28 CAMBIO DE PLANES.

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JOE.

Durante tres días no hubo señales de Sharon que creí que por fin me había librado de ella, hasta que una desafortunada tarde la vuelvo a encontrar.

Me he dado cuenta que realmente tiene miedo pues antes era muy típico verla en el centro comercial o por los alrededores, pero desde nuestro problema ya no salía, posiblemente ni siquiera para tomar el sol cosa que no me disgusta, pero sí me hace sentir una sensación extraña.

La veo acercase a un vendedor ambulante que vende aguas freecas y repitiendo el patrón anterior me acerco, como es de esperarse apenas me ve su nerviosismo la delata, está vez no digo nada hasta que escucho al vendedor decirle que no tenía suficiente cambio para darle, entonces aprovecho.

-Si quieres yo te pago el agua - le digo y saco mi cartera.

-No es necesario, gracias - contesta tajante.

-Andele señorita, aecepte la buena voluntad del joven - bromea el vendedor con ella.

-Ya ves hasta el señor sabe que es buena voluntad - sonrío -, anda acepta no seas testaruda.

-Te he dicho que no - molesta me mira -, mejor le dejo aquí el agua y voy corriendo a mí casa por dinero - se refiere al vendedor.

-¿Es enserio Sharon? - digo indignado.

-Sí, ya no confío en tu "buena voluntad" - concluye y se va.

Al segundo de escucharla mi sangre comienza a hervir en coraje, ahora no solo me había dejado solo sino también en ridículo frente al hombre que no sabía ni dónde meter la cara por la incomodidad del momento

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Al segundo de escucharla mi sangre comienza a hervir en coraje, ahora no solo me había dejado solo sino también en ridículo frente al hombre que no sabía ni dónde meter la cara por la incomodidad del momento.

Totalmente exaltado y enfurecido por su actitud regreso a mi departamento donde se encontraba Damián esperándome, apenas entro arrojo con maxima fuerza mi chaqueta sobre el sillón dirigiendome después a la nevera para sacar una cerveza, todo esto mientras Damián me observa.

-¿Pues qué te pasó? - pregunta extrañado Damián.

-Me tiene harto, Damián ¡HARTO! - exclamo con furia.

-¿Quien? - arque la ceja, descolocado.

-¿Quién más va ser? la estúpida niña esa - señalo fuerte.

-¿La viste? - cuestiona con sorpresa.

-Sí, la encontré de camino a casa después de comprar los cigarros - doy un trago a la cerveza -, me humilló.

-¡Que! Pues ¿qué pasó?

-La encontré comprando un agua fresca y me ofrecí a pagar la estúpida agua porque no tenía suficiente cambio el vendedor y la muy... - resoplo por la nariz y cierro el puño fuerte -, me rechazó.

-Vaya - ríe divertido -, entones la princesita tiene agallas.

Le dedicó una fulminante mirada que entiende el mensaje y vuelve a la seriedad del asunto.

-Prefirió ir corriendo a su casa por dinero antes que dejarme pagar y por si fuera poco me restregó en la cara que no confía en mí, ¡es una tonta!

-Bueno era de esperarse, yo creo que lo que tú tienes que hacer es...

-No olvídalo, se acabó - digo tajante -, no voy a mover un solo dedo por esa niña mucho menos voy a estar arrastrándome por ella.

Me recuesto en el sillón cubriendo mi cara con un cojín.

-Tendremos que pensar en otra cosa, lástima, ese era un gran plan - lo escucho decir.

-Acepté hacer esto porque sé cómo llegarle - descubro mi rostro -, lo sé perfectamente, pero no va funcionar por el simple hecho de que ella me tiene miedo y por eso ya no me cree.

-¡Eso es! - chasquea los dedos - ella no te cree porque solo ah visto la parte mala de tí, pero si ve algo lo suficientemente bueno su pensamiento va a cambiar.

-No creo que yo pueda hacer algo para que su pensamiento cambie, ya ves, intente pagarle el agua y se negó.

-Porque son cosas mínimas Joe, ella necesita estar realmente en un apuro para aceptar tu ayuda.

-¿Cómo cuando le ayude a subir las 10 mil maletas? - viaja mi mente a los recuerdos.

-Exacto - me señala -, incluso algo más grande.

-¿Que sería algo más grande? - cuestiono más curioso.

-No se, un peligro inminente o un susto tal vez.

-Quieres que la salve de fantasmas en su casa ¿o qué? - suelto una risa divertido.

-Fantasmas no, ¿pero qué tal de un robo? - sonríe de forma maliciosa.

-¿De que hablas? - arqueo la ceja.

-Escucha, ¿qué tal si montamos un falso asalto? - piensa unos segundos - sí, sí, lo tengo.

<< Mi primo estudia actuación y le puedo decir que se vista como un ladrón, tú sabes, capucha, de negro y todo eso, entonces la asustamos con un falso asalto hasta que aparezcas tú y al mero estilo de los Avengers la salves, lo sé, soy grande >>

Sonríe satisfecho.

-Es la idea más tonta que he escuchado, en primera podría darse cuenta que es falso, en segunda aquí hay mucha seguridad y en tercera ¡VA A DENUNCIAR!

-No sí lo planeamos bien -señala - como por ejemplo que sea en un lugar sin tanta gente, sin cámaras obviamente, encapuchando a mi primo y por último tú asegurándote de que no denuncie.

-Suena a mucha coordinación y sinceramente odio coordinar - doy un trago a la cerveza.

-Por eso no te preocupes, yo me encargo de llamar a mi primo, ambientar todo y por supuesto decirte que hacer para que salga todo bien ¿Qué dices?

-Bueno pues si yo no haré nada está bien, hagámoslo, pero eso sí, sí algo sale mal te echaré la culpa a tí - lo señalo.

-Lo único que va a pasar es que tendrás a la princesita en tus manos - guiña el ojo.

Chasing HappinessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora