Capitulo 34

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Había caído la noche, pasamos un increíble día, ya habíamos cenado y ahora estábamos en el sillón viendo las fotos que nos tomamos.

–Mi cara–Digo y ella ríe.

–Salistes muy pensativo ahí.

–Y tu salistes muy linda.

–Esta, a la señora se le movió la cámara–Dije y ella asiente.

–Si pero ya las otras las tomo bien.

–¿Oh y las fotos que nos tomamos en la cabina?–Pregunto.

–En mi bolsa.

Ella estira su mano y agarra su bolsa, se acomoda a mi lado y la abrazo más a mi.

–Aquí están.

–Huy esta es mi favorita–Dije mirando la foto donde nos estamos dando un beso.

–¿Nos dividimos las foto?–Pregunta.

–Si, iré por unas tijeras ya vuelvo–Dije y me levanto.

Camino hasta la cocina y busco unas tijeras en los cajones y las encuentro, regreso a la sala, me siento a su lado.

–Entonces cuales quieres.

–Mm estas–Dije.

Ella las recorta y me da mis foros y ella se queda con las otras, las observó y sonrió, veo su linda sonrisa en cada foto y sin duda soy el hombre más afortunado al tener tremenda mujer a mi lado.

–Estas irán a mi habitación, ahí en mi buro–Dije y ella sonríe.

–Las mias igual, irán a mi buro de mi habitación.

–Pasamos un día muy agradable.

–Demaciado, fue un día increíble–Dice y yo beso su mejilla.

–Vamos a la habitación, hay que descansar ya mañana te regresas, y no quiero–Dije en tono triste abrazándola.

–Yo tampoco me quiero ir, pero tengo que regresar a mis labores–Dice acariciando mi mano.

–Lo se, ¿no te veré este fin de semana verdad?.

–No, mis papás no me dejaran venir este fin, sería hasta el otro o si no hasta en dos semanas.

–Y si le decimos a tus padres que me gustas y que somos algo, para que te dejen venir cada fin de semana o cada que puedas–Dije acariciando su mejilla.

–Crees que así me dejaran.

–Yo digo que si.

–Pero cuando le diremos, me pone nerviosa lo que vallan a decir–Dice.

–Pues no lo se, mañana.

–Mañana, no espera un poco más.

–Hablare yo con tu padre, le diré que me atraes y pues que queremos intentar algo, espero y todo salga bien.

–Pues que dios te bendiga mi amor–Dice y yo rio.

Seguimos conversando en como le haríamos, después de quedar de acuerdo ahora si subimos hasta mi habitación, más bien nuestra habitación.

Entramos y ella comienza a doblar la ropa que había lavado después de llegar del viaje, entre los dos lavamos nuestra ropa sucia, ayudo también acomodar su maleta.

–Si no cabe lo que llevas, yo te empresto una maleta–Digo mirándola y ella asiente.

–Yo creo que tendrás que emprestar me una, por que todo lo que me has comprado no cabra–Dice.

Die For You 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora