Capitulo 16

47 1 0
                                        

Enfrentamientos

Silvia

Hay estaba yo sola en la habitación de él, sentía que todo mi cuerpo temblaba de la emoción—

—¿Como que pecas?—. Me dijo con una sonrisa picarona.

—Sobre lo del beso Jorge, y lo que dijiste que te gustó—. Le dije viéndolo a los ojos.

—Eso qué pasó Silvia fue real, yo sé que tengo fama de mujeriego pero por primera vez en mi vida me enamoré de alguien y esa eres tú, créeme que hice todo lo posible por evitar este sentimiento pero el corazón traiciona siempre al cerebro—. Agarro mi mano.

—Yo....yo Jorge no sé qué decir, yo también estoy sintiendo cosas pero tengo miedo salir lastimada como..—. Me cubrí el rostro con mis manos para que no viera que me estaba llorando.

El me quitó mis manos y levantó mi rostro para que lo viera a él—Hey no llores pecas, créeme que yo no te haré daño, por ti soy un hombre bueno, mi pasado a quedado atrás desde el momento que te conocí—.

No podía creer todo lo que me estaba diciendo me parecía irreal todo, por mí dejo todo lo que era atrás a pesar que yo le dije que era un mujeriego.

Le sonreí y el agarró una de mis manos y la beso, se hizo a un lado en su camilla y con su mano me hizo señas de que me acostara alado de él—

—Jorge te voy a lastimar no puedo acostarme ahí, me iré al sillón—. Le dije mientras me levantaba de donde estaba.

—No pecas, se ve en tu rostro que no has dormido nada así que ven acuéstate aquí a mi lado—. Me volvió hacer la seña.

—Jorge pero...—. Me miro triste y me interrumpió.

—Ok Silvia como tú desees aquí hay suficiente lugar para ambos, no me vas a lastimar—. Me dijo.

—Conste Jorge no más porque quiero estar cuidándote, solo te advierto yo doy patadas y manotazos—. Le dije con una pequeña risa.

—No te preocupes pecas—. Abrió la cobija y acomodó la almohada.

Me quite los tenis, el saco y me fui a acostar a su lado, me recargue en su pecho, tratando de evitar no lastimarlo en su herida, lo mire una última vez más y sentí como me dio un beso en la cabeza y me dormí.

Jorge

Verla aquí dormida tan tranquila me hacía sentir tan tranquilo, ver cada una de sus pecas, no eran muchas pero me bastaba su pelo ondulado color castaño con ese rico aroma a fresas me llegaba a mis fosas nasales, ver su cuerpo tan indefenso y pequeño junto al mío, a lo que veía en su rostro no había dormido en lo que yo estuve sin despertar.

Escuchaba cómo soltaba pequeños ronquidos, su mano en mi pecho me hacía querer dormirme yo igual, pero ahora yo la tenía que cuidar a ella.

Tocaron la puerta y dije "pasen" muy bajito, porque no quería despertar a Silvia, era Rene y Alma, se acercaron hacia donde yo estaba y vieron a Silvia ahí—

—Salinas ¿que hace mi hermana ahí?—. Se veía algo molesto y a la vez un poco relajado, como en tono de broma me dijo todo.

—Ssshh cállate, no vez que al fin durmió amor—. Le dijo Alma con una postura de sus manos en la cadera.

—Si estaba muy dormida, no quería acostarse aquí a mi lado pero la convencí y veanla está dormida como el angelito que es—. Le quite un mechón de su cabello que tapaba su rostro.

—Cuidadito eh Salinas, porque si no te moriste ahora yo te mato—. Trato de amenazarme de juego.

—Calmate no le hago nada—. Levante las manos tipo como si me estaban dando la orden.

El destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora