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¿Será buena idea formar una familia?



2 meses después

Hilltop

Las puertas de Hilltop se abren a mi merced dejando ver de nuevo el interior de la comunidad, como la gente pasea y hace trabajos para mantenerse de pie y ver a Maggie cabalgando un caballo en el establo. Salude a los guardias como de costumbre y a los demás que me saludaban con una sonrisa.

—¡Buh! —volteo con normalidad y reí a lo bajo al ver a Sabrina decepcionada por no lograr asustarme —, a la próxima juro que si te asustaré.

—Quiero ver eso —sonreí y baje a su barriga, aturdido de no ver una de tamaño de una sandía con ella, la veo a los ojos asustado y ella solo sonríe —¿Dónde está el bebé?

—Lo perdí... —pasmado en mi lugar ante dicha información, sin creer lo que me acaba de decir —, es mentira, ahora está conmigo siendo lo mas bello ante mis ojos —solté un suspiro aliviado —¿Si te asusté verdad? Te lo dije.

—Lo admito, pero ¿Dónde está ella?

La seguí en las calles de la comunidad, hablamos tranquilos sobre qué ha pasado de nosotros y como nos van las cosas en la vida, relatando que nada fuera de lo normal nos ha pasado; pregunté, con algo de nerviosismo si iba a sonar absurdo, pero al final pregunté a ella si la comunidad ya sufrió lo de la evolución de los caminantes, hasta cierto punto aliviado de que ellos ya lo habían notado pero que fueron capaces de detenerlos antes de entrar –algo en el cual fallamos-. Llegamos a su casa que ahora era diferente y no eran remolques si no una casa en sí, nos adentramos en ella y los tres ambientes se podían ver desde la puerta.

—Espera en la sala si gustas —sugiere y asiento, ella se va hacia una habitación y yo me dirijo a la sala.

Observe alrededor de la sala de estar, adornada de flores en su mayoría de colores calientes –rojo, amarillo, naranja- sillas de madera estilo rustico y una mesa decorada con un trapo blanco cruzado; cuando iba a sentarme en la cómoda silla escuche los llantos de un bebé, me acerqué a Sabrina y tome a su retoño de los brazos para atraerlos a los míos, sonriendo bobamente de ver aquella niña, viendo el reflejo de Manson en ella.

—¿Cómo se llama? —pregunto sin dejar de ver a la niña.

—Michelle, Michelle García.

Sus facciones me dan a entender que tiene como mínimo tres meses de llegar al mundo, ella estira sus pequeñas manos hacia mí y por inercia acerco mi cara para sentir su tacto, cerré mi ojo al sentir aquel sentimiento agradable, enternecido por el momento. Me separé de ella para verla a los ojos, tenía el mismo color grisáceo que una vez Manson tenía, ver la cara de él en la suya me oprime el cuerpo y nostalgia en mi ser.

—Carl, no llores frente a la niña —veo a Sabrina y en un rápido movimiento me limpio la lagrima brotante de mi ojo.

—Lo siento... es hermosa —camino en toda la sala junto con la bebé —, te pareces mucho a tu padre pequeña, espero cuando crezcas tengas el mismo corazón de oro que él tuvo, tu padre era un gran hombre —sonreí al ver que ella empieza a reírse sea cual sea sus razones.

La niña de la nada empezó a llorar sin control y fui a Sabrina a entregársela, como si de maternidad fuera ella empezó a arrullarla hasta que pudiera calmarse, al no ver resultados empezó a subirse la blusa y darle de lactar a su hija.

Le acabas de ver la teta.

Reí a lo bajo ante mi tan intruso pensamiento, negando mientras tomo el puente de mi nariz.

La veía sentada en una de las sillas mecedoras de madera, verla así mientras alimenta a su retoño me atrae de nuevo a la plática de Carol "¿has pensado en tener hijos?" fue aquello que retumbó en mi cabeza, pensando si realmente quería y si Enid también quiere ya que es una decisión de dos; ver a Sabrina con su bebé me trae ternura, deseo, anhelo, pero me siento confundido y con miedo de que todo salga mal, que por obras de la vida lleguen a quitarme a mi hijo he incluso a mi esposa, si llega a pasar no podría vivir con eso, sería la gota que derrame el vaso de mi cordura y quizás llevándome a la muerte, un acto de suicidio.

—¿En qué tanto piensas? —la voz de mi amiga me atrae a la realidad, pero aún me siento mareado —, no dejas de ver a la niña.

—Lo siento.

—Deja de disculparte, puedes contarme si quieres —asiento y me recuesto de cabeza atrás en el respaldo de la silla, cansado —, algo te tiene confundido, lo sé.

—¿Acaso lees mentes? —pregunté con sarcasmo y reímos al unísono —. Hace un tiempo tuve una plática con unos familiares, estuvieron desde el principio de toda esta mierda por lo que me vieron crecer. El punto es: me invitaron a una cena, la cual me preguntaron si en mis planes era tener un hijo...

—Me parece bien, ¿Cuál es el miedo?

—Miedo de perder...

—No entiendo —contesta Sabrina con confusión en su voz.

—Perder a mi hijo Sabrina, perder a mi esposa, perderlos a ambos quizás, cuando pase eso yo... no podría vivir con eso, no puedo —termino en un suspiro cansado lleno de melancolía, ella aprieta los labios al verme en ese estado —, ese es mi miedo, ver a niños jugar es bonito, anhelo que un mío también pueda jugar con más niños ¡Pero tengo miedo! Miedo de que muera, miedo que me lo arrebaten.

Tomo mi cara con las palmas de mis manos y mi inclino hacia adelante hasta que mis codos quedaran sobre mis piernas, sintiendo como ella se acerca a mí y me acaricia la espalda para tratar de reconfortarme, sintiéndome mal al ver que ella se quedó sin su acompañante de vida y que lucha por criar a su hija por si sola.

—Te entiendo Carl y tú más que nadie lo sabe —asiento con afirmación al saber de lo que habla —, no sabes que está escrito en tu destino, pero el miedo solo te alejara de lo que tanto anhelas...

—Quiero ser padre... —admito en un acto de valor en medio del miedo —, realmente quiero serlo, quiero tener a un crio, pero ni siquiera sé si Enid quiere tener uno.

Escuche su risilla, viéndola confundido por su reacción tan inesperada.

—Créeme, ella va a querer tener uno contigo, solo necesitan hacerlo saber del uno al otro. Cuando quedé embarazada me asusté tanto pensando que Manson me iba a mandar a la mierda con todo y niño —reí a lo bajo por la forma tan tosca de relatar, recordando como Daryl cuenta las cosas —, pero se lo hice saber y me di cuenta que tenía al hombre correcto, uno que hizo célebre mi embarazo y gritando a media comunidad que iba a ser padre.

Sus ojos se tornaron cristalinos y lágrimas silenciosas corrieron por sus mejillas, pero ella aun sonríe al contarme como era el amor de su vida: Manson, Sabrina aun le duele su recuerdo, pero sigue adelante cual sean sus razones, por su hija.

—Lo siento, aun duele ¿Sabes? —acepto dándole la razón mientras ella se limpia las lágrimas —. Solo hazlo Carl, arriésgate, no pierdes nada con intentarlo, solo te pido que no veas mi situación porque no todos sufrimos lo mismo.

Maggie...





Capitulo hipercorto, no os quejéis

ASESINO SERIAL 2 || C.G +16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora