Capitulo 53

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Raro

Silvia

Sentí algo por mis piernas, así que desperté para ver qué era, qué tal y era un animal.
Abrí los ojos y era Jorge, estaba besando mis piernas.

—Amor, qué haces—. Me reí me estaba haciéndome cosquillas.

—Por fin despertó mi bella durmiente—. Seguía besándome.

—Pero déjame dormir—. Hice un puchero.

—Ayúdame con esto—. Se levanto y vi su erección, la verdad no tenía ganas de hacerlo, pero si le prendía.

—Pero deja de besar mis piernas—. Seguía riendo pero él no me soltaba hasta que me mordió suavemente pero si me dolió, no sé porque andaba tan sensible. —Que me sueltes—. Le di una patada que lo hizo caer al suelo.

—Auch Silvia—. Me acerqué a la orilla de la cama y vi que se estaba agarrando la nariz.

—Mi amor estás bien—. Ahora si la cage.

—Si solo me lastimaste la nariz—. Se quitó la mano de la nariz y vi que estaba saliendo sangre.

—Mierda Jorge—. Me levante y me hinques su lado. —Te dije  que me dejarás—. Toque su nariz. —Creo que se dislocó un poco—. Jale de la nariz para acomodarla.

—Puta madre Silvia—. Grito como niña.

—Cállate vas a despertar a todos—. Le tape la boca. —Voy a ir por hielo ahorita vuelto—. Me levante y salí corriendo hacia la cocina.

Tome una bolsa con unos hielos y un paño y subí corriendo para el cuarto.

Jorge ya estaba acostado en la cama, me acerqué hacia él y le puse la bolsa de hielos con el trapo en la nariz.

—Putazo que te metí Jorge seguro te queda morete—. Le dije mientras veía la marca del golpe.

—Lo que no entiendo es porque me metiste una patada—. Como no va a saber porque.

—Tú me mordiste Salinas—. Estire mi pierna y le enseñe la marca, no era muy grande pero fácil se hacía un pequeño morete.

—Uyy perdón florecita—. Voltee los ojos. —Ahora voy a decir que mi mujer me pega—.

—Así pues ve ándale  y di que te pegue—. Le aventé la bolsa de hielos a lado de él y me fui acostar.

Me di la vuelta para no verlo, un brazo de él me rodeó mi cintura y me acercó a él.

—Perdón flaquita, sólo fue una broma—. Vaya broma.

—Déjame dormir—. Voltee a ver el reloj y ya eran 3:30 am. —No ves que ya es tarde—. 

—No hemos acabado Silvia, no quiero que te duermas enojada—. Me volteo hacia él y me beso.

Dios este beso si o si haría que me calentara, metió sus manos sobre mi blusa y sus manos navegaban por toda mi espalda.

Nos detuvimos y nos miramos, sus ojos brillaban, me encimé sobre él y empecé a moverme besándolo.

Mi entrepierna rozaba su erección , me sentía demasiado mojada.

—Quítate ese short que me está estorbando o lo voy a romper—. Obvio no quería que me rompiera más ropa, así que me lo quite junto con mi braga.

El se quitó el pantalón y vi su perfecta erección, con una mano me coloqué su amigo en mi entrepierna.
Empecé a subir y bajar lentamente, cuánto extrañaba hacer el amor con Jorge, porque con él no solo es coger si no hacer el amor de una manera mágica.

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