CAPITULO 13. BESOS QUE QUEMAN

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Los días pasaron convirtiéndose en semanas, y estas en meses.
Dos meses habían transcurrido, la pierna de Arielle ya estaba mucho mejor.
—Muy bien señora Alighieri, vamos a retirar el yeso y le pondremos una férula, esto será el proceso final, por un mes la usará.
—Eso significa que me queda un mes para disfrutar de este bello paraíso.
—Eres bienvenida a quedarte si lo deseas. —dijo Gabriell mirándola fijamente.
—Tiene que hacer terapia de movimiento en el agua. —ordrnó el Galeno
—De eso me encargo yo doctor.
Y es que en ese tiempo que habían compartido juntos, su relación amistosa se hizo mas fuerte.
—Tenemos una vida, tu con tus proyectos y yo con mi viaje pendiente
Gabriell no dijo nada, solo la miró fijamente mientras ella actuaba con indiferencia.
El Galeno colocó la férula y Gabriell intentó cogerla en brazos.
—Ya no hace falta, ya puedo caminar.  —se negó Arielle. Gabriell sonrió sin hacerle caso.
—Ya me acostumbré a cargarte.
Subieron a la camioneta y fueron de regreso a la hacienda.
El trayecto fue silencioso, Arielle miró pasar el paisaje frente a ella.
Gabriell la miraba por el rabillo del ojo, y seguía viendo su indiferencia.
Arielle sentía que ya no podía estar más tiempo ahí, tenía sentimientos encontrados, jamás había sentido esa extraña sensación electrizante cuando estaba cerca de Gabriell.
—Un centavo por tus pensamientos. —dijo Gabriell rompiendo el silencio, y escuchando el suspiro profundo que ella dió.
Arielle lo miró y se carcajeo.
—¿Que te hace pensar que mis pensamientos son tan baratos?
Gabriell manejando reía mirándola de ves en cuando.
—Estoy pensando en un amigo, bueno en me ve como su amiga.
Gabriell la miró y preguntó.
—Eso no me lo dijiste, te gusta tu amigo.
Arielle lo miró cerró los ojos y apretó sus labios.
—Es solo un amigo, el ama a otra.
—Bien dejemos esa historia aún lado, hoy empezaremos la terapia.
—¿Quee?
—Lo que escuchó señorita. Nos vamos al lago a nadar.
—Pero. Espera no..
Gabriell aceleró sin escuchar a Arielle, y rieron entrando por el camino de tierra, llegaron, el estacionó la camioneta y bajó. Rodeó el vehículo para bajar a Arielle en brazos.
—Me estás mal acostumbrando, solo ando en tus brazos. —Gabriell dio un beso en la mejilla y respondió.
—Tengo que hacer algo para que me extrañes y por eso me visites.
Arielle se carcajeo mientras tiraba su cabeza atrás.
—Claro que extrañaré este paraíso. Es muy hermoso.
—Eso dolió, ¿a mí no me vas a extrañar? — se lamentó y rieron.
Llegaron a la orilla del lago, caminaron por al pequeño puerto de madera, Gabriell quitó su camisa y mientras lo hacía, Arielle lo observa muy embelesada, su cuerpo bien trabajado por las horas de gimnasio eran visible. Gabriell saltó al agua y la invitó.
—Ven, está deliciosa el agua.
—Ya voy. —dijo ella.
Arielle quitó despacio la férula, y dejó caer su vestido al suelo quedando en ropa interior.
Gabriell la miró embobado.
"Que hermosa se ve" pensó y se acercó al puerto, esperó a que ella decida entrar.
—Te ayudo, no temas, yo te cuidaré.
Arielle se dejó rodar y Gabriell la recibió en el agua, y abrazó su cintura. Y ella empezó a mover sus pierna muy despacito.
La cercanía de sus rostros era tanta que sus aliento se mezclaban, Gabriell no dejó de mirarla a los ojos, mientras ella trataba de no hacerlo.
—Mírame. —dijo él con voz ronca muy cerca de ella.
Arielle lo miró,  tragó el nudo en su garganta, y parpadeó.
—Sera mejor irnos, tengo frío.
—Estás muy cerca de mi, yo te doy calor, pero mírame mientras dices que tú deseo de irte  es tan fuerte.
—Gabriell. —dijo casi susurrando.
Gabriell capturó sus labios, Arielle no lo rechazó, el sintió que esa boca lo estaba esperando y la suya ansiosa de llegar y explorar su interior.
Arielle sentía latir tan fuerte su corazón que podía escucharse ella misma.
Sus lenguas se enredaban mientras ella se abrazaba a su cuello y él la apretaba más a su cuerpo.
Ese beso era intenso y lleno de pasión, Gabriell bajó despacio sus manos y llegó a su redondo tracero, los apretó y volvió a subir sus manos acariciando su espalda.
Gabriell besó y mordió suavemente su labio inferior, se separó dejando pequeños besos sobre su boca entreabierta, y volvió a intensificar el beso.
Se separaron por la falta de oxígeno en sus pulmones.
—Lo siento, yo, yo.. yo no..—dijo Arielle, separando se más de el.
Gabriell lo mal interpretó y se sintió rechazado.
—Lo siento, no volverá a pasar. —dijo Gabriell alzando la,  para que realice los movimientos de pierna.
Arielle sintió estrujar su corazón, Pero ¿Como decirle que ella jamás antes dejó que alguien la besara y mucho menos la tocara como lo hizo el.?
—Creo que mejor nos vamos, tengo frío, hambre y sueño.
Gabriell sonrió y la llevó a la orilla,
—Está bien, mañana venimos preparados para que la señora Alighieri no pase frío, hambre y sueño.
Arielle se volvió a reír, Gabriell salió del agua, se vistió y ayudó a Arielle a ponerse la férula. Subieron a la camioneta y volvieron a la hacienda.
El trayecto fue en completo silencio, Pero en sus mente, el recuerdo de ese beso hacia que sus cuerpos se estremeciera, Arielle apretaba sus manos al sentir esa revolución en su estómago al recordar.
Llegaron a la hacienda y... Gabriell habló.
—Servido. —dijo él, bajando del vehículo y ayudándola a bajar a ella.
Subieron a la habitación cada uno a la suya,
Arielle entró, cerró la puerta y quedó de espalda a ella, cerró los ojos y tocó sus labios, sintiendo en sus entrañas ese corrientazo recorrer su cuerpo.
Recordó esas manos que a pesar de estar en el agua quemaba en su piel, volvió a sentir ese apretón en su trasero.
—¡Dios! No, no, no y no, no puedo estar pensando en el, solo se dejó llevar por el momento, y yo cediendo.
Gabriell entró a su habitación, pasó sus manos por su rostro y cabello, tenía sentimientos encontrados.
La presencia de Arielle y compartir con ella, no le dió tiempo de seguir pensando en su Arielle Maylin.
Sentía que la estaba traicionando, que tenía que encontrarla y convencerla de que jamás le fue infiel intencional mente.
Pero el pensamiento hacia Arielle, a esa que tenía a un respiro de distancia, era más fuerte que los que pretendía tener con la otra Arielle.
—¡Aaa!.. por favor, esta mujer no sale de mis pensamientos.
Fue al baño quitó su ropa y bajo la lluvia artificial recordó ese beso apasionadamente dulce.
Sintió esa sensación electrizante recorrer su cuerpo, se miró abajo y su mástil estaba totalmente erecto, bajó su mano, lo agarró y un gemido salió de su garganta. Cerró los ojos y muy despacio empezó a subir y a bajar.
Su respiración era agitada, en su mente estaba la imagen de Arielle en ropa interior, luego el recuerdo de la caricia en su tracero, su espalda, y los besos de su boca.
—¡Aaah! Arielle, sigue mírame. —decía, abrió los ojos y se encontró con esos  ojos grises que lo miraban lujuriosos. Siguió bombeando hasta sentir estremecer su cuerpo, aceleró el movimiento de su mano y terminó corriéndose en ella.
—¡Aaaagh! Un fuerte gemido salió de su boca, abrió los ojos despertando de su  imaginación. Volvió a cerrar los ojos y suspiró profundo
—Arielle, no se que me está pasando contigo..
Terminó de bañarse limpió todo el desastre y salió envuelto en una toalla. Se vistió y decidió ir a la habitación de Arielle,
Tocó la puerta sin tener respuesta, mientras el se bañó, no tomó en cuenta el tiempo en su baño, y el tiempo de Arielle en su habitación, a la cual entró por no tener respuesta,  y lo que vió lo dejó embobado.

Arielle fue al baño, la lluvia artificial refrescó sus pensamientos, cerró los ojos y dejó que el agua callera sobre su cuerpo, en su mente seguía el recuerdo de ese beso que quemaba y la hacía estremecer.
Luego de un rato salió, se envolvió en una toalla, se puso un panty brasilero y una pequeña blusa casi transparente, se acostó, acomodó su pierna y poco a poco quedó dormida, se dio vueltas, su blusa se subió un poco más dejando ver su pecho.
Y ahí estaba Gabriell, la miró deleitado, se dió vuelta y salió de la habitación.
—¡Joder! Esta mujer me va a matar.
Una hora después Gabriell estaba en su oficina sin poder concentrarse en lo que tenía pendiente.
Salió de ahí, subió las escaleras y fue directo a su habitación, fue al baño y nuevamente como un adolescente volvió a masturbarse.
Arielle había despertado, se había cambiado y salió,  lo vio entrar a la habitación, y decidió ir, llego hasta la puerta y se detuvo a pensar.
—¿Que le digo? ¿Que me gustó ese beso y que no dejo de pensar en el?  No... debo estar loca. —se dijo y regresó, llegó a la puerta de su habitación y volvió a pensar.
—Me iré de aquí, y no lo volveré a ver, me arrepentiré después de desaprovechar este momento, voy lo beso y luego. —se dijo y suspiró profundo y se respondió. —Luego me tengo que ir de aquí, me estoy quemando por dentro. —se dijo.
Arielle se decidió y volvió a la habitación de Gabriell, entró y no lo vio, se sentó sobre la cama y esperó,
Gabriell sin pensar salió del baño completa mente desnudo  y ahora fue Arielle que quedó perpleja. Abrió los ojos y boca tanto como pudo. Lo recorrió con la mirada y se quedó mirando sus atributos.
Subió la mirada y se encontró con la mirada de el.
—Perdón.... perdón por entrar de esta manera, no creí que. —dijo Arielle dándola vuelta y caminando a la puerta. Gabriell cogió una toalla se cubrió, y fue tras de ella antes de que salga.
—Te deseo, y ya no lo soporto más, tu recuerdo quema en mi mente. —Dijo muy cerca de sus labios. Arielle lo miró fijamente, apretó sus labios y recordó sus propias palabras.
"me arrepentiré después de desaprovechar este momento, voy lo beso y Luego.  Luego me tengo que ir de aquí."
—Me estoy quemando en tu recuerdo Gabriell.
Fue lo único que pronunció.
Gabriell la tomó por la cintura y la besó apasionadamente.

CAMINOS CRUZADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora