CAPITULO 19. NUESTRO HOGAR

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El atardecer llegó, Arielle y Enmanuell regresaron a la hacienda hablando y riendo. Desmontaron sus caballos y caminaron hasta llegar a sus habitaciones.
Enmanuell fue al baño, quitó su ropa y se miró al espejo.
—No creo que tú estés cayendo en sus redes de encanto Enmanuell. —le dijo a la imagen frente al espejo sonriendo.
Se duchó, se vistió y bajó al comedor.
—Buenas noches Enmanuell, veo que todo terminó bien, te vi llegar muy feliz. —Dijo Doménico.
—Todos merecemos otra oportunidad en la vida. ¿No crees?
—Siempre te lo dije hermano. Ahora a disfrutar del amor, no todas son iguales recuerda eso.
—Eso creo, pero vamos a paso de caracol lisiado, sin prisa.
—Bueno... creo que ya es hora de que me vaya, tengo mucho que hacer en Roma. ¿Cuándo volverás tu?
—No lo sé, aquí hay mucho que hacer que no puedo delegarlo a terceros. Desde aquí puedo llevar el control de las empresas hasta que me ponga de acuerdo con mi padre
—Claro que puedes, yo te estaré informando de todo, sabes que cuentas conmigo.
—Así es mi hermano, y te lo agradezco mucho.
Arielle bajó vestida con un vestido a cuadros, Enmanuell la miró sonriendo y se levantó para acercarse a ella, dió un beso en sus labios, la guió a la mesa sacando la silla para que ella se siente, y todos cenaron.
Al siguiente día .
La hora de partida de Doménico llegó, se despidieron con la promesa de volver pronto.
Arielle y Enmanuell fueron a los corrales después de pasar por las caballerizas.
Las semanas pasaron, cada día se comprometían más el uno con el otro  a compartir, Arielle ya no vivía cada noche recordando y llorando por la traición de Gabrielle, ya no sentía ese dolor en su alma al recordar, al igual que Enmanuell, sentía que había tomado la decisión correcta al darse una oportunidad con ella, Enmanuell se empeño en enseñarle todo el msbejo y administración de la hacienda,y  Arielle después de aprender ponerse al corriente, y empeño en aprender, Enmanuell decidió que debía  ocupar el lugar que dejó Vittorio.
—Señores, les presento a la nueva administradora de la hacienda LUNARES, mi esposa se encargará del área administrativa. —habló Enmanuell a todos los vaqueros y empleados ellos aplaudieron.
—Gracias, espero hacer bien mi trabajo, y contar con el apoyo de todos ustedes. —agradeció Arielle.
Enmanuell tomó la mano de Arielle y salieron, subieron a la camioneta y fueron al pueblo.
—¿Dónde vamos?
—Al pueblo, te mostraré lugares muy bonitos, pienso montar una clínica veterinaria que mucha falta hace. —sugirió Enmanuell mirando de vez en cuando a Arielle, que miraba encantada la estancia de los verdes campos.
—Eso es muy bueno, y según veo hace mucho falta un laboratorio, local tardan mucho en tener un examen clínico de los animalitos.
—Afi es, y lo tendremos. ¿Te gustaría que nos quedaremos a vivir aquí, o prefieres la comodidad de la ciudad? —preguntó Enmanuell estando que ella escojiets ese lugar. Y continuó. —si decides que nos quedemos aquí, construiré una mansión como en la ciudad.
—No, pur favor, en Moscú  el clima es muy frío, y la casa de campo es más parecida a una casa de ciudad. Me encanta lo rústico es más natural y hermoso, me gustaría que nos quedemos aquí, tener a  nuestros hijos aquí. —respondió. Enmanuell la miró y sonrió.
—Mi mujer y mis futuros hijos tendrán una cabaña rústica entonces. —dijo Enmanuell tomando su mano.
—La hacienda es perfecta, está rodeada de todo lo que me gusta, el viñedo, los caballos y el resto de animalitos, y más me encanta ese lago.
—¿Te gustaría dar un paseo en bote? También hay un pequeño puerto.
—Claro que sí....me encantaría.
—Pues no se diga más.
El trayecto continuó y media hora después estaban caminando por las calles del pueblo.
—Es muy hermoso todo esto.
—Si, lo único que aún no tenemos es una clínica veterinaria completa. Y yo la construiré y así no tenemos que esperar por médicos y laboratorios de la ciudad.
Entraron a una tienda de artesanías de cuero, siendo atendidos muy amable mente, luego a la feria, el pueblo estaba de fiesta.
—Nunca estuve en una feria de pueblo, es muy divertido y entretenida. Sin dudas me quedaría a vivir aquí para siempre.
—Aqui nos quedaremos entonces, aquí crecerán nuestros hijos cuando sea el momento de tenerlos, ¿Cuantos tendremos?—dijo Enmanuell mirando la a los ojos y tomando su barbilla.
—Tendremos los hijos que tú desees tener, tendremos una familia grande y maravillosa.
—Entonces tenemos que empezar a trabajar en eso. ¿No te parece? —preguntó Enmanuell susurrante sobre sus labios.
—Pues creo que mi novio aún no está preparado para dar ese paso. Parece que es muy tímido. —dijo Arielle apretando sus labios en una sonrisa.
—¡Aaah! Con que ese es el problema..no te preocupes que cuando llegue a la hacienda le voy a dar unos trancazos a ver si se asunta y atiende bien a la dama. —respondió Enmanuell riendo.
Arielle soltó una carcajada y Enmanuell la abrazó por la cintura levantando la, unieron sus labios  apasionadamente, mientras ella enredaba sus dedos en el cabello de él, Enmanuell bajaba sus manos por su espalda y llegó a sus nalgas, levantando la  y enredando sus piernas en la cintura de el.
Volvieron a la camioneta y salieron del pueblo, Enmanuell manejó por casi una hora y llegaron a los límites de la hacienda.
Arielle miró embelesada la altura de la cascada que más parecía un velo de novia.
—¡Oh! Por dios, que hermoso paisaje, me encanta.
Enmanuell extendió su mano para que saliera del vehículo.
—Sube a mi espalda. —dijo poniéndose en una posición en la que ella se colgó a su espalda, y la llevó al borde del gran arroyo donde caia la cascada.
—Es maravilloso. —habló por el cuello y Enmanuell sintiendo su aliento colarse y causándole una electrizante sensación.
La dejó en el suelo y se giró quedando frente a ella, acunó su rostro entre sus manos y besó su boca.
—¿Nos bañamos? —preguntó y ella asintió con un gemido, aceptando.
Enmanuell desabrochó el vestido sin dejar de mirarla, la deslizó por su espalda.
Ella hizo lo mismo con él, desabrochó su camisa y quedando en ropa interior la tomó en brazos, ella enredó sus brazos al cuello de él, y entraron al arroyo.
Enmanuell besó sus labios sumergiéndose en el agua cristalina. Nadaron por mucho tiempo, y entre besos y caricias, Arielle enredó sus piernas nuevamente a la cintura de Enmanuell, uniendo sus labios en un beso apasionado.
—Eres hermosa. —susurró en sus labios.
Entraron en la parte posterior de la cascada el manto frondoso del agua de la cascada cubría su desnudes, y poco a poco fueron cayendo al suelo de barro liso. Enmanuell besó su cuello, bajó a su pecho hizo a un lado su brasier dejando descubierto sus cúspides  rosadas, apretó suavemente con sus labios haciendo que Arielle arqueara su espada y emitiera un gemido de placer. Enmanuell succionó uno de sus pequeños pezones, luego el otro, y bajó a su vientre, arrancó el tangas de fino encaje dejándola completamente desnuda,  besó sus piernas y las abrió,   jugó con su dedo índice en su punto sensible, Arielle arqueaba su espalda mordiendo sus labios, sentía estremecer su cuerpo.
—¡Aaah! Enmanuell. —gemía diciendo su nombre mientras estrujaba sus piernas.
Enmanuell pasó su lengua en esa abertura mojada, jugó entre sus pliegues, su lengua la penetraban mientras ella agarraba sus cabellos. Nunca antes sintió esa experiencia, siempre se conservó para el amor de su vida, Pero jamás se sintió completamente dispuesta a dar ese paso con Gabrielle. Ahora estaba ahí entregando su primera vez a su esposo, teniendo la certeza de que está vez si es el verdadero amor. Enmanuell besó, mordió suavemente su intimidad hasta que Arielle sintió estremecer su cuerpo y correrse en el rostro de Enmanuell.
—¡Aaah! Enmanuell, por favor. —decía gimiendo y pronunciando su nombre nuevamente.
Enmanuell probó del agua de su fuente más deseada, y subió por su vientre, llegó a sus pechos y bebió como un hambriento de ellos, mordió suavemente sus pezones, uno luego el otro, los apretó mientras subía por su cuello y llegar a su boca.
Se devoraban en cada beso que se daban, mordió sus labios, succionó suavemente su lengua. Se posicionó entre sus piernas y se apuntó en su húmeda  entrada. Arielle clavó sus uñas en sus brazos y Enmanuell la miró.
—Enmanuell, yo nunca...yo no..—habló bajando la mirada. Enmanuell comprendió lo que Arielle intentó decirle, besó sus labios con delicadeza sintiendo su corazón latir tan fuerte.
—Si no te sientes preparada lo dejaremos, para..—Arielle selló su boca con un beso y respondió.
—Hazme tuya esposo mío, quiero ser tu mujer. —respondió jadeante, sintiendo su pecho retumbar en sus oidos.
Enmanuell la besó con mucha más pasión, jugó en su entrada, se deslizó muy despacio en su interior, y en lo que besaba su boca  y masajeaba sus pechos, se adentraba un poco más,  sus miradas se conectaron mientras atravesaba esa barrera que se abría para él. Arielle gimió y clavó las uñas en su espalda, y el se adentró totalmente todo, quedándose quieto para que ella se acostumbre a su tamaño.
—Cuando estés lista, me lo dices. Habló sobre sus labios, besando los suavemente, ella respondiendo con suaves movimientos. Enmanuell entendió y empezó a moverse muy lentamente, saliendo y entrando cada ves más profundo en ella.
Su frente era perlada por el sudor que se mezclaba con las gotas de agua, por el esfuerzo que hacía de contener su deseos de poseerla de la manera como la estaba deseando en ese momento.
Entre besos y caricias los movimientos fueron más acelerados, hasta que ambos estaban a un ritmo apasionado y sincronizado, el entraba más profundo y ella saliendo su encuentro sincronizada mente. Enmanuell levantó sus piernas y se hundía más en ella hasta que Arielle sintió estremecer nuevamente su cuerpo, su vientre se contrajo y terminó corriendose seguida por Enmanuell. Juntos llegaron al clímax más placentero, Enmanuell se dejó caer sobre su pecho agitado, escuchó su corazón retumbar, la miró a los ojos y acarició sus mejillas.
—Deseo vivir el resto de mi vida contigo. —dijo besando sus labios.
—También lo deseo, vivir contigo en este paraíso siempre contigo esposo mío formar una familia con nuestros hijos. —dijo Arielle respondiendo a sus besos.
—Entonces aquí será nuestro hogar. —confirmó Enmanuell acunando su rostro, y otra vez unieron sus labios en un beso apasionado y se entregaron nuevamente al amor que estaban empezando a sentir.
La tarde pasó entre besos, caricias y entrega en ese arroyo .

CAMINOS CRUZADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora