Capítulo 13

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Beso de riesgo.

Silvia

Habían pasado ya dos semanas de aquella pelea que tuve con Anastasia, Jorge me cuidaba cada vez más, aún que no miento me gustaba como me cuidaba pero aveces si como que me enfadaba.

Todos los días nos íbamos juntos y regresábamos juntos, un viernes saliendo de trabajar lo notaba nervioso no sabía que le pasaba hasta que subimos al carro fue el, el que habló—

—Silvia—. En tono nervioso.

—Dime—. Voltee a verlo.

—¿Quieres salir hoy a un lugar?—. Me miro por fin y los dos encontramos miradas.

—Si, total no tenemos nada que hacer, ¿A dónde iremos?—. Seguía mirándolo a los ojos, yo sentía una felicidad por dentro y trataba que no la viera.

—Podemos ir a un restaurante donde se vea bellas artes, es mi lugar favorito y pues lo quiero compartir contigo—. Finalizó con un hilo de voz.

—Está bien, ¿a qué hora para estar lista?—. Me moría yo de nervios y no sabía porque, aparte me quería poner linda para salir.

—Te parece si a las 8, son las 4 tenemos exactamente 2 horas para ir al gimnasio, regresar a arreglarnos y salir ¿está bien?—. Me respondió.

—Está bien Jorge—. Le dije finalizando con una sonrisa

Llegamos al gimnasio y cada quien se fue por su lado, a mi me tocaba pierna y glúteo, a él no vi hacía que dirección se fue, trataba de concentrarme pero sentía nervios por salir con Jorge, desde qué pasó lo de mi bebé y que me fui a Italia, no había salido con nadie, ósea si salía con mis amigas y amigos una que otra vez, pero a solas con un hombre no y eso me ponía nerviosa.

Acabé de hacer mi rutina y me fui a cambiar, trate de durar lo menos posible ya que llegaría al departamento a arreglarme, salí y Jorge ya estaba esperándome, se veía tan bien con su playera sudada de resaque y si pans, trate que no se diera cuenta que lo estaba analizando y me apresuré, bajamos al estacionamiento, entre yo al carro y Jorge fue hacia la cajuela aguardar sus cosas, ya se estaba tardando y escuché un golpe y me asuste, intenté bajar pero la puerta tenía seguro no sé cómo Jorge los había puesto; vi que ya venía y se agarran el estómago, hay fue cuando mi pesadilla empezó estaba sangrando demasiado, intenté bajarme del coche pero era imposible, busque algo en la guantera que por suerte traía un martillo y le pegue a la ventana, me valía madre si me cortaba o no, Jorge podía morir.

Después de 5 martillazos la ventana se rompió, salí como gorda en tobogán osea rápido, sentí que cuando caí mi mano se encajó un vidrio pero leve, corrí hacia Jorge y hay fue cuando más terror me dio, estaba perdiendo mucha sangre, me inque junto a él y empeze hablarle—

—Hey, tranquilo estoy aquí, respira—. Le dije con un poco de nervios, yo sé que soy doctora pero un caso es muy diferente que estes atendiendo a uno desconocido que a una persona que es muy cercana a ti.

—Silvia...yo...—. Lo interrumpí.

—Tranquilo todo estará bien, ahora llamo al hospital para que vengan por ti en una ambulancia—. Trate de sonreír para que notara que no estaba apunto de llorar pero fue en vano una lágrima salió por mi ojo y recorrió mi mejilla.

—Hey pecas no llores, al fin ya te libraste de mi—. Tosió. —Allá te veré en el infierno pecas, yo sé que irás al cielo pero haz cosas malas para que te vayas a mi lado—. Estiro un brazo y con su mano me acaricio la maquilla.

—Jorge Salinas, no digas estupideces aquí a nadie se va a ir al infierno, ya deja marco a la ambulancia—. Saque mi celular y llame. —Hola si, me pueden mandar una ambulancia de urgencia al gimnasio que está por Santa Fe en el centro comercial por favor hay un hombre herido en estado grave apúrense.—. Me dijeron que sí que ya venían.

—Silvia todo va hacer en vano sabes, se me está cansando la vista—. Entre cerraba los ojos.

—No, no Jorge quédate aquí por favor, vamos a tomar tu pulso—. No aguante las ganas y empeze a llorar.

—Silvia, tú...tú me gustas mi pecas—. Levantó su cabeza para alcanzar mis labios y me dio un beso, yo le respondí.

Sentí como se despegaba de mis labios, sonrió y cerró sus ojos.

—¡Jorge, hablé los malditos ojos!, escúchame ¡hablelos!, no te vayas te necesito aquí—. Le pegue en el pecho.

La ambulancia se estaba tardando demasiado, su pulso estaba disminuyendo, no quería perderlo a él también, puse su cabeza en mis piernas para que estuviese más cómodo, su rostro se veía de dolor y la ambulancia no llegaba ya llevaba 10 min, estaba recordando todo lo que pase con mi bebé y me quería dar un ataque de ansiedad, en mi mente dije "Por favor aquí no en este momento no", cerré los ojos un poco y escuché que la ambulancia llegó.

Lo subieron a una camilla y me preguntaron que si yo era su familiar y hasta mentí dije que era mi esposo para que me dejaran subir, me conocian en el hospital pero jamás había visto estos paramédicos, cuando subimos les indique a qué hospital ir ósea a donde yo trabajo.

Yo escuchaba que murmuraban que él estaba demasiado grave, yo solo le pedía a Dios que no se lo llevara que yo lo necesitaba conmigo, tardamos 10 min llegar al hospital, rápido lo metieron a urgencias, vi que salió y lo metieron a quirófano, yo quería entrar con él pero su secretaria me detuvo y me llevo a sentar agarrandome de la mano, comenzó hablar un poco—

—¿Cómo pasó esto doctora?—. Me dijo mientras me miraba porque yo estaba llena toda de sangre.

—Salimos del gimnasio y él fue a la parte de atrás del coche, se tardo y escuché un golpe, fue cuando me di cuenta que estaba herido y la puerta tenía seguro, yo quebré la ventana con un martillo que tenía él y fui a darle atención más o menos médica—. Le dije tratando de no llorar pero las ganas de llorar volvieron y ya no pude contarle más.

—No puedo creerlo, tengo ropa de reserva yo me puedo quedar con el traje quirúrgico te traigo aún siquiera mi abrigo porque me imagino que te vas a quedar aquí verdad—. Levantó una ceja y solo moví la cabeza para confirmar diciéndole que si.

Se levantó de la silla y vi que camino hacia el elevador, pasaba la gente y se me quedaba viendo raro por la sangre que traía en mi top y legging, al rato llego Susana y me dio su abrigo, que le agradezco a la vida que estaba largo y me quedaba poquito largo, la ansiedad me consumía no sabía nada de Jorge aún estaba en cirugía, llame a mi hermano yo sé que tenía que llamar al hermano de Jorge pero no sabía su número ni nada de él—

—Hermana, ¿y ese milagrote que llamas?, pensé que te habías olvidado de mi—. Dijo Rene.

—Hola Silv hasta que te acuerdas de nosotros los pobres—. Escuché que dijo Alma.

—Perdón pero eh estado un poco ocupada con esto del hospital—. Le respondí tratando de evitar que estaba llorando.

—Oh más bien con Salinas Uuyy—. Escuché que decía Alva atravez del teléfono con tono de broma.

—Hay Alma siempre diciendo eso—. Escuché que Rene le reclamaba.

—No se peleen si, tengo algo de decirles—. Quería evitar que mi voz se escuchara mal.

—Silv, ¿pasa algo? Te escucho preocupada—. Esa amiga mía siempre me conocía Perfecto.

—Es... Jorge—. Salió un hilo de voz de mi.

—¿Qué te hizo?, yo le abverti a ese imbecil si te hacía algo yo lo...—. Lo interrumpi.

—No, no es nada de eso—. Solloce. —Está en el hospital bueno estamos, no sé si fue intento de asalto pero lo hirieron muy feo, René tengo miedo que él muera—. Me quebré en llanto.

—Hay solecito, tranquila si, todo saldrá bien, ahora mismo salimos para allá, ¿es en el mismo hospital donde trabajas?—. René me dijo.

—Si, apúrate en llegar hermano no sé qué voy hacer si lo pierdo también a él—. Mientras me agarraba el pelo en forma de desesperación. Colgué.

Me senté nuevamente en la sala de emergencia, pensando en el beso que nos dimos antes que él cerrara los ojos y también solo me le quedaba viendo al pasillo de quirófano para ver si salía una enfermera o algo pero nada.

Pasaron dos horas y al fin salió alguien, la enfermara anunció "Familiares de Jorge Salinas", me levante y me dirijo hacia ella...

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