Capítulo 2: Zayn

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Me dirigía nerviosa hacia ese lugar que conocía de memoria, esta era la última oportunidad que tenía de probar que podía ser más de lo que esperaban. El palacio tenía una sala de tesoros secretos, dónde habían algunos más complejos que otros, y para mi mala suerte, yo ya había intentado fusionarme con todos, o casi todos, sin llegar a tener éxito alguno. Por eso, me encontraba en medio de la noche dirigiéndome hacia allá.

Mi última esperanza era un horno antiguo, nadie jamás había intentado fusionarse con él, pues algunos alegaban que aquel poseía oscuridad en su interior y aquello no era algo fortuito.

Los hornos son artefactos mágicos clasificados como los más raros y complejos de obtener. Al fusionarse con su portador aumentan el nivel de su maná, brindando nuevas habilidades y el poder de manipular algún elemento sobre el cuál el individuo no posee control alguno. Existían hornos oscuros, los más peligrosos, ya que si se lograba una unión exitosa, la oscuridad de su poder amenazaba con consumir a su poseedor hasta llevarlo a la locura. La vinculación solo podía llevarse a cabo en caso de que el horno así lo desease.

Al llegar al salón, sin perder un solo segundo, abrí la vitrina donde se guardaban los tesoros y extraje el último horno, mi última esperanza.

La unión entre un individuo y un horno se llevaba a cabo cuando una pequeña gota de la sangre, de aquel que deseana ser su portador, caía directo en el centro del mismo. Cuando comienza la fusión, el artefacto mágico pasa directamente a convertirse en parte esencial del cuerpo de aquel que lo posee, en caso de que no haya una, el horno permanece impasible sin emitir ningún destello.

Al pinchar mi dedo con un pequeño alfiler y dejar caer la espesa sangre carmín llena de destellos dorados sobre el horno. No ocurrió nada y aunque repetí nuevamente el proceso, no cambió aquel decepcionante resultado. Mis ilusiones se escaparon de mi cuerpo junto a las rabiosas lagrimas que empapaban mis mejillas. Y me rendí, supe que para siempre llevaría conmigo la triste realidad de que no sería más que una ordinaria princesa rodeada de fantasía.

 Y me rendí, supe que para siempre llevaría conmigo la triste realidad de que no sería más que una ordinaria princesa rodeada de fantasía

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Recuerdo: 5 años atrás...

No tenía poder, llevaba días pensando en cómo había sido posible que aquello me sucediese. ¿Por qué yo no tenía poder? ¿Qué era lo que había mal en mí que no me hacía merecedora de uno? Todos mis pensamientos fueron interrumpidos por la voz monótona y seca de mi abuelo.

-Verena, he tomado la decisión de coronar a Iris como princesa heredera al trono de este reino.

-Cielo, es lo mejor para el pueblo, se sentirán más seguros. -dijo esta vez Lyanna.

-¿Vas a regalarle mi trono? -pregunté con lágrimas de dolor saliendo de mis ojos.

-No puedo darle a nuestro pueblo la decepcionante noticia de que quién lo liderará en un futuro no tiene magia alguna. Además, Iris ha recibido un magnífico poder, y junto al gran maná innato que posee, será capaz de liderar este reino como ninguno de sus antecesores.

El Poder De La Nada. (LIBRO 1 Y 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora