Capítulo 14: ¿Culpable?

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Anónimo:

¿Por qué él era capaz de lograr aquello que Raden jamás había podido?

No sabía con exactitud en qué momento me había enamorado de un hombre que no era mi prometido. La culpa tomaba mi corazón y lo estrujaba como a una bola de papel.

Pero él tenía ese algo que Raden no poseía. Él no me veía como si fuese un cristal a punto de quebrarse, desde el inicio siempre vió lo fuerte que yo era y creyó en mí incluso cuando ni yo misma lo hacía.

Él no me tomaba con delicadeza el rostro para besarme las mejillas, él no me llenaba de golpes cuando alzaba la voz, él no corregía mi risa ruidosa y tampoco me envolvía con regalos costosos.

Sin embargo, él llenaba mi corazón con obsequios llamados momentos que valían la pena recordar, él reía conmigo como si el mañana no existese y cuando me besó, cuando hizo aquello que había estado deseando durante un largo tiempo, no pegó suavemente sus labios a los míos cómo si temiera que me rompiera.

Sino que me besó con aquella ferocidad que había dejado mi mente sin coherencia alguna. Se aferraba a mi cuerpo como si en mí vivieran todas sus esperanzas y sueños.

Él me había enseñado una nueva faceta del amor y por ello, después de haber vivido dos años bajo las dulces mentiras y agrios castigos de Raden, huí con aquel hombre que me había dado toda la vida que no había podido vivir en veinte años.

Él me había enseñado una nueva faceta del amor y por ello, después de haber vivido dos años bajo las dulces mentiras y agrios castigos de Raden, huí con aquel hombre que me había dado toda la vida que no había podido vivir en veinte años

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Para cuando desperté, no tenía conciencia alguna de la hora que era, el cansancio aún abrazaba mi cuerpo y el sueño no quería despegarse de mis ojos.

Pero aún así, decidí salir de mi habitación y bajar hacia el comedor. Un pequeño reloj dorado que se encontraba en una de las columnas del gran salón, me indicó que había despertado a la hora justa del almuerzo.

A paso lento y sintiendo la anticipación y el hambre en mi estómago, fui directo hacía dónde suponía que mi familia se encontraba almorzando.

Apenas llegué el delicioso olor de la comida dió de lleno en mi nariz y sin detenerme a reparar en la tensión que había en el lugar, tomé asiento y comencé a comer.

Empecé a sentir los deliciosos sabores llenando mi paladar y las lágrimas de satisfacción se habían instalado en mis ojos. Sentía lástima por todos aquellos seres que vivían en las mazmorras y no podían disfrutar de aquello.

Sentía culpa porque Alicia no había podido disfrutar de la comida que Anne preparaba. El malestar se instaló en mi estómago y dejé de comer inmediatamente.

-Las espero en la tarde en mi despacho. -habia dicho mi abuelo luego de levantarse y salir del lugar.

Recordaba con claridad la conversación que tía Lyanna y él habían compartido, ¿acaso mi tía tenía otra hija? ¿Iris tenía conocimiento sobre aquello?

El Poder De La Nada. (LIBRO 1 Y 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora