Prólogo

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La odiaba. Odiaba la música fuerte que parecía gritarle que era una idiota. Odiaba el sabor de la marihuana en sus labios. Odiaba la amargura en su paladar cada que la cerveza bajaba por su garganta. Odiaba marearse entre el humo, el alcohol y las luces de neón. La odiaba a ella.

Odiaba su vida, su cabello castaño, el color de sus ojos, su cuerpo, sus labios, su sonrisa. Odiaba ceder con una rosa después de que "ella" tuviera un ataque de celos, odiaba el dolor de sus caderas después de tener relaciones. La hacía sentir sucia, enferma, le provocaba arcadas y unas ganas alarmantes de quedarse dormida mientras "ella" la tocaba y le repetía que "era una buena niña".

Pero estaba bien. Porque en el fondo de todas las drogas, los conciertos hasta la madrugada, el poco respeto que le tenía al tener relaciones, el dolor en sus piernas, el dolor en su corazón, Amity sabía que la amaba.

La amaba porque cada canción era para ella, porque cada ataque de celos era culpa de la menor, porque mientras estaba entre sus brazos parecía que nada en el mundo podría lastimarla. Y estaba bien de esa forma.

Amity no quería algo dulce, no quería arcoíris y poemas de amor, solo alguien que le permitiera quedarse a su lado mientras su mundo se caía a pedazos, mientras sus padres discutían incesantemente, mientras Edric y Emira escapan cada noche de fiesta, mientras Amber ignoraba su existencia completa, mientras Lucia la espera cada noche fuera de su ventana dispuesta a cumplirle cada capricho.

Tal vez no la odia tanto. Tal vez incluso la ama aunque duela tanto que quiera morir, aunque se sienta sucia cada que "ella" le exige que se quiete la ropa, aunque nada sea tierno. Pero no importa. Nada importa cuando solo deseas morir.

Favorite Crime - Lumity (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora