Capitulo 36 Esto no era lo que pensaba.

76 6 1
                                    

Dos semanas después del último capítulo....

Bruce Wayne:

Harley ahora tiene siete meses de embarazo y está un poco...

Sensible. Por cualquier cosa pelea, llora o se ríe. No sé si me ama o me quiere matar.

Es sorprendente sus cambios repentinos de humor.

Ahora casi no duerme, aveces no tiene ni apetito.

Y aveces duerme todo el día y se come todo lo que encuentra.

Es algo de locos.

Lo bueno es que ya no vomita como antes. Ahora, solo vomita una ves a la semana.

Pero sinceramente prefería cuando me peleaba por una galleta. Ahora me pelea por otras cosas que son aún mayores.

—¡MALDITA SEA!—Escuche un grito proveniente de la habitación.

Subi rápidamente las escaleras y llegué a nuestra habitación notando que Harls se estaba tratando de colocar unos tenis y no lo lograba.

Asta que los lanzo contra la pared.

Además de eso note un poco de ropa tirada por doquier.

—Odio estar gorda como un puto rinoceronte!—Dijo totalmente molesta.

Me acerque a ella sigilosamente y la abrace porque sabia lo que se venía.

—N-no se po-porque ya no me queda mi r-ropa!—Dijo torpemente entre hipidos.

Había empezado a llorar.

—Cariño, no llores—Dije con un deje triste.

—Pe-pero estoy GORDA!!—Dijo torpemente con voz mocosa.

—No estás gorda Harls es algo temporal, eres hermosa —Dije con la voz más amorosa y calmada que pude refutar.

Ella siguió llorando desconsoladamente.

—No lo soy, soy horrible

Ay señor...

Usa la artillería pesada, Bruce

¿Quieres un helado?—pregunte con una sonrisa.

—NO!!!—Grito con voz mocosa.

Que fue el mal que yo hice?

¿Porque?—Pregunte confundido y aturdido por su gritó.

—Porque eso me engorda más—Dijo indignada.

—¡Pero no estas gorda!

—Si lo estoy!

—No, lo estás —Insistí.

—Ay!! Bruce...—Chillo dramáticamente mirándose en el espejo.

—Eres hermosa, te lo juro eres la mujer más bella de este universo y joder me vuelves loco—Le dije en su oído mientras la abrazaba por la espalda.

La cuál estaba desnuda ya que está belleza de mujer estaba solo con ropa interior.

—Si te incomoda mi ropa puedes colocarte la mía no tengo ningún problema con eso. Y tampoco tengo problema con que estés así todo el día, sería un deleite para mis ojos—Sonreí, besándole la mejilla.

Ella se le colocaron las mejillas rojas al instante.

Cuando me separé de ella lentamente y hice un ademán de irme a acostar en la cama ella me detuvo y me abrazo fuertemente hundiendo su cara en mi pecho.

Hora de ir a casa QuinnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora