Capitulo 40

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Entregados por amor

Silvia

No sabía que hacer estaba súper nerviosa, yo solo veía sus ojos, cada vez más negros, las venas de su cuello resaltar y yo sudaba frío.

Tenía su boca tan cerca, él se lanzó hacia mi empezó a besarme, yo le respondí el beso, sus labios tan carnosos hacían que los míos desearan cada vez más.

Su mano viajó hacia mi cintura, las mías empezaron a quitarle el saco y enseguida la camisa desabrochando botón por botón.

Nos levantamos y yo quede sentada encima de él, me despegue de su boca y empecé a besar su cuello bajando hacia el pecho.

¡Mierda como me gusta esto! Murmuro Jorge, sus manos levantaron mi filipina dejando mi sostén al descubierto, invadido de deseo desabrocho mi sostén, quedando al descubierto mis senos.

El metió uno de mis pelones a su boca succionándolo y mordiéndolo, sentí como me iba a correr pero me aguante.

Jadee diciendo ¡Si Jorge me encanta!, mi espalda se arqueó, hizo lo mismo con el otro seno.

Nos paramos y empezamos a quitarnos la ropa que ya empezaba a estorbar.

Volvimos a juntarnos, me sentía arder, me daba igual si nos atrapaban por eso lo estábamos haciendo en mi oficina, nadie entraba hasta que yo diera el pase.

Me senté encima de él, mis uñas se enterraron en su espalda, eso le quedaría marca. Jadeábamos nuestros nombres al compás.

Me baje de el, me arrodille, mi mano tocó su pene, sentía como las venas de este resaltaban, empecé a subir y bajar, después me lo lleve a la boca chupándolo como una paleta, "Mierda Silvia, mi amor sigue así" gimió Jorge.

De repente el me detuvo, ¿Acaso hice algo mal?.

—Silv... pecas espera—. Dijo y voltee a mirarlo.

—¿Hice algo mal?—. Pregunté .

—No lo qué pasa si sigues así me voy a correr en tu boca—. Confesó y yo creyendo que hice algo mal.

—Ese es el chiste—. La verdad si me encantaría que se corriera en mi boca, así que volví a tomar el pene y lo metí a mi boca .

Pasaba la punta de mi lengua sobre su punta, su pene es grande fácil anda midiendo 26 cm y algo grueso, fácil me llegaba a la garganta.

Sentí un empujón por parte de él, metiendo más a fondo su pene a mi garganta, por poco y me ahogo..

"Mierda me voy a venir" grito, sentí como el líquido estaba en mi boca, medio dulce y agrio a la vez, la mejor satisfacción de mi vida, me colcina sentar encima de su regazo.

—Ahora vas a sentir lo que verdaderamente me provocas cuando estás con Sebastian, te voy a marcar como mía—. Su mano fue hacia abajo y sentí como ponía algo en mi vagina..

—¡Si hazme tuya Jorge, siempre seré tuya!—. Grite.

Entro con facilidad, ya que yo estaba tan mojada, que casi llenaría el pequeño lago de Chapultepec, como estaba muy sensible me corri rapido gracias a la ayuda que hizo sus dedos dando círculos en mi clitoris.

Saque su pene de mi, me voltee de espaldas para poder montarlo, lo acomodé ahora yo en mi entrada y empece a subir y bajar.

Sus manos estaban en mis glúteos, me dio una nalgada tan fuerte que jadie "Ah mas", rezo porque no me hayan escuchado los del hospital afuera porque si no mañana estaríamos en comidilla de todos.

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