Anhelo de vida
Silvia
Subí a mi oficina sin llegar a los vestidores, no quería distraerme con nada porque en la noche dejé todavía más pendientes de leer.
Abrí mi oficina, me acerqué al escritorio estaba un café con una bolsa pequeña de papel con una nota.
"Te traje este café, para comenzar el día al bien después de lo de anoche, en la bolsa está la pastilla del día siguiente para que no pase un accidente, besos más tarde paso a verte".
"Te quiere Jorge".
De cuando acá se estaba haciendo más detallista, no me quejo esta era la parte de él que me encanta.
Solo me puse la bata encima de mi ropa, dudaba si saldría hoy a ver pacientes, ya que no me habían mandado la lista aún, así que tenía que aprovechar el tiempo en lo que me la mandaban.
Me tome la pastilla sintiéndome más relajada, juro por Dios que para la otra voy a tener condones conmigo, no vaya a pasar un susto como esté nuevamente.
Termine los pendientes y los mandé a dirección para que les dieran el visto bueno. Revise la hora y eran las 11 am, estuve demasiado tiempo aquí sentada, con razón me dolía la espalda o si era por lo de anoche, ahí no otra vez pensando en lo de anoche, me levante para ir a dar la vuelta a pediatría, necesitaba respirar otros aires que no fuera aquí para tratar de olvidarme de lo de anoche.
Camine con las manos en las bolsas de mis jeans observando todo. Sonó mi teléfono, era Alma así que respondí de inmediato.
—Hola Amigui, ¿Cómo estas?—. Extrañaba su voz.
—Bien, aquí andamos ahorita iba saliendo de mi oficina para pediatría—. No le había contado que ya tenía oficina.
—Espérate....espérate como que ya tienes oficina—. Se extraño.
—Asi es, se me olvidó comentarte pero ya soy subdirectora de el hospital—. Confesé.
—¡Felicidades Amigui!, te paso a René para que te felicite—. Un silencio pequeño paso. —Hola mi solecito, ¡Felicidades por tu nuevo puesto, quien lo diría puras buenas noticias hoy verdad—. Pues solo había una buena noticia no sé a cuál otra se referían.
—¿Cuál otra noticia?, hasta donde yo se solo ahí una—. Dije.
—Pues no solecito, ahí otra noticia... vas hacer tía—. Espera que voy hacer tía.
—No manches, es neta lo que le estás diciendo—. Pregunté porque aún no me lo creía.
—Si Amigui serás tía, tengo casi 3 meses de embarazo—. Puta Madre pero ni se le notaba cuando pasó eso.
—No puedo creerlo, ¿Ya sabes que es?—. Obvio me organizaría la mejor fiesta de revelación de sexo, ya que yo soy la madrina de ese niño o niña.
—No, pero yo te marco cuando tenga los resultados para que vengas a organizar la fiesta, promesa es promesa—. Ya ven se los dije yo seré la organizadora.
—Bueno Alma, René muchas felicidades a ambos, está noticia me cae de lo mejor aparte de que ya....—. Guarde silencio, obvio no les diría lo de Jorge hasta que pasara más tiempo, cuando mucho unas dos semanas.
—¿Aparte que Solecito?—. Pregunto mi hermano.
—Nada, después les platico, pronto nos vemos cuiden a mi sobrino o sobrina, bye—. Les colgué antes de que pudieran hablar.
Después de dar mi recorrido llegué a la cafetería, moría por un sándwich y eso que había almorzado hotcakes.
Mi día iba hacer aburrido porque ni pacientes me habían puesto y yo que amaba estar con ellos.
Me entró un mensaje de Jorge.
Jorge🤍: —¿Dónde estas amor?—.
Yo: — En la cafetería, ¿Pasa algo?—.
Jorge🤍: —¿Quieres acompañarme a un parto?—.
Yo:—Si, ¿a qué hora?—.
Jorge🤍—En 30 min, ven a mi oficina aquí estoy—. Vi su mensaje y apague el cel.
Termine de comerme mi sándwich y pedí un jugo de naranja para llevar y uno de zanahoria para Jorge.
Tome el elevador para ir hacia las oficinas, me sentía algo cansada, pero ya me imagino porque, seguía pensando en lo de anoche.
Llegué y toque la puerta, "Pase" escuché y entre.
—Hola—. Salude viendo que Jorge estaba revisando algo en la computadora.
—Hola bonita, toma asiento—. Dijo sin voltearme a ver. Yo me senté en el sillón que había ahí.
—Te traje un jugo de zanahoria por si no habías desayunando—. Mencione.
—Gracias amor, ¿como te sientes?—. Pregunto.
—Pues tengo sueño y me siento algo agotada, como si no quiero hacer nada—. La verdad si por mi fuera no haya venido a trabajar hoy pero amaba mi profesión. —A otra cosa—. Le tenía que confesar lo de Alma y Rene.
—Dime—. Aun seguía sin despegar la vista de la computadora.
—Rene y Alma... serán papás—. Confesé.
Volteo a verme con asombro. —Wow eso sí que no me la esperaba eh, el mundo no está preparada para tener una mini versión de mi amigo—.
—La verdad no, pero me puse a pensar en lo maravilloso que sería tener un bebé—. Anhelaba un bebé, pero a la vez me daba miedo por lo que pudiese pasar otra vez.
—Luego practicamos, que diga platicamos de eso—. Se imaginan un bebé de Jorge, mierda de pensar en eso más se me alboroto el utero.
Termino de hacer lo que estaba haciendo en la computadora y nos fuimos a quirófano.
Yo ayudaría a cargar al bebé para dárselo a si madre y después limpiarlo, así que en las manos tenía toallas y estaba lista para recibirlo.
Fue parto natural, así que sería más tardado, tan solo 1 hora para que saliera, ya estábamos a casi de hacer cesárea, cuando nació.
Una hermosa niña, se la acerque a la mamá y me dio tanta alegría ver cómo un pequeño puede alegrar tu vida en un dos por tres.
La limpie y pese, 3 kilos 200 gramos fue lo que peso está pequeña guerrera y midió 58 cm.
Acabo el parto y salimos a cambiarnos para ir nuevamente a la oficina de Jorge.
—¿Qué te pareció el parto?—. Como le digo ue me dan ganas de hacer un bebé en estos momentos sin sonar tan urgida.
—Pues estuvo bonito, lo que me sorprendió fue el peso de la niña, muy grande por cierto, van a poder vestir a esa niña como toda una princesa—.
—¿Quédate hoy a dormir a mi casa si?—. Tenía ganas pero a la vez no, porque que explicación daría de donde fui a Sebastian, pero total es muy mi decisión.
—Si, sólo pasó por ropa al departamento y voy para allá—.
—Salimos los dos juntos y te llevo allá—. Asentí y me puse a ver el celular.
Se llegó la hora de salida y me llevo a el departamento, tome una maleta pequeña y puse solo ropa indispensable para la noche, dejar alguna allá para no estar llendo y viniendo cada rato.
Ya sé que lo más indispensable era irme para allá por completo, pero no quería dejar tan pronto a Sebastian, no tenía ni un mes con él y tan pronto me iría, muy descortés de mi parte.
ESTÁS LEYENDO
El destino
RomanceSilvia una joven de tan solo 20 años pasó la desgracia de su vida, después de sufrir un abuso de parte de tu pareja Fernando y que el pasado no la dejara en paz. Decidió irse a estudiar a Roma, Italia para librarse de su pasado y sus tormentas. Lo q...