Capítulo 27: Batalla.

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Cuando se establece un vínculo entre dos seres mágicos, una conexión irrompible surge entre ambos. Pueden comunicarse mentalmente, sentir las mismas emociones e incluso, llegar a sufrir por heridas que presenta el cuerpo del otro.

Pero, esta clase de vínculo solo puede llevarse a cabo una sola vez, y la propia magia con la que es creada esta unión, vincula a los seres que están destinados a amarse eternamente.

Se cuenta por los pueblitos de Aethel, que desde el nacimiento de un ser, su pareja eterna ya ha sido establecida mediante una unión espiritual que entrelaza, no solo sus corazones, sino sus propias almas.

Se cuenta por los pueblitos de Aethel, que desde el nacimiento de un ser, su pareja eterna ya ha sido establecida mediante una unión espiritual que entrelaza, no solo sus corazones, sino sus propias almas

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El día anterior:

Estaba demasiado cansada, recoger mi nueva habitación se me hacía de los más tedioso y aún no iba ni por la mitad. Tía Lyanna se adentró en mi habitación y con rapidez dirigí mi mirada hacia ella y le sonreí.

-Cielo, debes hacerte las pruebas de tu vestido. -aseguró.

-¿Ahora? -pregunté sin ánimos de nada.

-Mañana es la boda, no tenemos otro momento. -explicó.

-De acuerdo. -contesté.

Me levanté de la cama, dejando de lado lo que estaba haciendo y ambas salimos juntas de la habitación. Apenas llegamos al salón de costura, divisé el inmenso y pomposo vestido que habían preparado para mí. Estaba lleno de lazos, tenía mangas infladas, una falda de princesa y un escote muy pronunciado con encaje.

Para mi suerte, a su lado divisé un vestido que, aunque era mucho más sencillo, era perfecto para mí. Le aseguré a tía Lyanna y a Anne que aquel era el vestido que deseaba usar y, después de algunos minutos intentando convencerlas, me permitieron probarme el atuendo. Parecía estar hecho para mí, pues no era necesario realizarle ningún ajuste.

Hicieron las pruebas de maquillaje y peinado, y luego de dos horas, me dejaron ir. Estaba más que cansada y lo único que deseaba era volver a mi habitación, ignorar el tremendo desorden que había y dormir por el resto de mis días. Iba camino a mis aposentos, cuando pasé por enfrente del despacho de mi abuelo y "sin querer" escuché la conversación que estaba teniendo con quién parecía ser un sirviente.

-Necesito que la vigiles. -aseguró el viejo rey. -Quiero saber si mi nieta planea huir del palacio para no casarse mañana, o si tiene cualquier otro tonto plan.

-Como usted diga mi señor. -respondió el joven perteneciente a la servidumbre.

Excelente, ahora tendría a un sirviente detrás de mí lo que restaba de día. Necesitaba desviar la atención de mi abuelo y hacerle creer que entendía a la perfección el hecho de que mañana sería mi boda y que, además, me había resignado a ello.

Pero, ¿cómo lo haría?, y, ¿quién me ayudaría?

Enseguida la imagen de los ojos eléctricos de Zayn se instaló en mi mente. Pero, era ridículo pedirle ayuda en este momento, pues no me daría tiempo a buscarlo. Recordé que no le había agradecido por haberme ayudado anoche y me hice una nota mental de que debía hacerlo.

El Poder De La Nada. (LIBRO 1 Y 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora