Capitulo 34

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Celos

Jorge

La llamada de Silvia a las 3 am me había desconcertado, ella estaba bien o solamente llamo por llamar, me volví acomodar para dormir pero fue en vano, a mi mente llegaban los momentos que fuimos felices, cuando venía a mi oficina y se dormía esperándome. Pero tenía que llegar Fernando otra vez a echar a perder todo para que se fuera a la mierda.

Cerré los ojos 4:30, sabía que dormiría poco, pero de eso a nada mejor eso.

La alarma sonó faltando 15 a las 6, tenía que alistarme yo y ahora a mi hijo, si que esto es una friega de cambiar a un niño, ya no recordaba esto, hace años que no lo hacía desde que estaba mi hermano pequeño para ser exactos.

Por suerte llego la niñera y me ayudo arreglarlo un poco, salí a la cocina para tomarme mi café de siempre, ahí estaba Rene con Alma, me imagino que se iban a ir porque desde ayer dijeron que se iban hoy—

—Hermano solo para informarte que ya nos vamos, regresamos hasta dentro de un mes cuando mucho—. Dijo Rene.

—Está bien—. No los voltee a ver estaba entretenido preparando mi café.

—Espero las cosas se arreglen Jorge—. Dijo Alma.

Salieron de la cocina y yo me apure a prepárale un sándwich a mi pequeño, me despedí de él y dejé indicaciones a la niñera para que trajera sus cosas para que se quedara en las noches aquí.

Justo cuando iba a salir me topé a mi hermano Ricardo—

—Buenos días—. Saludo.

—Buenos días Ricardo, al rato vendrá la chica de la limpieza y la niñera vivirá aquí por un tiempo, así que ten cuidado—. Le informe.

—Si mi general—. Puso posición de soldado saludando al comandante, yo solo voltee los ojos.

Salí en camino al trabajo, puse algo de música, pero salía pura de tristeza y como andaba de dolido mejor la quite, así que me fui en total silencio, como extraño a pecas cuando no ponía música me iba hablando o contando chistes súper malos pero me hacían reír, se me antojaba fumarme un cigarrillo pero prometi ya no fumar.

Llegué al estacionamiento del hospital seguido de un auto deportivo muy lujoso, nunca lo había visto aquí estacionado la verdad, a mi ver es un Ferrari pero no sabía cuál modelo. Abrieron la puerta, lo que no me esperaba es ver quien se bajaba de este, salió una pierna de mujer con unos tacones negros de aguja, seguida de este vi la espalda de una mujer, esa espalda yo la conozco , "Silvia" mencioné, pero quien mierda le compro ese carro o si ella se lo compro, le ha de a ver salido una fortuna.

La vi caminar con tanta elegancia como siempre lo hacía, pero esta vez lo hacía mejor, creo que no me noto en el estacionamiento si no haya salido corriendo.

Subí directo a mi oficina, había llamado a una amiga para que cubriera a Susy en lo que ella estaba en las conferencias, la chica quiso decirme algo pero la ignoré.

Entre y vi a una chica peli negra, "Alejandra" pero que pensé que se había ido a Suiza para ya no volver—

—Hola Georgi ¿me extrañaste?—. Se abalanzó a besarme, pero la detuve.

—Hola Ale, pensé que ya no vendríamos—. Quería salir corriendo de aquí.

—Vine a ti, siempre me dijiste que cuando te extrañara me buscaras y veme aquí estoy—. Me abrazo por el cuello.

—Bien, estate quieta y más al rato salimos que tengo que trabajar—. Dije.


Se sentó sobre mi escritorio por mi lado, me distraía no podía prestar atención a la computadora, podía ver sus piernas tan perfectas que cualquier hombre moriría por tener a su lado.

El destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora