Capitulo 8

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Lucia era hermosa cuando estaba en el escenario, porque cantaba canciones dulces de amor y algunas amargas, porque hacía que las chicas suspiraran y se derritieran a sus pies, pero era aún más hermosa porque mientras cantaba canciones cursis miraba a Amity como si fuera la única persona entre la multitud. Como si solo existieran ellas dos.

—"I'm so hot for her, I'm so hot for her, I'm so hot for her and she's so could" —cantó Lucia y la multitud explotó en gritos.

El rostro de Amity se volvió totalmente rojo, la letra era muy clara y sobre todo la forma en la que Lucia la miraba le provocaba escalofríos en todo el cuerpo, le recuerda lo que hicieron hace media hora en la camioneta y a pesar de que se sintió muy aterrador está feliz. Porque a pesar de que todas miran a Lucia ella solo puede ver a Amity.

—Es muy buena —exclama Luz a lado de la Blight quien asiente—. ¿La acompañas mucho a estos lugares?

—Solo cuando mis padres no están en casa —confiesa Amity con una sonrisa—. Lucía dice que es peligroso que me quede sola porque mis hermanos siempre se escapan a fiestas.

Luz comienza a charla con Amity por lo que la pequeña Blight ignora la presentación logrando que el humor de la cantante cambie muy rápido a uno lleno de ira pero no lo demuestra, finge que está de buen humor mientras canta frente a todos.

—¿Te gustan las libélulas? —cuestiona Luz con una sonrisa brillante.

—Mucho —respondió la Blight con brillo en los ojos. Era la primera vez que alguien quería hablar de insectos con ella.

—Vi unas hace rato, vamos —exclamó Luz tomando la mano de Amity quien se dejó llevar.

La menor de los Blight se preguntaba a sí misma como Luz podía ser tan diferente a Lucia porque su tacto no dolía, no era amargo y mucho menos la hacía sentir en pánico. Luz la hacía sentir como si estuviera en un paseo dulce, segura de que en el camino no abrían malas sorpresas. Y eso era lindo. Luz era linda.

(...)

Luca había pasado los últimos 20 minutos tratando de no caerse de ebrio, el chico había tomado la mala elección de tomar algo que Scarlette la tecladista de la banda de Luz le ofrecía lo que fue suficiente para hacerlo sentir demasiado mareado en muchas formas extrañas.

—Eres lindo —exclamó Scarlette acariciando la mejilla de Luca quien comenzaba a ponerse nervioso—. Muy lindo.

Antes de que el castaño pueda responder los labios de Scarlette roban los suyos, Luca comienza a sentirse incómodo porque las manos de la chica se enredan en su cabello tratando de que el beso sea más profundo pero el simplemente no tiene idea de cómo reaccionar.

—Aléjate de mi hermano —exclama Lucia alejando a Scarlette quien rueda los ojos.

La tecladista solo suelta un bufido de fastidio para mirar a Luca quien está totalmente rojo. El chico agradece a su hermana quien solo le sonríe para despeinar su cabello en una caricia que le recuerda a cuando él era más pequeño.

—Scarlette tiene el gusto peculiar de salir con alfas más jóvenes —comenta Lucia encendiendo un cigarrillo—. Aléjate de ella cuando este ebria.

Luca asiente y mira la pantalla de su celular ha pasado un largo rato desde que Amity y Luz se marcharon por lo que es momento de ir a verlas pero en ese estado está seguro de que no podrá ni siquiera caminar decentemente.

—¿Puedes ir por Luz y Amity? Están en el parque de a lado —pide Luca cerrando los ojos con pesadez.

Lucia asiente pero aprovecha para llamar a un taxi para que lleve a su hermano y a Luz a casa ya que ella aún tiene que cantar un par de canciones antes de terminar la noche.

(...)

Amity está dormida en el hombro de Luz quien continua escucha con tranquilidad la melodía Blackbird, la guitarra es suave y la noche es realmente fría, a su alrededor puede ver adultos y jóvenes salir alegres del bar, puede escuchar las risas pero también puede sentir el calor de Amity. Un calor amable, una sensación tan cálida que inunda su pecho mientras la música continua.

—¿Esta muy cansada? —cuestiona Lucia agachándose a la altura de las niñas.

—No comió en la tarde —cuenta Luz sorprendiendo a la mayor—. Se sentía muy cansada y pensé que sería buena idea salir a tomar aire.

—Fue una buena idea —asegura Lucia quitando un mechón rebelde del rostro de la Blight.

—Ella es muy linda —exclamó Luz con una sonrisa que solo podía significar ese enamoramiento infantil que todos tenían alguna vez—. Amity es realmente hermosa.

Lucia trata de ocultar la mueca de celos en su mirada por lo que toma a Amity entre sus brazos con cuidado de no despertarla, mira a Luz quien asiente y camina al bar para alcanzar a Luca y asegurarse de que su hermano este bien.

—Hola —murmura Amity con la voz cansada.

—Hola princesa —responde Lucia besando delicadamente la mejilla de la Blight.

—Tengo sueño —confiesa la peliverde ocultando su rostro en el cuello de Lucia—. ¿Ya vamos a casa?

—Todavía faltan un par de canciones —comenta la alfa con una sonrisa—, pero prometo que cuando lleguemos a casa dormiremos toda la noche.

—Está bien —murmura Amity inhalando el aroma de Café de Lucia relajándose mucho más de lo que le gustaría—. Te amo.

—Yo también te amo princesa —aseguró la alfa besando la frente de la pequeña.

Amity no respondió porque se quedó dormida rápidamente. Lucia continuó caminando sin mucha prisa mientras recordaba el dulce "te amo" de Amity que se repetía una y otra vez en su mente haciéndola sentir mucho mejor de lo que espero.

Después de un rato Luz y Luca se encuentran camino a casa. Amity decidió esperar a que Lucia terminara su concierto para ir a comer algo después por lo que nadie puso objeción alguna en absoluto.

(...)

El cuerpo de Amity cae en la cama suave debajo de ella y a lado siente el peso de Lucia quien apesta a alcohol y cigarrillo. Después de que el concierto termino la castaña insistió en quedarse un rato más y antes de que se diera cuenta estaba tan ebria que no podía conducir en absoluto.

—¿Te he dicho que eres hermosa? —cuestionó Lucia tomando el rostro de la pequeña Blight entre sus manos—. Porque lo eres, eres el ser más malditamente hermoso del mundo.

—Tú también eres hermosa —comenta Amity con una sonrisa de lado.

Lucia sonríe y besa a la joven, toma su cintura sentándola sobre su regazo, dejando que sus manos viajen libremente por el cuerpo de Amity quien tiembla ante las caricias que suben de tono volviéndose descuidadas y posesivas con prisa.

—Todavía está dentro —exclamó Lucia mordiendo el labio de la Blight quien asintió—. Quiero intentar algo.

Amity solo cerró los ojos, era la primera vez que estaba tan nerviosa y todo por culpa de lo que había pasado en la camioneta, no quería volver a sentirse así de rara pero tampoco quería molestar a Lucia y terminar peleando.

—Alguien me dio esto —exclamó la alfa sacando dos pequeñas pastillas azules de una bolsa pequeña—. Quiero que pruebes una de ellas.

—No estoy segura —murmuró Amity alejándose un poco de Lucia, quien rápidamente la tomo de la nuca jalando su cabello hacia delante.

—¿Pensé que habías dicho que me amabas? —la voz de la Noceda se escuchó extrañamente dolorosa—. No lo haces, yo no te importo.

—Me importas —se apresuró en decir la peliverde.

—¿Lo harás? —cuestionó Lucia volviendo a su actitud tierna de antes.

Amity miro el objeto con duda, sus hermanos le había dejado en claro lo peligroso que era consumir alguna sustancia que cualquier persona le ofreciera, pero Lucia no era cualquiera... Era su novia, era quien la cuidada, ella jamás la lastimaría porque la amaba. Con eso en mente la Blight trago la pastilla.






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Favorite Crime - Lumity (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora