El Gobernador.

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Taylor luchaba por contener sus lágrimas al escuchar cómo Glenn era golpeado en la habitación de al lado por Merle. El chico se había negado a decirle dónde estaba Daryl o su campamento y el hombre había perdido la paciencia, las delgadas paredes hacían que la pelirroja pudiera escuchar cada golpe como si estuviera viéndolo y no podía evitar preguntarse cómo era posible que dos hermanos fueran tan diferentes. Daryl había golpeado a Randall para sacarle información era cierto pero hizo lo que creyó mantendría a su grupo a salvo en cambio Merle, lo hacía por venganza y quizá en lo último que pensaba era en encontrar a su hermano. De ser así, hubiese aceptado que ellos fueran en busca de Daryl, hubiese esperado en el pueblo pero quizá su deseo de venganza era más fuerte que el amor por su propia sangre.

Un hombre entro a la habitación y se la quedó mirando unos segundos antes de caminar hasta ella y liberar sus manos, se presentó como el Gobernador mientras le sonreía pidiendo permiso para sentarse en la silla frente a ella pero Taylor sabía que aquello solo era una fachada pues no podía olvidar todo lo que había escuchado detrás de esas paredes.

- Los dejaremos ir, todo esto solo fue un malentendido. Solo dinos donde está si gente y los llevaremos - le dijo el hombre sentado frente a ella, Taylor podía ser inocente e incluso ingenua algunas veces pero no era tonta y solo le sostuvo la mirada sin decir nada. -  Solo dime dónde están e iremos por ellos, podemos traerlos aqui.

- Quiero hablar con Glenn - fue todo lo que le respondió

- No puedo hacer eso...Tus amigos son peligrosos, esposaron a mí hombre a un techo y lo dejaron a su suerte obligándolo a cortar su propia mano... ¿Nada? - le preguntó serio al ver qué la chica no sedería - Bien, intentemos otra cosa. Ponte de pie. - ella solo lo miró - ¡De pie! - le ordenó al ver qué no se movía y a Taylor no le quedó más remedio que hacer lo que le pedía. - Ahora quítate la remera.

- No - le respondió mirándolo directo a los ojos.

- Quítate la remera o te traeré la mano de Glenn. - No había emoción en su voz, nada que le indicará que no sería capaz de cumplir su promesa así que Taylor volvió a ceder y el hombre sonrió de lado complacido. - Continúa - él la observaba quitarse la ropa interior quedando desnuda de la cintura para arriba mientras se cubría con las manos. Taylor lo vió ponerse de pie con miedo pero aunque quería llorar, no le daría el gusto de hacerlo. El sujeto se paró detrás de ella y tomó un mechón de pelo para olerlo haciendo que todo su cuerpo temblará por lo que podía pasar y su labio inferior comenzó a temblar. Él la sujetó del cuello y en un rápido movimiento, la obligó a recostarse en en la mesa sin soltarla mientras se paraba detrás de ella haciendo que pudiera sentirlo presionarse contra su cuerpo mientras se inclinaba sobre ella para susurrarle. - Ahora vas a decirme lo que quiero saber.

- Haz lo que tengas que hacer y vete a la mierda - le respondió con el asco subiendo por su garganta, él se incorporó y acaricio su espalda para luego alejarse. Taylor respiró aliviada al menos por ahora pues sabía que aquello, estaba lejos de terminar.
El hombre la tomó por el brazo y la obligó a caminar hasta donde tenían a Glenn, Merle y otro sujeto también estaban ahí y Taylor luchaba por controlar sus lágrimas pero estaba llegando al límite de su resistencia al ver a su novio golpeado y sangrando.

- Me cansé de los juegos. Uno de los dos va a decirme lo que quiero saber. - les dijo el gobernador apuntando primero a la chica y al ver qué ninguno hablaba, decidió apuntarle a Glenn.

- En la prisión - terminó cediendo la pelirroja aterrada por que sabía que era capaz de disparar el arma.

- ¿La que está cerca de Núñez? - preguntó Merle

- Imposible, ese lugar está infestado de mordedores - Intervino el otro sujeto.

- Nosotros lo tomamos - Taylor ya no podía más y saber que estaba traicionando a sus amigos, su familia era más de lo que podía soportar.

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