Buenas Personas... Tal Vez.

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Cuando el apocalipsis llegó, nadie estaba preparado, ni siquiera aquellas personas que pasaban su vida anunciando el fin del mundo. Los hermanos Cooper no fueron la excepción, cuando todo comenzó, ambos vivían una vida tranquila sin mayor preocupación que la de ponerse de acuerdo en que película verían por la noche. James era cinco años mayor que su hermana Taylor, los únicos miembros vivos de la familia Cooper pues sus padres habían muerto en un accidente automovilístico dos años antes de que los muertos volvieran a la vida. Apenas lograron salir de Atlanta antes de que la cuidad fuera bombardeada y se encontraron acampando a las afueras con un grupo de gente completamente diferente entre si, pero llevaban tres semanas con ellos y descubrieron que en este nuevo mundo, nadie sobrevivía solo por lo que decidieron continuar juntos.

- ¿Que pensamos de esta gente? - Taylor y James estaban sentados disfrutando la brisa de la mañana, algo apartados de los demás porque el chico no podía evitar querer su espacio después de ver las miradas que recibía su hermana cada vez que pasaba caminando por ahí.

- Son buenas personas... tal vez no todos me caen bien pero no puedo quejarme. - le contestó el chico levantando la vista del libro que llevaba toda la tarde leyendo.

- Ed es un asno... odio como trata a Carol y Sophia.

- Tay, no te metas. No nos corresponde hacerlo. - él dejó el libro para mirarla y que entendiera que hablaba enserio.

- No voy a hacerlo, pero no lo mataría ser más amable, es su esposa y su hija por Dios. - ella buscó algo en su mochila y se sentó en una de las sillas plegables que por fortuna habían guardado al huir de la cuidad. - ¿Qué opinas del resto?

- Las hermanas me caen bien, no se meten con nadie... Dale podría ser menos mandón, Shane, Lori y Carl son como una pequeña y adorable familia... aunque creo que él no es el padre del niño. Me agrada T-dog y el chino...

- Coreano - lo corrigió ella haciendo que James pusiera los ojos en blanco.

- Y Glenn - se corrigió ganándose una sonrisa de parte de Taylor - es inteligente, inmaduro pero inteligente. Los hermanos Dixon... bueno, aún no me decido.

-  Lo bueno es que no están mucho por aquí cerca ¿No?

- Pero cuando lo están me saca de quicio.

- Si, Merle puede ser todo un idiota...

-No él - la interrumpió James con una mueca - el otro.

- ¿Daryl? - Taylor lo miró confundida pues aunque ninguno de los hermanos parecían tener modales, el menor parecía ser mucho más civilizado que el otro.

- Me molesta como te mira... como si fueras la cena... Glenn también lo hace pero al menos tiene la decencia de disculparse y dejar de hacerlo cuando lo miro. - Ella rió al escucharlo y negó con la cabeza - ¿que es tan gracioso?

- ¿Daryl? ¿Mirándome? ¿Estás loco? - la chica se lo quedó mirando y se encogió de hombros - A ese hombre lo único que le interesa son las pequeñas ardillas del bosque, no me miraría aunque fuera la última mujer de la tierra y todo lo que sabe hacer cuando me acerco es bufar y poner los ojos en blanco.

- Yo se lo que vi Tay, créeme.

- Y en cuanto a Glenn, es divertido pero no creo que piense en mí de esa forma. - James negó con la cabeza y volvió a su lectura, a Taylor siempre le había costado darse cuenta de la atracción que generaba en los hombres y por eso era tan protector con ella, si alguien se le acercaba con segundas intenciones, la inocencia de su hermana no se lo permitía ver y odiaba que quisieran aprovecharse de eso.

- Un día cuando esos dos se te declaren, te acordarás de mí - le respondió dando por finalizada la conversación, ella puso los ojos en blanco y se recostó en la silla soltando su cabello para poder dormir un poco ahora que el calor no era tanto.

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