CAPITULO 48. NACIMIENTO DE TRES

65 4 0
                                    

Arielle vivía entre sus estudios y trabajo, y por que no... También estaba aprendiendo a ser mamá, cada dia al sentir los movimientos y paradas de sus pequeños traviesos, cada noche Gabriell llegaba a su mente, al momento de acariciar su abultado vientre de ya cinco meses.
—Muy bien Arielle, tus bebés están desarrollándose muy bien, están con peso y medida correctas para la edad que tienen. —informó el Galeno que lleva el control de su embarazo.
—Gracias doctor, hay ocasiones que no puedo caminar, y no quiero imaginar cuando ya esté en meses más avanzado. —dijo acariciando su vientre.
—Tranquila mi Ari, yo construiré una carreta y Ahí te cargo. —habló Jhon riendo.
—Que malo eres, Ari igual te quiero.
Los días iban y venían, y ahora ya estaba de ocho meses, ya tenia licencia de maternidad, pero aún asi trabajaba desde casa, amaba tanto su trabajo que lo realizaba con mucha pasión.
Arielle estaba en la oficina trabajando y bebiendo un chocolate caliente cuando de pronto sintió un estrujón en su vientre bajo.
Su taza cayó al suelo en el momento que se llevó sus manos a su vientre.
—¡Nona! ¡Jhon! —gritó Dora y Jhon apareció tan pronto la escuchó.
—¿Que pasó Ari? ¿Te sientes bien?
—¡Noo! ¡Creo que se adelantaron! —dijo sintiendo temor.
—¡Mamá! ¡La ambulancia! ¡Pronto! Arielle tendrá a los bebés. —dijo tratando de ayudarla a caminar.
—¡No puedo...no puedo jhon! ¡Duelee!—clamaba Arielle casi llorando.
—¡Madre! Pronto por favor. —gritó Jhon. Dora llegó y ayudó a Arielle a llegar a la sala mientras jhon llamó a los paramédicos que siempre estaban pendientes Desde que fueron contratados para estar en la mansión.
Los paramédicos llegaron y ayudaron a Arielle a subir a la camilla y ser trasladada al hospital lo más pronto.
Arielle se retorcía de los calambres que sentía y gritaba cada ves que los sentía.
—Por favor..no quiero que les pase nada a mis bebés, aún les falta tiempo, por favor. —pedía suplicante.
Los paramédicos llegaron al hospital y la pasaron directo al quirófano donde ya la esperaban.
El Galeno la recibió y trató de tranquilizarla.
—Tranquila Arielle, todo saldrá bien.
—Doctor, ¿Porque se adelanta y falta más de un mes?
—Están muy desarrollados, se sienten incómodos, y es por eso que están inquietos. Vamos a realizar una ecografía para ver si estado. ¿Dei acuerdo?
El Galeno llevó a Arielle para realizar la ecografía y miró fijamente.
Movió el transductor por todo el abultado vientre y miró fijamente la pantalla. Arielle no dejaba de alternar su mirada entre el Galeno y la pantalla.
—¿Que sucede doctor? ¿Pasa algo malo? —preguntó sintiendo angustia en su corazón.
—Vamos a prepararte para la cesárea, como lo dije... ya no tienen espacio y es por eso su incomodidad.
Arielle fue preparada para la cesárea, su corazón latía tan fuerte y sentía esa presión en su también. Cerró los ojos pidiendo por sus hijos.
—Dios, que estén bien, por favor... Gabriell.. Gabriell tu hijos están por nacer. Gabriell.. —pronunció en un susurro mientras caía en la inconsciencia al ser dormida por la anestesia mientras trataban de mantenerla despierta.
—Arielle despierta, no te duermas, tienes que ver a tu hijos el momento de nacer. —dijo una de las enfermeras.
Mientras Arielle era preparada por el anestesiólogo.
El Galeno buscó a Jhon.
—¿Que pasa doctor? —preguntó acudiendo a su llamado.
—Es una cirugía de emergencias.. uno de los bebés está presentando  problemas cardíacos y tenemos que sacarlo de urgentemente, quiero que estés a su lado. Ve a la sala de desinfección y cambia tu ropa.
Jhon fue tan rápido como pudo y entró a la sala de quirófano.
Entró y vio a Arielle dormida, tomó su mano y dejó un beso en ella,
—Estoy aquí pequeña, nunca te dejaré, ahora que el destino te trajo a mi, no te dejaré. —pensó acariciando un mechón de su colorido cabello morado.
El Galeno empezó con la cirugía y media hora después el llanto entrecortado de uno de los pequeños se escuchó ese llanto era del primogénito, Arielle se removió escuchando lo llorar,  el eco del bebé.
—Jhon. —pronunció en susurros, mientras intentaban sacar al segundo bebé.
—Mi pequeño bebé, mi hijo, mi Gianni Gabriell. —pronunció mirando a su hijo, cuando se escuchó el llanto de él segundo bebé, era fuerte y claro, lo miró y débilmente sonrió.
—Mi pequeño, mi bebé, mi Marco Aurelius. —pronunció esperando el llanto de un tercer bebé que no se escuchó. Su respiración se agitó y sentía su corazón retumbar en su pecho.
—Jhon...mi hija, mi niña. ¿Que sucede? ¿Porque no la escucho llorar.? —preguntó intentando moverse sin poder hacerlo, la anestesia no le dejaba responder a los movimientos que deseaba hacer.
Mientras Arielle intentaba moverse.
El Galeno había sacado a la pequeña Carmine y la entregó inmediatamente al cardiólogo pediatra, trataron de reanimarla y sacaron el líquido de sus pulmones, colocaron oxígeno y por fin movió sus manitas.
Mientras reaniman a Carmine, el cirujano terminaba el trabajo con Arielle, dejándola lista para ser trasladada a la sala de recuperación.
Entre tanto, el pediatra miró a Jhon asintiendo afirmativamente y el comprendió lo que quiso decir sin palabras.
Miró a Arielle y sonrió.
—Tranquila mi Ari, nuestra pequeña está muy bien, ahora tengo que salir para que ellos terminen su trabajo.
—Gracias..por estar. —pronunció Arielle entre gemidos.
Jhon salió de la sala de quirófano y espero en el pasillo donde estaba Dora.
—Hijo..
—Todo está bien madre, los bebés y también ella.
—Me alegra mucho hijo mío, Pero no me gusta esto de estar ocultando es su embarazo y ahora a sus bebés, Jordan y Julianne merecen saber que tienen nietos.
—No está en nuestras manos, ella tendrá sus razones y motivos para no decir su verdad, y nosotros vamos a respetar eso....por favor madre.
—Está bien hijo, no pasaré por alto su decisión.
Las horas pasaron y Arielle fue trasladada a la habitación.
—Mi niña, Felicidades, muchas felicitaciones por tus bebés, sin no los traen ya quiero conocerlos.
—Nona...tengo miedo.
—No hables mi niña, pronto traerán a los bebés, tranquila. —trató de calmarla Dora agarrando su mano.
Y dos horas más tarde, dora y Jhon,  pasaron a los cuneros a ver a Gianni Gabriell y a Marco Aurelius.
—Son hermosos. —pronunció en voz baja Jhon.
Dora los miró embelesada al verlos tan pequeño y conectados a esa máquinas que los mantenían respirando, caminaron a la siguiente cuna y vieron a Carmine, también conectada.
—¿Cuánto tiempo estarán aquí? —preguntó Dora a la enfermera que los atendía.
—El tiempo que se  requiera, les faltaban un mes y medio para nacer...ese tiempo se les mantendrá aquí.
Dora y Jhon volvieron a la habitación de Arielle para darles noticias de sus hijos.
Arielle en lo que podía sostenerse en pie caminaba para a ver a los bebés, los miraba a través del cristas de las termocunas y les hablaba, diciendo cuánto deseaba ya tenerlos en sus brazos. 
Cuatro días después, Arielle fue dada de alta y cada día del mes y medio que faltaba para salir de ahí se la pasó en el hospital viendo la recuperación de Carmine y sus hermanos.
Casi dos meses después ya estaban siendo pasados al área de neonatología para los últimos controles, Carmine estaba completamente recuperada, Gianni Gabriell y Marco Aurelius ya estaban en brazos de su madre.
—Ya mis amores, un poco más y estarán junto a mi en casa. —les hablaba como si pudieran entender ellos la miraban muy atentos.

Los días pasaron y ya los trillizos estaban fuera del hospital, de regreso a la mansión, fueron llevados cada uno a sus habitaciones con sus nanas.
Arielle se reorganizó para poder estudiar, trabajar, y estar presente en la vida de sus hijos.
—Hija, tienes que decirles a tus padres, ellos tienen derecho de saber, que tienen nietos. —sugirió Dora.
—Lo se, Nona, Pero no voy a regresar a Roma, ellos vendrán aquí.
Arielle, organizó el viaje de Jordan y Julianne, y un mes después ya los estaban esperando en el aeropuerto para recibirlos. Jordan y Julianne caminaban por los pasillos cuando un..
—¡Papá....mamá! —gritó Arielle corriendo a su encuentro.
Jordan tomó en brazos a su pequeña y dió vueltas con ella, era su consentida y moría por su ausencia y más por la negativa a ser visitada y visitar.
—Hija mía, no sabes cuánto te extrañé. —dijo Julianne abrazándose a ellos dos.
Arielle besó a sus padre y fueron a los autos que esperaban fuera del aeropuerto.
Subieron y salieron de ahí rumbo a la mansión, donde estaba Dora esperando con los pequeños Gianni Gabriell, Marco Aurelius y Carmine.
Llegaron a la mansión y pasaron a la sala, saludaron efusivamente a Dora, y minutos después para salir al jardín donde estaban María, Delia y Juana, las nanas de los pequeños.
Jordan y Julianne salieron y caminaron mirando cada detalle de la pequeña decoración que habían preparado para la espera de ellos y fue cuando muchos moñitos de papel de colores azul cielo y rosa pastel cayeron sobre ellos al igual que el tull decorativo de los mismos colores de dónde salieron las tres mujeres empujando los coches y los pequeños dentro de ellos.
Arielle sonreía feliz, sintiendo en su corazón una sensación de satisfacción al ver que por fin sus padre estaban ahí juntos a ellos. Jordan y Julianne se miraron sorprendido y se acercaron lentamente a los coches y los vieron ahí, pataleando y jugando con el sonajero en sus manos.
—¿Y estos preciosos bebés? —dijo Julianne a modo de preguntas. Y mirando a Arielle.
—Son sus nietos madre, padre..les presento a Gianni Gabriell, Marco Aurelius y Carmine Julianne. Mis hijos, y los hijos de Gabriell Alighieri.
Jordan los miró y sonrió, tomó a cada uno de ellos en brazos al igual que Julianne.
La miraron y luego se acercaron a ella.
—Mi pequeña...ya es toda una mujer, es madre. ¿Por qué no nos dijiste antes hija. —habló Julianne, acercándose a ella y abrazando la.
—Quería estar sola y poner mis ideas en orden.
—No estuviste sola hija, tu Nona estuvo aquí siempre. —dijo Jordan abrazando la.
—Lo se padre, Pero no desea a que lo supieran mas personas como, Rachel, o Rebeca y Luz que al caso es lo mismo. Se lo podían decir a Gabriell.
—Hija...el tiene derecho a saber.
—Lo tiene Pero aún no me siento preparada para aceptar la decisión que el tomó y que no me afecte.
Jordan y Julianne, una vez más  aceptaron las decisiones  de Arielle y apoyarla  como siempre lo hacían.
Las semanas seguían  transcurriendo convirtiéndose en meses, Arielle había retomado por completo sus estudios de especialización y trabajo, asi mismo era madre a tiempo completo y parcial.
Los meses seguían transcurriendo y ya estaban nuevamente esperando a Julianne y Jordan, para la celebración del primer año de los pequeños.
Llegaron a la mansión y pasaron al jardín donde estaban todos los más cercanos  reunidos festejando su primer cumpleaños.
Arielle continuaba con su rutina diaria, trabajo estudio ser madre y luego lo mismo hasta que los pequeños tenían cinco años de edad.
Todos estaban de un lado a otro, pues llegariann  de Roma todos con sus familias, pues era el cumpleaños numero cinco de los trillizos.

CAMINOS CRUZADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora