Capítulo 12: Avances.

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Anónimo:

El sentimiento más puro era el amor, o al menos eso era lo que mamá decía.

Pero cuando lo conocí, confirmé que aquel sentimiento era repentino y hermoso, mas olvidé que a su vez, el amor era efímero.

Me curó cada herida que había en mis manos. Pidió para mí, a una chica que parecía ser su hermana, hermosos vestidos para que dejase de usar aquellos harapos. En la noche, tomó mi mano entre las suyas y me enseñó las estrellas, había oído hablar de ellas, pero verlas era el mayor de los placeres que un ser podía sentir.

Nunca el viento me había acariciado, y tampoco unos labios se habían posado sobre los míos.

Pero esa misma noche, envueltos en la magia y la oscuridad, el joven posó sus suaves labios sobre los míos y me susurró al oído que era la chica más hermosa que había visto jamás.

Sonreí, con esa alegría en el alma que nunca había visto en los ojos de mamá y me prometí que sería feliz por nosotras.

Ojalá no hubiera roto mi promesa tan pronto.

Unos suaves rayos de sol acariciaron mi rostro, el colchón se sentía suave y las mantas me acariciaban dulcemente la piel

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Unos suaves rayos de sol acariciaron mi rostro, el colchón se sentía suave y las mantas me acariciaban dulcemente la piel. No quería abandonar la cama, pero aquel ruido de la regadera que no tenía en mi habitación me despertó.

Enseguida me puse alerta. La habitación en la que me encontraba no era la mía, un sofá negro yacía al frente de la cama en la que parecía haber dormido y un hermoso vestido descansaba sobre él.

La puerta del cuarto de baño se abrió y el rostro de mi némesis me saludó.

-Buenos días princesa.

Rápidamente me levanté de la cama y me alejé de él, rebusqué en mi cinturón en busca de algunas dagas sin éxito alguno.

-¿Qué estoy haciendo aquí? -pregunté.

-¿No me darás las gracias por haberte salvado la vida? -rebatió.

-No recuerdo habértelo pedido. -contesté.

-Buen punto, pero créeme que puedo quitarte la vida si así lo deseo.

-Duermo tranquila sabiendo que no lo harás.

-¿Cómo estás tan segura? -preguntó acercándose a mí.

Me acerqué a su cuerpo y con mi dedo índice tracé el mismo camino por su pecho que una de las gotas de agua que había caído de su cabello, miré sus labios y luego a sus ojos.

-Porque sé que te estás muriendo por besarme. -contesté y luego lo empujé por el pecho. -¿Dónde estamos?

-En la Isla de las Sombras Susurrantes.

-¿Qué?

-En dos horas tenemos una boda a la que asistir, así que comienza a prepararte. -aseguró.

El Poder De La Nada. (LIBRO 1 Y 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora