La despedida más dura
Silvia
Me fui de la terraza para entrar de nuevo a la sala, me senté junto a mi hermano, me recargue en su hombro y me agarro la mano, todo me parecía irreal nunca me imaginé estar en el funeral de mi hijo, siempre me imaginé que era él quien estaría en el mío, este dolor no se lo deseo ni a mi peor enemigo se siente horrible.
No sé cuánto tiempo pasó exactamente cuando vi bajar a Jorge guió su mirada hacia donde estábamos y Justo había un lugar alado de mi, justo quedaria en medio de los dos, intenté dormir un poco pero no podia, porque se venían en mi mente los recuerdos de estos últimos meses, me reprochaba todo sintiéndome culpable.
Moví mi cabeza hacia mi derecha porque ya me había cansado de estar de un solo lado y sentí que unas lágrimas empezaron a caer y apreté mis ojos, jamás me acorde que de ese lado estaba Jorge y me acomodé más agusto, y me pude dormir.
Desperté porque me dieron ganas de ir al baño, sentí como un brazo me abrazaba por los hombros y fue cuando desperté completo y me moví con cuidado para no despertarlo pero fue en vano—
—Hey ¿todo bien?—. Mientras abría un poco los ojos.
—Si, ahorita vuelvo voy al baño—. Le dije mientras me paraba.
—Yo te acompaño—. Me lo dijo todo dormido y trato de levantars.
—No, no aquí quédate no me pierdo—. Le dije cuando lo empujé. Y si acepto a quedarse, fui rápido al baño y regrese y él estaba viendo el celular, cuando me vio lo apago y lo metió en su chaqueta.
—Hay que dormir otro rato, para no hacerle ruido a los demás—. Me dijo mientras agarraba una cobija que estaba en la parte de atrás del sillón.
—¿Y Rene donde está?—. Le pregunté mientras yo me sentaba y tapaba con la cobija.
—Fue a la casa de tus padres por algunas cosas como a las 11 pm, pero me mando mensaje de que se quedaría un rato a dormir y me dijo que si te cuidaba y le dije que si, y pues aquí estoy—. Me dijo mientras se recargaba en el sillón y abría un brazo para que me acomodara.
—Gracias Doctor—. Le dije mientras me quitaba los tenis.
—Hey eso de doctor cámbialo, somos amigos, bueno no amigos pero para mí tú eres como mi hermana y te quiero mucho—. Me dio un beso entre el cabello y la frente.
Me volví a dormir, desperté en cuanto sentí un rayo de luz en mis ojos, ya había llegado y despertado algunas personas que se habían dormido y otras que pasaron la noche en vela estaban tomando café.
La hora del sepelio sería a las 12 pm, ya tan solo me quedaban unas horas más para poder estar con mi pequeño y ahora si despedirme de él para siempre. Me aparte con cuidado de él abrazo de Jorge y fui hacia la cafetería que había abajo, pedí un té y subí q la terraza, el día estaba bello aun que se notaban algunas nubes que a mi parecer llovería máximo en una hora o dos.
Llego la hora que más me temia, ir al cementerio, no había ido en mucho tiempo desde que mis abuelos fallecieron y menos me imaginaba que esta sería por esta situación para regresar.
Montaron el ataúd en la carroza, sentía un mareo horrible y temía que me entrara ansiedad en ese momento, Jorge que estaba a mi lado me miró y puso su brazo sobre mis hombros y me miró directamente a los ojos—
—Silvia, ¿estas bien?—. Me dijo
—Me siento mareada pero creo que pronto se me va a pasar—. Intente sonreírle pero fue en vano.

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El destino
RomanceSilvia una joven de tan solo 20 años pasó la desgracia de su vida, después de sufrir un abuso de parte de tu pareja Fernando y que el pasado no la dejara en paz. Decidió irse a estudiar a Roma, Italia para librarse de su pasado y sus tormentas. Lo q...