Capítulo 28: El poder de la nada.

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Se contaba por las ciudades de Aethel, que algunos dioses renunciaban a vivir en el Templo de los sueños y a la magia que poseían, para poder vivir en este mundo mágico. Pero, cuando adquirirían su nueva forma, ya no poseían ninguna clase de poder.

Cuando un Dios encontraba el amor entre los mortales, y ese sentimiento daba frutos, su hijo se convertía en un semidiós no reconocido por los dioses. En cuanto el niño comenzaba a crecer, su cuerpo adquiriría mayor cantidad de magia celestial, y a su vez, consumía el alma mortal del pequeño.

Existían dos únicas soluciones para mantener vivo al niño, la primera era que este renunciara a la magia celestial que poseía, y la segunda, que aceptara su poder y se convirtiera en un semidiós.

El verdadero problema era que, jamás había existido un semidiós, por ende, no se sabía con exactitud a dónde pertenecía esta nueva clase de seres. Se decía que jamás nadie había logrado ver a un muchacho descendiente de un Dios y un mortal.

Hasta ahora.

Jamás creí que sería posible verme morir

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Jamás creí que sería posible verme morir.

Quizás sería una estupidez, pero, de alguna manera, me había dolido demasiado ver a mi clon morir entre los brazos del hombre que amaba.

Minutos antes:

Ford estaba envuelto en una pesadilla que revelaba su peor miedo. Sabía que él tenía control sobre la mente, por lo que no tenía mucho tiempo para acabar con él. Abrí las oscuras alas que había obtenido gracias a la fusión con Nyx y me impulsé en el aire.

Con la poca luz que me quedaba creé una chica tan semejante a mí como me fue posible, pero, por la escasa magia luminosa que tenía, me fue imposible agregarle los nuevos cambios que mi cuerpo tenía. Ella era idéntica a mí, tanto así, que si yo no hubiera tenido un par de alas y los orbes rojos, ella sería mi doppelganger.

El Rey salió de su ensoñación y divisó a mi clon a un par de pasos de él. Sonrió, creyendo haber ganado y tomó a la chica entre sus brazos mientras posicionaba un puñal en su cuello. No me permití perder el tiempo, pues parecía ser que mi cuerpo era incapaz de soportar la gran cantidad de poder que ahora tenía, y creé un arco con el dolor que había albergado mi corazón y con los miedos ocultos en las almas de los invitados. Con una sola flecha, nacida de la oscuridad que envolvía y cubría cada parte mí, apunté directamente al pecho la joven que era idéntica a mí

Me había costado demasiado dispararle, pero no tuve opción alguna, por lo que cuando la flecha atravesó el pecho de ambos, un dolor desconocido me recorrió de pies a cabeza. Sentí como la magia de Nyx comenzaba a desvanecerse y, sin poder evitarlo, caí en el suelo. Tenía algunos raspones en el cuerpo y la cabeza me dolía demasiado, sentí el repentino cambio de color en mis orbes y como, nuevamente, mi cuerpo se sentía ligero, con menos magia.

Actualidad:

No sabía qué me había dolido más, si el hecho de haberme asesinado a mí misma o el haber visto al hombre que amaba sufriendo por la muerte que creía mía. Me levanté del suelo sintiendo un terrible dolor recorrer cada esquina de mi cuerpo y me encaminé hacia donde Zayn se encontraba.

El Poder De La Nada. (LIBRO 1 Y 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora