Capitulo 46

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Viaje

Silvia

¡Dios mi santísimo! No aguanto el dolor de cabeza siento que me va a explotar,, porque tome tanto, espero no haber hecho ninguna ridiculez porque ahí estaban los socios.

Tenía demasiado que no tomaba, pero ya vi porque no tomaba en bastante tiempo, el dolor es insoportable.

Lagunas mentales venían a mi mente, una de ellas era cuando viva Fernando, porque chingados aparecía en mi vida nuevamente para chingarme, no puede superar que ya no soy su mujer o que.

Espero no haber abierto la boca de eso a Jorge, no quiero preocuparlo más, el sonido de la puerta abrirse me hizo salir de mis pensamientos y voltear a ver quien era.

—Amor estaba tocando y no contestaste—. Dios es Jorge.

—Estaba algo ocupada y no escuché perdón—. Mentí.

—No te preocupes te entiendo, ¿Cómo sigues?—. Pregunto.

—Pues ya mejor, pero siento que me va explotar la cabeza—. Se acercó a mi lado inclinándose, yo estaba atrás del escritorio.

—Deja llamó a Susana para que te traiga un café muy cargado—. Tomó el teléfono. —Susy adorada me puedes traer un café muy cargado para mi esposa por favor—. Para mi esposa qué bonito se escucha eso. —Gracias—. Colgó.

—Gracias—. Le di un beso en la mejilla.

—De nada amor, te dejo tengo que entrar a cirugía—.

—Está bien, nos vemos después—. Lo acompañe a la salida.

—Te extrañare cada segundo amor—. Aveces me daba algo su cursilería.

—Yo igual mi vida—. Le di un beso corto y se fue.



Al poco rato que se fue Jorge, entró Susy con una taza de café y me la dio.

Si que estaba demasiado fuerte, fácil este café podía revivir a un muerto en un dos por tres.



Fui a darle el alta a Toño a las 2 para que después de tantos meses pudiera irse a descansar a su casa, lo que no me gustaba del Cáncer es que no se sabía si este iba a desaparecer o volver con más fuerza, en algunos casos ya no había solución porque es silencioso y se diagnostica ya que todo el cancer se esparce por todo el cuerpo.

Llame por videollamada a Alma para ver cómo iban los preparativos para el baby shower, también tengo que decirle que me caso, no sé cuándo pero me caso.

—Hola Amigui ¿Cómo tas?—. Contestó Alma.

—Bien Amigui ¿y tú?—.

—Bien también, con esta panza que me crece cada vez más—. Me mostró su panza.

—Wow si que está grande y apenas tienes 4 meses—. Yo digo que es niña.

—La verdad, pero se siente tan bonito—. Que si yo no sabía lo que se sentía.

Al momento se me vinieron a la mente los recuerdos de cuando yo estaba embarazada, estaba dispuesta a dar mi vida por ese nuevo ser, lo protegería como a mi tesoro más adorado, lastima que un malnacido y por no protegerlo yo me lo hayan arrebatado de las manos, unas lagrimas empezaron a resbalar por mi mejilla.

—Silvia, Silvia, ¿estas bien?—. La voz de Alma me hizo salir del transe.

—Si amigui todo bien, te tengo que dejar—. Le dije entre cortada.

—Perdón Amigui si te hice sentir mal enserio—. Creo que vio que estaba llorando.

—No te preocupes, luego te llamo—. Colgué antes de que me dijera más.



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