Día de perros.
Jorgue
Me sentía desesperado por no poder encontra a Silvia, pensaba en que si le habían hecho algo me aterraba esa idea, no podía ir a la policía a denunciar su desaparición porque aún no pasaban 24 hrs, odiada estas putas leyes de mierda, mientras uno esperaba esas 24 horas algo pudiera pasarle a la victima.
Ya hasta había llamado a Susana para avisarle que si llamaba me llamara a mí de inmediato, yo sabía que Silvia le iba a pedir que no me dijera pero Susana me tenía sumamente confianza y por el tono que me escucho de preocupado me llamaría yo la conocía.
Regrese al departamento, me senté en la sala en cuanto estuve ahí, Alma llamaba a su celular, le intentábamos los tres para ver si alguno nos contestaba pero nada.
Ellos se quedaron dormidos abrazados en el sillón, sentía que mi cabeza iba a estallar, tome el medicamento que me dio para dolor el doctor, al poco rato que me las tome sentí una pesadez y me dormí.
Escuché un teléfono sonar y desperté, era mi celular y vi sobre la pantalla oficina, me levante y tome la llamada—
—Buenos días señor, perdón por llamar a esta hora—. Escuché a Susana.
—No te preocupes Susana, ¿pasó algo—. Le dije mientras bostezaba.
—Doctor Silvia apareció acaba de llamar para decir que venía a trabajar—. Me dijo.
—Gracias Susana en un rato nos vemos—. Termine la llamada.
Me levante, agarre las llaves de mi carro, que por cierto no estaba aún arreglado del vidrio roto.
Me diriji hacia el hospital, estaba sumamente nervioso; yo sabía que Silvia no me quería ni ver pero le tenía que explicar todo porque mi corazón la había elegido a ella y era la adecuada.
Llegué al hospital y subí hacia la oficina de ella, tengo dolor en mi herida pero me estaba valiendo madre la verdad yo sólo quería ver a Silvia y ver qué estuviera bien, ya después me preocupaba por mi.
Me senté en la silla de ella y le di la espalda a la puerta, no sé cuánto tiempo pasó pero sentí como abrían la puerta y ahí fue cuando me di la vuelta y la vi, por su cara se veía que no había dormido...
Silvia
Si quería hablar con él pero algo me decía que no, así que decidí escucharlo a pesar de las cosas que estaba sintiendo en este momento—
—Bien, vamos hablar largo y tendido Salinas, pero aquí no yo tengo que trabajar y mi turno acaba hoy a las 6, te veo en la casa—. Le dije tratando de no llorar.
—Silvia pero...—. Lo interrumpí.
—Ya te dije en el departamento nos vamos a enfrentar tú y yo—. Me di la vuelta y salí de mi oficina.
Me fui a mi área de pediatría y empeze a checar a mis mini pacientes que tenía ahí, siempre tenía niños nuevos, en el área de Quimioterapias ya conocía a casi todos, aún que hoy llego un nuevo niño, sus ojos verdes y su piel bronceada lo hacían ver bello, la mamá junto con él se veían muy humildes, yo socializo con todos siempre me gusta llevarles dulces o algún juguete que compre para todos, la primera vez les lleve peluches chiquitos, la segunda dulces y creo que la otra carros, no recuerdo bien porque con tanta cosa que tengo en mi mente ahorita se me va la onda.
Fui a presentarme con la mamá del niño, que lo veía en su mirada algo estaba pasando, arrime un banco y me senté a su lado para conversar—
—Hola mucho gusto soy la Dra Silvia, no había visto estas caras por aquí e el hospital, ¿Son nuevos?—. Les dije
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El destino
RomanceSilvia una joven de tan solo 20 años pasó la desgracia de su vida, después de sufrir un abuso de parte de tu pareja Fernando y que el pasado no la dejara en paz. Decidió irse a estudiar a Roma, Italia para librarse de su pasado y sus tormentas. Lo q...