Primera Vez.

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— Eso fue estúpido e imprudente — Taylor suspiró al escuchar entrar en su habitación a Daryl completamente enfadado.

— No fue tan malo — le respondió ella con una mueca al querer moverse sintiendo el dolor recorrer su pierna pues la razón por la que el cazador estaba tan enojado era porque ella había saltado del muro queriendo salvar a un pequeño gato que había aparecido y era perseguido por caminantes, doblando su tobillo al punto que apenas podía caminar ahora y mucho menos después de pelear con los muertos para salvar al animal. El gato, que ahora dormía en los pies de su cama, miró molesto al cazador por la interrupción a su siesta.

— ¿Tienes idea de lo que pudo pasarte? — ella le sonrió con inocencia y se encogió de hombros. — ¿Por qué insistes en hacer esas cosas?

— Oye, no seas malo. Estoy herida y necesito cuidados especiales.

— Solo es un tobillo esguinzado — le contestó el cazador poniendo los ojos en blanco.

— Exacto, entonces no veo por qué armar tanto escándalo. Estaré bien en unos días mientras haga reposo, eso dijo el doc. — Taylor lo había hecho a propósito, quería que dejara de regañarla y admitiera que no era para tanto.

— Pudiste salir herida y ¿todo por un maldito gato?

— Pero no lo estoy, estoy aquí y solo tengo un tobillo herido así que deja de ser tan gruñón y ven aquí — ella extendió los brazos con una media sonrisa esperando que el cazador se recostara a su lado. Claro que él no lo dudó demasiado y cuando por fin estuvo a su lado con la cabeza apoyada en su pecho mientras ella lo rodeaba con sus brazos, dejó salir un lento suspiro y cerró los ojos.

— Se que quizá exagero pero me preocupo por ti — ella sonrió y besó su frente antes de volver a tomar su libro para seguir la lectura que el cazador había interrumpido.

— Lo sé, cielo.

— Deberías tener más cuidado.

— Lo tendré.

— Hablo enserio Taylor.

— Lo sé Dixon — le contestó distraída en su lectura.

— Y deberías casarte conmigo.

— Yo… ¿que? — Ella estaba tan acostumbrada a que la regañara que casi respondía de manera automática cuando se ponía en plan protector pero jamás se imaginó que esas palabras salieran de su boca, al menos no tan pronto. Taylor llevaba dos meses viviendo en Alexandria y aunque estaban mejor que nunca con Daryl, todavía no habían decidido ser una pareja de nuevo, al menos no oficialmente.

— Perdimos mucho tiempo, muñeca. Por los motivos que sean, pero ya no quiero hacerlo.

— ¿Qué pasa si… si no funciona? — ella dejó de lado el libro para abrazarlo con fuerza. — No quiero perderte o que las cosas se compliquen… estamos bien, mejor que bien ¿cierto?

— ¿No quieres?

— ¡Dios si! Claro que quiero pero… hay algunas cosas que no… no me gustan de estar aquí y Alexandria es tu hogar… ¿Qué pasará si decido que no quiero vivir aquí? No sería la primera vez y con Negan dando vueltas por aquí yo no me siento… se que salvó la vida de Judith y quizá haya cambiado pero… jamás voy a poder…

— Muñeca ¿A qué le tienes miedo? Olvídate de todo. Olvídate de Negan  o dónde quieres vivir después y dime ¿Te casarías conmigo? — ella sonrió ante la idea, por primera vez en mucho tiempo se planteaba la posibilidad de volver a entregarse completamente como una vez lo había hecho por Glenn y por mucho que la asustaba, también la hacía feliz.

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