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Podrías morir sin necesidad de un arma



Amarré a los dos tipos soldados a un poste que ofrecía la casa abandonada, ellos me gritan sin cesar y hacen aullidos que podría tomarlos como una llamada a su manada. Con una patada en la boca hice que uno de ellos se detuviera y que su compañero al ver mi reciente acción dejara de hacerlo, ahora la mandíbula del hombre está tan floja que no puede cerrarla, sangre brota de sus dientes y un grito ahogado se escucha en toda la zona; con mi cuchillo le fui quitando dos de sus dedos y extendí el papel en su cara destrozada, papel que su compañero traía.

—¿Reconoces esto verdad? —él niega y acerco mi cuchillo a otro dedo —, vamos cariño, sabes de quien es esto.

—¡No le digas! —grita el otro hombre atado.

—No me lo hagas hacértelo por la fuerza —no hay respuesta, con la hoja de mi cuchillo voy cortando el dedo con lentitud para hacer sufrir con más lentitud —, así, sigue gritando —su cuerpo se agita y su mandíbula con retraso se agita, dando una imagen desagradable de ver.

Asiente desesperado, sonreí

—Quédate aquí, no hables —chistoseo y él solo puede llorar —, es cierto, ya no puedes.

Me acerco al otro tipo y le extiendo el papel dibujado en sangre las iniciales HTS, las mismas que una vez fueron marcadas en el pecho de Manson. Escupe en mi cara y cierro el ojo al sentir aquel flujo pegajoso encima de mi parpado, con mi dedo quito la saliva y la sacudo para dejarla caer al suelo.

—Si vuelves a escupir te quedaras sin lengua —advierto—, dime todo.

—No diré una mierda —dicho eso saco de mi bolsillo una pinza y la muestro a sus narices —, No te tengo miedo.

Retomo para estar al lado de su amigo y tome sus mejillas para que pudiera estar quieto y que con la pinza pudiera sacar el primer diente, un grito desgarrador retumba en la casa haciendo estremecer al otro soldado, luego me regreso a él decidido a volver a preguntar sosteniendo la pinza llena de sangre la cual sostiene el diente de su compañero.

—Vete al infierno —vuelve a escupir, con la misma pinza le doy un golpe en la mandíbula.

Mientras grita voy revisando sus bolsillos, cuando mis dedos se aproximaron a las bolsas de su pechera me dio más curiosidad por sacar lo que había dentro: una carta y una foto de dos mujeres, un niño y una niña, todos luciendo una sonrisa resplandeciente.

—Ahora se tu nombre, José —digo a la hora de leer las primeras letras de la carta.

—¡Ni se te ocurra!

—"Querido José, amor, me fui con los niños a la comunidad que está a unos metros de la novena bridge, me lleve a los niños, sabes que hunters no es un buen hogar para ellos y sabes que cuando Marcos crezca lo harán soldado, eso no es lo que quiero y no quiero imaginar lo que pase con Danielle, te esperamos con los brazos abiertos, con amor esposa e hijos" —terminé de leer la nota y la guardo en mi bolso —, bonita familia, que pena que sea asesinada por mí.

—¡No lo hagas te lo pido!

—¡Entonces habla de una puta vez! —grité está vez.

—Somos una comunidad ubicada en Whitewater, somos una comunidad pequeña que uso una universidad como refugio, usamos a los hombres como soldados y a las mujeres para satisfacer trabajos... —me coloco de cuclillas frente a él, viéndolo asqueado ante el sistema de su comunidad.

—Los hombres mueren y las mujeres quieren morirse, que buena comunidad para dejar a tus hijos ¿No crees? —pregunto con cinismo y él desvía la mirada con pena —. ¿Sabes que tu mujer no te volverá a ver?

ASESINO SERIAL 2 || C.G +16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora