas no estaban preparadas para este cambio y me veo venir de espaldas.

—¡Carl!

—Hola hermanita —la abrazo y trato de levantarla para cargarla en mis brazos —haz crecido eh, ya no eres "mi pequeña" —hizo un puchero y me reí ante su gesto.

—Ya no me has venido a visitar —espeta enojada con los cachetes inflados —¿Sigo siendo tu pequeña?

—Claro Judi, siempre lo serás.

—Papá dice que te extraña mucho —informa Judith, la bajo de mis brazos para llegar al suelo y ella se va corriendo hacia Michonne.

Y lo veo parado en el marco de la puerta, mirando con una pequeña sonrisa y siento su tristeza en su rostro, a mí también me llega a afectar su lejanía y admitir que ninguno de los dos ha querido dar el primero paso por querer cambiarlo, él quizás por miedo a mi rechazo y yo por miedo a que lo vuelva hacer, realmente yo ya no es que necesite su atención total porque ya me independicé y vivo con Enid en una bella casa, pero me siento mal porque no siento aquella confianza que como cuando le contaba todo, ahora ni siquiera puedo decirle "te quiero" porque siento que se lo digo a un extraño y me siento presionado por tener que decirlo cuando realmente ni siquiera me nace.

ASESINO SERIAL 2 || C.G +16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora