CAPITULO 10. ENCUENTROS DEDAFORTUNADOS

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Gabrielle Alighieri, después del escandaloso plantón en la iglesia, regresó a su mansión, donde compartiría su vida con Arielle. Subió  a su oficina y sirvió un vaso de whisky y lo bebió, sirvió uno y otro y otro, bebió hasta perder la razón.
Una semana pasó encerrado sin recibir a nadie ni responder llamadas ni mensajes.
Los toques de la puerta llamaron su atención. Y entraron

—¡No quiero ver a nadie! —habló sin mirar  a quien pasó por ella.
—Gabrielle. ¿Es así como piensas que Arielle te perdonará. Hundiendo te en el alcohol ? Sal de aquí y búscala, explícale que te tendieron una trampa. —Le aconsejó Sharif, su mejor amigo.
—No quiero ver a nadie Sharif, déjame solo.
—Ve a buscarla, explícale, dile que no la traicionaste.
Y así lo hizo.
—Ahí te envío toda la información de mi prometida, quiero que la encuentres lo más pronto posible. —ordenó Gabriell, cuando fue interrumpido por Sergio.
Gabriell lo miró y se apresuró a recibirlo.
—Sergio, por favor toma asiento, necesito aclarar muchas cosas.
Sergio lo miró fijamente y se acercó a él como un gato a su presa. Lo agarró de la camisa y lo tiró al sofá.
—Te esperé todas estas semanas y no diste la cara como el cobarde que eres, lastimaste a mi hija, y eso no se queda así. Ya se que estás investigando su paradero, te exijo, te ordeno que no busques a mi hija, ella tomó su decisión, déjala en paz. ¿Entendiste? Si no quieres que te arruine, deja de buscar a mi hija. —ordenó Sergio y salió de ahí furioso.
Gabriell no tuvo la oportunidad de aclarar el mal entendido.
Arregló todo lo que tenía pendiente en las empresas y envió la nueva dirección al detective.
—¿Te volviste loco Gabriell? ¿Cómo que te marcharás de aquí? —preguntó Sharif, intrigado por la decisión tan repentina.
—Si voy a recuperar a mi mujer, no me quedaré aqui en Moscú, su padre será un impedimento mientras trato de arreglar nuestros problemas.
—Ella es una mujer y si decide perdonarte, no le importará la opinión de su padre.
—Lo sé, pero me voy. Te harás cargo de todo Sharif.
—Sabes que cuentas conmigo, para lo que sea.
Gabriell salió de viaje y decidió volver a su natal Florencia, Italia.
Los días pasaron convirtiéndose en semanas, en las que no tenía nada de noticias de Arielle,  y las semanas en meses, tres meses habían pasado, y por fin el detective llamó. El teléfono sonó y el nombre de Sharif reflejaba en la pantalla.
—¿Cómo estás hermano?
—Gabriell, te tengo noticias de Arielle.
dijo Sharif y como impulsado por un reporte se puso de pie.
—¡Habla!
—En un convento de Roma, en la basílica, ahí hay un convento, ahí está.
Gabriell colgó la llamada y marcó al detective
—Señor Alighieri, encontré a su prometida.
—Está en el convento.
—Si señor. Ya le envío todo la información. —dijo el detective y envió todo por correo.
Gabriell revisó cada detalle y vio el registro de ingreso de Arielle Brigth Kartson al convento. Convencido de haberla encontrado, llamó al jefe de seguridad y lo envió con sus hombres de confianza.
—Muy bien señor, traeremos a la señorita Arielle.
—No le digan que yo envié por ella, no querrá venir, y si pone resistencia traigan la por la fuerza.
Los hombres de negro abordaron el jets privado desde Florencia a Roma dos horas después estaban en el convento.
—Buenas tardes hermanas, deseamos hablar con la madre superior.
—Ella no está en esta área. ¿Qué desea hablar con ella? —respondió la hermana Rebeca.
—Venimos por la señorita Arielle. Su padre envía por ella.
—Yo soy Arielle. —dijo una de las monjas. acercándose
—Tenemos órdenes de llevarla de regreso.
—Está bien, me despido de mis amigas y.....—sus palabras quedaron a medias  por qué en cuestión de segundos fue echada al hombro y sacada a la fuerza de la basílica.
—¡Oiga deje a mi amiga. ¿Qué le pasa? ¡Oiga! —gritó la hermana Rebeca.
Arielle pataleaba y trataba de soltarse del agarre del hombre Pero le era imposible.
—Suéltame, por qué hacen esto, mi padre los despedirá cuando se entere.
Fue subida a uno de los autos y salieron rumbo al aeropuerto privado de la familia Alighieri.
—Suéltame idiota. Déjame ir.
—señorita Arielle, su prometido envió  por usted.
—¿Que? No, no voy a regresar con ese mentiroso.
Llegaron al aeropuerto, la bajaron y dio una fuerte mordida al que la llevaba sujeta. 
—¡Aaah! —gritó soltando la, y Arielle corrió por los pasillos.
—Sigan La, no la pierdan de vista. —ordenó el jefe de seguridad y corrieron tras de ella hasta agarrarla nuevamente.
Arielle fue subida al jet privado de Gabriell y llevada a Florencia.
ARIELLE LBLANK fue sacada del convento  creyéndola ser Arielle Bright.




TRES MESES ATRÁS.
EL DIA DE LA BODA. DE ENMANUELL GIORDANO

Enmanuell caminaba a paso largo arrastrando a Arielle Maylin Brigth Kartson. Creyendo que era su Arielle L'blank.
Doménico corrió tres de ellos.
—Espera Enmanuell, ¿Adónde vas? —preguntó preocupado por ver la reacción agresiva de su amigo.
—Voy a la hacienda, y no le digas a nadie. ¿Entendiste? A nadie. —ordenó y Doménico no pronunció palabras, solo lo miró como arrastró a su esposa.
—Sube, está humillación te costará caro, no te daré el divorcio en la fecha que acordamos.
Arielle lloraba desconsoladamente, Enmanuell cogió quitó su corbata para  vendar sus ojos.
Arielle luchó para evitar ser vendada y Enmanuell ató primero sus manos.
Quitó la corbata de uno de sus hombres y vendó sus ojos, llegaron al aeropuerto privado, salieron del auto y el cargó a Arielle en el hombro.
Arielle pataleaba y jadeaba fuerte tratando de gritar y forcejeaba para zafarse del amarre de sus manos, pero todo intento fue imposible.
Subieron al jets con destino a Arezzo.
"Dios mío, no se que está pasando, quien es este loco que me secuestró, y casada. ¿Cómo resulte casada con esta maniaco? —pensaba mientras sentía que estaban en pleno vuelo.
Dos horas después era cargada en el hombro de Enmanuell y subida a un auto. El trayecto fue en completo silencio, y el cálculo de una hora talvez dos sintió que el carro se estacionó. Bajaron y nuevamente fue cargada en el hombro del hombre.
Sintió caer en un sofá, soltaron sus manos y luego sus ojos.
Arielle seguía sollozando inconsolablemente, Enmanuell la tomó de las manos y la ayudó a ponerse de pie.
—Arielle, nosotros hicimos un trato,
—Yo no se quién es usted. —habló entrecortado.
—¿Cómo que no sabes quién soy? No me hagas reír. —respondió Enmanuell caminando al bar y servirse un vaso de whisky.
—El hecho de que descubras que me gustan las mujeres no significa que no me conoces.
Arielle seguía llorando.
—Ya deja la lloradera, te elegí por ser diferente, y eres igual a todas de llorona y dramática.
Arielle seguía sollozando.
—Ya deja de gimotear, me molesta. —dijo Enmanuell quitando de un tirón el velo de su rostro. Y, sorpresa.
—¿Quién carajos eres tu? —preguntó sorprendido de ver a una  Arielle diferente, más delicada y sentimental. Muy diferente a la Arielle con la que el hizo el trato.
—¿Quién eres tu? ¿Y por qué tienes el vestido de mi prometida?  Tu no eres Arielle.
—Traté de decirte, Pero tu no me dejaste hablar, me arrastraste como si fuera un animal, idiota.
—Vaya, mientras tenías el velo eras muda y hasta diría yo sumisa. Sin el quieres sacar las uñas.
—Llévame de regreso al convento, eres un desgraciado.
Enmanuell la miró y recordó.
Flash Back
¿Está bien hermanita? Lo siento disculparme, no la vi. Vamos la llevaré a un hospital.
Arielle  levantó la mirada y sus ojos se encontraron con esa intensa mirada de Enmanuell, Arielle tragó el nudo en su garganta y parpadeó, se puso de pie tan rápido como pudo,  limpiando su hábito y se negó a la petición del hombre.
—No pasó nada grave, tranquilo estoy bien.
—Por favor, déjeme llevarla a un hospital
—No hace falta, tenga un buen día. —se negó y siguió su camino.
Fin Flash Back.
—Claro, tu eres la monja que se tiró sobre mi auto.
—¿Estás loco? Fuiste tu quien me atropelló. —respondió recordando el incidente.
—Vaya sorpresa, mi Arielle se convirtió en una monja.
—No soy tu Arielle, y regrésame al convento.
—Pues te tengo noticias, si tú estás con el vestido de novia de Arielle, eso significa que ella está con tus mortajas.
—Hábitos, idiota, mortajas es de los muertos —respondió blanqueando los ojos.
—Lo que sea, cual es la diferencia si ser monja me imagino están muertas para el mundo, la noticia es que no te devolveré, castigare es esa descarada dejándola ahí encerrada después iré por ella y además estás casada conmigo, no podrás volver.
—Tenemos que anular ese matrimonio, tu y yo no nos conocemos, no podemos seguir casados.
—Pues mira, aquí dice, Arielle y Enmanuell, casados.
—Mi nombre es Arielle, Pero no soy tu Arielle, ¿si puedes ver la diferencia.?
—La veo, eres más hermosa, más delicada, no, no te daré el divorcio en un año. —dijo Enmanuell saliendo de la sala para ir a la oficina y aclarar la confusión con su jefe de seguridad.
Arielle salió de la sala, caminó y llegó al inmenso jardín, era un paisaje ante sus ojos, árboles con frutas de la estación, a lo lejos un lago, con cisnes, siguió caminando y llegó a las caballerizas, miró cada uno de los caballos y los acarició, por un momento despejó su mente y disfrutó del espectáculo que le daba la naturaleza en el campo, vio un viñedo y fue hasta ahí, cogió un racimo de uvas verdes y se deleitó con ellas.
—Todo es muy hermoso, nunca antes vi una al natural y más, arrancarla de su rama. Todo es hermoso aqui —expresó para así mismo.
Mientras ella disfrutaba del paisaje, Enmanuell salió de la oficina luego de discutir la confusión con su jefe de seguridad, salió a ver a Arielle y la vio seguir a las caballerizas, la siguió sigilosamente, y en completo silencio.
—Es muy hermosa, parece un ángel con ese vestido blanco y sus cabellos rubios.

CAMINOS CRUZADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora