Tres dias después del nacimiento de Orquídea, Arielle y su pequeña fueron dadas de alta.
—Llegó la hora de ir a casa mi vida. —dijo Arielle tomando a su hija en brazos, salieron de la habitación, y pasaron al consultorio del Galeno para las indicaciones de ambas, se despidieron y salieron, todos caminaban de modo sincronizados por el destino, Arielle llevando en brazos a Cristal, y junto a Donatella y Alexey tomaron el ascensor para bajar al estacionamiento, y sin imaginar que en el trayecto se encontraría con Gabriell.
Las puertas metálicas se abrieron y la sorpresa fue para todos los ahí presente.
Al unisono pronunciaron sus nombres y miraron a los bebés en brazos.
El cruce de información entre ambos dejó a Arielle con el corazón estrujado del dolor que sintió a ver a Gabriell con su bebé en brazos sin su madre.
—Por favor tenerla un momento. —pidió y entregó a la pequeña a Donatella.
—¿Puedo? —preguntó mirando a Gabriell y tomó a Dante en sus brazos que empezaba a llorar.
—Pequeñito de mi corazón, me duele el corazón saber tu pérdida. —pronunció con tristeza y mirando al cielo.
—Isabella, no te conocí, Pero te aseguro que tu bebé no tendrá un mejor padre que Gabriell...y te prometo que ayudaré a cuidar de él. Dijo lo último mirando a Gabriell, y como si Dante entendiera, dejó de llorar. Arielle miró fijamente a Gabriell y luego a Donatella y a Alexey.
—Por favor, deja que te ayude con el, deja que te ayude con su alimentación. —pidió y Gabriel se negó a la primera.
—Claro que no Arielle, es mi responsabilidad cuidar de él, es mi hijo y tú acabas de tener la tuya, no pondrás con tsnto.
—No pretendo desplazarte como padre, solo déjame alimentarlo con mi leche, es muy importante en los primeros meses de nacido. Seré su tía
Gabriell.
Gabriell no pronunció palabras, miró a Donatella y a Alexey que estaban en completo silencio, mirando fijamente a Arielle acariciando a Dante y el quedando en completo silencio.
—Gabriell, acepta, hazlo por el bebé. —dijo Alexey y continúo.
—Puedes llevarlo a casa cuando desees y...
—No...no Alexey, si Gabriell acepta y me lo permite, me iré con él por el tiempo que decida. —le interrumpió a Alexey.
Donatella y Alexey se miraron y luego a Gabriell ante la inrsperada noticia.
—Ari..no queremos que tú te veas....
—Gabriell...déjame ayudarte ...por favor, el lo necesita.
Gabriell sonrió y terminó aceptando,
—Está bien Arielle, y gracias... gracias por ser tan dulce con mi pequeño. —agradeció y caminaron juntos seguidos por Alexey y Donatella, subieron a los autos y salieron con rumbo a la mansión Alighieri, la que había adquirido junto con Isabella.
Llegaron a la mansión, y fueron a la habitación de Dante, Arielle miró todo maravillada de como Isabella había decorado la habitación con mucho amor, su corazón se estrujó por la tristeza que sintió al saber que no estaría ahí para ver crecer a su hijo.
Sus lágrimas rodaron, por qué pudo ser ella la ausente, caminó a la cuna donde estaban los pequeños y sonrió.
—Todo estará bien mis niños. —dijo en un susurro, y los pasos de Gabriell se escucharon.
Ya mandé a decorar la otra habitación para la pequeña..
—Orquídea.. su nombre es Orquídea Cristal.
—¿Eres tú? —preguntó Gabriell
—Si..y ella nació justo el día de nuestro debut.
Arielle trasladó su taller de diseños al ala sur de la mansión Alighieri, trabajaba desde ahí así mismo Donatella se había mudado ahí para estar al pendiente tanto de los diseñadores como ayudar a Arielle.
Arielle compartía mucho tiempo con los pequeños, los alimentaba de su pecho y no había preferencias ni distinción entre ellos.
Gabriell trasladó su oficina principal también en el mismo lugar de donde Arielle tenía el taller, se turnaban en sus horas de trabajo para compartir con ellos.
Isabella fue como un bálsamo al dolor sin sentirlo en Gabriell, con su llegada y partida repentina no se dió tiempo de asimilar el dolor de la ausencia de Arielle L'Blank, meses después volvió a retomar la investigación de la denuncia que había dejado en pausa por el tiempo dedicado a Dante.
El sonido del teléfono sonó y vio en número del investigador privado que le había puesto par encontrar a Nahiomi.
—La encontramos señor Alighieri, le envío la dirección para que tome su decisión.
Gabriell recibió la dirección y la reenvió a los investigadores judiciales, arrestando a Nahomi y encarcelando la para meses después recibir la máxima sentencia por homicidio premeditado.
Los meses pasaban convirtiéndose en años, dos años habían transcurrido y estaban festejando el segundo cumpleaños en compañía de los más cercano, habían formado una familia.
Arielle cada noche y después de acostar a sus pequeños, entraba a su habitación, y a sus pensamientos llegaba Enmanuell.
—Debes ser felizmente casado con tu Arielle. ¿Será que al llamarle por su nombre me recuerdas? No...no lo creo que estupidez la mía imaginar eso. —se preguntaba siempre que pensaba en él. Suspiró profundo, corrió las cortinas y se entró en su cama.
Gabriell no era diferente a Arielle, cada noche en el silencio de su soledad, Arielle venía a su mente.
Arielle y Gabriell habían forjado una gran amistad, eran una familia, no los unio un matrimonio, pero si la ausencia de una madre, tenían sus reuniones en familia, junto a Donatella y Alexey.
Arielle todo ese tiempo evitó hablar de Enmanuell, Gabriell jamás llevo el tema de esa pareja que estaban casados sin saber en las circunstancias de como sucedió, todo estaba quedando en el pasado, Vivían concentrados en día a día y el el crecimiento de Dante y Orquídea.
Las semanas seguían su curso, convirtiéndose en meses y estos continuaban pasando.
Un año mas había transcurrido y estaban festejando el tercer año de Dante y Orquídea.
—¿Como están los sobrinos más bellos del mundo. —habló Alexey entrando junto a Donatella cargando regalos para ellos.
—Mira quién llegó Dante... Orquídea. Mira los tíos llegaron. —les habló Arielle y ellos caminaron a su encuentro.
Alexey y Donatella los cargaron, y continuaron con la pequeña celebración.
Arielle era cada ves más famosa en la industria de la moda, cada año cerraba las pasarelas con los exclusivos diseños de cada temporada, Orquídea Cristal estaba siendo reconocida mundialmente, ahora con la creación de bolsos y carteras y accesorios con la marca Cristal.
—Arielle, todo está listo para la semana de la moda París. —informó Donatella.
—Perfecto, recuerden reservar la suite con tiempo, debemos viajar una semana antes.
Gabriell acompañaba siempre a Arielle en cada evento donde ella estaba, y por ende siempre andaban los pequeños Dante y Orquídea.
Las semanas pasaron y están abordando el jets que los llevaría a la semana de la moda en París.
—Esta noche será otro triunfo Arielle, Dante y yo estamos contigo como siempre. —habló Gabriell entrando con los pequeños de la mano.
—Y eso me da fuerzas para seguir, mis niños son mi motor a seguir. —respondió Arielle abrazando a los dos niños.
Las horas transcurrieron y ya estaban nuevamente bajo los reflectores y los flashes de las cámaras de los más famosos reporteros de revistas internacionales de la moda Parisina.
Las modelos hacían su recorrido por las pasarelas, dejando a su paso, un estela de brillo y sensualidad.
Las horas pasaron y el desfile finalizó como siempre, con la presentación de las modelos de Orquídea Cristal.
Y así el tiempo seguía pasando, dos años más pasaron, los pequeños Dante y Orquídea tenían cinco años, estaban como un huracán arrazando con todo, de lo feliz que estaban, era su primer día en el kínder.
Cada día el recuerdo de Arielle y Enmanuell se hacían más lejanos, Gabriell había cerrado su corazón al amor, y Arielle, ella sentía temor entregar nuevamente su corazón, estaba convencida de que Arielle L'Blank y Enmanuell Giordano estaban felizmente casados, sin tener la más mínima idea que que solo ella y Gabriell se habían reencontrado.
—Apuren niños, es hora de irnos...Llegaremos tarde, y no queremos que nos canten la canción de la tortuga. ¿Cierto?.
—Noo. Gritan al unisono los dos inquietos niños.
—Mamá, no nos cantarán la canción de la tortuga, tío Gabriell dice que si..
—No, no será así si llegamos a tiempo. —respondió Arielle apretando suavemente los cachetes regordetes de Orquídea.
—Ves tío..mami dice que no somos tortugas. —expresó Orquídea con su voz muy infantil.
Subieron al auto y salieron rumbo al kínder, el trayecto fue entre risas y cantos de los niños. Mientras Arielle los escucha muy embelesada y sonriendo.
—Muy bien mis amores, listo para su nueva aventura. —dijo Gabriell.
El recorrido fue. Entre ocurrencias y risas de los pequeños que interactúan con ellos, llegaron al kinder y fueron recibidos por la maestra.
Se despidieron de sus padres y fueron llevados al salón de clases, pasaron la mañana entre juegos y dinámica.
Mientras los niños estaban en el kinder, Arielle regresó a su trabajo, aprovechando al máximo su tiempo de empresaria, ya que en las tardes, al regreso de los pequeños terremotos e dedicaba a ellos.
Gabriell se había convertido en un empresario próspero en el mundo de la informática, algo diferente a lo que realmente deseaba ejercer, dejando a un lado el mundo del campo y sus actividades, de ves en cuando en vacaciones disfrutaban de los paseos en familia en una pequeña quinta llamada puerta azul.
Las semanas seguían su curso, y estaban nuevamente contra el tiempo entregando los pedidos de trajes de gala para las damas de sociedad, el gran evento del año estaba a pocas semanas a realizarse.
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CAMINOS CRUZADOS
RomanceEl destino cruzó a dos pequeñas, Arielle L'Blank, inquieta y vibrante con unos ojos grises destellante y llenos de inquietud, y de cabellos de color caramelo. Arielle Bright, todo lo contrario, con una quietud y sensatez para su corta edad, sus cabe...