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Parado en medio de un gran campo verde con un cielo magnifico que poco a poco se vuelve en un atardecer con rayos anaranjados que pegan un calor cálido a mi cuerpo y cara, caminaba alrededor de una roca sin sentido alguno pero mi ser se siente tan pleno que no le importa que por reflejo cierro mi ojo disfrutando al máximo el ambiente. Abrí el mismo por reflejo y vi a mi alrededor que me rodean varios palos demasiados altos de madera, clavados en el campo haciendo una jaula.

Grité, pero no escuché nada más que pájaros cantando, en seguida varias mariposas me rodearon revoloteando a mi lado, mariposas de grandes y bellas alas que vuelan sobre mis hombros y me hacen compañía; una de ellas se acercó a mi brazo y me di cuenta que chupaba mi sangre, quería quitármela pero mi brazo tenia cantados que dan a las vigas de madera, las mariposas me abultaron siendo miles que no me dejaron ver más allá de sus alas, sintiendo como chupan y chupan mi sangre en cualquier parte de mi cuerpo. Desesperado me sacudí, pero era inútil, no podía.

Los bichos dejaron de cubrir mi cara y tan solo veo la cabeza de Judith que me sonríe mostrando su dentadura y haciendo más grandes sus mejillas, a su lado mi padre y mi Madre que también sonreían tan tranquilos mientras pido a gritos que me saquen, sus miradas tornan a malicia al igual que su sonrisa.

—Amor...Amor... Cielo... Carl, estoy aquí, ¡Carl!



Desperté de golpe y sentí mi cuerpo agitado, respiré por la boca al sentir el necesario aire, otra pesadilla, noches en las cuales me despertaba al soñar otra de ellas que abran mi mente y me recuerdan una y otra vez todo lo que perdí y escenarios en los cuales se repite la misma historia. Las pesadillas eran constantes, casi diarias, pero casi nunca logran asustarme y solo me convierten en un amante de la madrugada viendo como mi esposa duerme tranquila, esta no era así, esta me logró asustar.

—Carl... ¿Qué pasa? ¿Qué soñaste? Estas muy asustado —decía sosteniendo mi rostro con una mano.

No dije nada, solo la atraje hacia mí y la enredé en mis brazos sintiendo su barriga en mi abdomen, al sentir aquello y lo que pronto vendría al mundo una hija mía me deja tranquilo: le di un beso esquimal y nos acomodamos para seguir durmiendo, posiblemente yo ya no recupere el sueño, pero ella debe dormir.

—Dime...—me sobresalto al escuchar su voz.

—Duerme cariño, solo fue una pesadilla.

—No fue cualquiera, me asusté cuando te vi temblando, no quiero verte así de nuevo —sonreí enternecido ante su preocupación, tan linda.

—Estoy estresado, fue eso —respondí sin rodeaos, no la convencí, pero sabía que no iba a insistir —, te amo, a ti y a Scarlett.

—¿Te gusta el nombre para la niña? —asiento en un gemido, escuchando su risilla —. No puedo esperar, ya la quiero sacar de mi y poder cargarla ¿Tú?

—Amor, es lo que mas deseo en este mundo —con mi mano voy paseando por detrás de su nuca y en medio de la oscuridad logro besarla —, duerme, mañana seguiremos hablando.

En cinco minutos escuché los ronquidos de mi esposa, cayendo en cuenta que ella ya cayó en el sueño; mire un punto fijo sin tanto plan, solo lo veía, no había pensamiento en mí que no fuera una inspección del marco de la puerta y las chamarras colgadas en la pared junto a mi sobrero.

¿Sería buen padre?

¿Puedo ser un buen padre?

¿Podré ser un buen padre para Scarlett?

¿Soy capaz de cuidar a ambas?

¿Seré capaz?




Cayo la tarde y ordene a varias personas del comité que fueran de casa a casa que avisaran de la nueva reunión, ellos obedecieron mis órdenes y salieron corriendo, viendo cómo van tocando puertas y solo dejan informado. Me fui a la iglesia a prepararme para la información que iba a dar y como se lo iban a tomar, aunque era algo de no preocuparse mucho; las personas entraron y toman asiento en las bancas del lugar, viendo ahora a los niños y adolescentes al lado de sus progenitores, sonriendo al ver que una niña junto a su hermano se acerca a mí y me entregan una hoja de papel, me despedí de ellos con arremolinar su cabello y a la niña con un abrazo.

Extendí la hoja de papel y vi un dibujo, era yo con una espada peleando contra tachones verdes con manchas azules, una sonrisa nasal escapó y guarde el dibujo en uno de mis bolsillos.

—Hace unos días Maggie me hizo saber sobre un aviso que El Reino nos da, felicitando a el esfuerzo de los soldados de Alexandria que lucharon contra los Hunters... la comunidad fue exterminada —los gritos y aullidos de alegría resonaron en todo el lugar —. Con eso, El Rey Ezequiel nos invita cordialmente a una celebración por una victoria más, a todos los de la comunidad, partiremos por la mañana cuando el sol de la suficiente luz para iluminar nuestro camino.

Las personas salían felices del lugar, sonrientes ante la fiesta que se venía.







ASESINO SERIAL 2 || C.G +16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora