64. DESAPARECIDOS

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Enmanuell había dado instrucciones a los pequeños de mantenerse dentro del auto.
—Mis niños aquí se quedan que yo voy a aclarar algo con ellos allá, no se muevan de aquí...y tu pequeña escurridiza, no vayas hacer una de las tuyas. —advirtió Enmanuell sabiendo lo traviesa que era su hija.
—No papito...aquí nos quedaremos. ¿Verdad Dante?
—Mmj. si, aquí nos quedamos tio. —respondió Dante cruzando los dedos por la mentiras que decía.
—Ves papito, tienes una niña bien portada.
—Eso espero, —respondió Enmanuell riendo y haciendo un gesto de negación por las respuestas de su hija. Salió del auto y caminó hasta donde estaban Gabriell y Arielle aclarando las cosas frente a Arielle Maylin.
Dante miró alejarse a Enmanuell y su buena intención era obedecer.
—¿Nos vamos a quedar aquí sin saber si la novia bonita quiere a papá Gabriell y a ti?
—No podemos ir Cris, prometimos obedecer al tío Manu.
—Yo no prometo nada a papá, y vi cuando cruzaste los dedos para no cumplir con la promesa, asi que  esa promesa es no valida.
—Cris..¿Por qué serás tan curiosa? —preguntó Dante y Cristal se carcajeo.
—No lo sé..Pero me gusta saber cosas. Vamos yo te enseñaré a que te guste saber cosas.
—Está bien vamos.
Dante siguió a Cristal y caminaron sigilosamente, se acercaron al auto de Gabriell y escucharon parte de la discusión que habían entre los cuatro.
—Ves que esa novia bonita  quiere a papá Gabriell, está muy enojada por qué está con otra mujer. —dijo Cristal y Dante asintió con un movimiento de cabeza, y siguieron escuchando.
—Ahora si tendré una mamá de verdad, papá le dirá que estamos solos y ella sera mi mamita. —dijo Dante sintiendo en su corazón latir de felicidad, y sin imaginar que las palabras que diría su padre se lo  romperían en mil pedazos y a sentirse fuera de la identidad que tenía hasta ese momento.

"Nooo, Dante no es mi hijo biológico.
Descubrí que estaba embarazada y decidí cuidar de ella y su pequeño, ella murió en el parto, y Desde ese día Dante es mi hijo, y salí con el en brazos sintiéndome confundido sin saber que hacer  hasta que..que nos encontramos en el hospital con Arielle, ella saliendo con Cristal en brazos recién nacida.

Dante miró a Cristal mientras ella cubría su boca con sus manitas de la impresión. Miró a Dante con sus ojos cristalizados por las lágrimas que estaban a punto de salir y rodar por sus mejillas.
—Yo no soy su hijo... Cristal..¿escuchaste? Mi papá le dijo a esa mujer que no soy su hijo. —habló Dante con los ojos llenos de lágrimas, Cristal se abrazó a él sintiendo se dolor, la conexión que había entre ellos era tan grande como la de unos hermanos gemelos, ella sintió el dolor de su hermano y limpió sus lágrimas.
—Mi mamá y mi papá si te aman Dante, vivirás con nosotros porque eres mi hermano.
—No Cris, yo quería tener una mamá así como tu tienes un papá de verdad, y ahora papá dice que no es mi papá.
Dante sentado en la arena, y abrazado a sus piernas sentía que su  mundo se estaba cayendo a pedazos. Se puso de pie y salió corriendo,  Cristal miró a los adultos ensimismados hablando y miró a Dante alejarse, su pequeño corazón latía tan fuerte y en su cabeza la indecisión de quedarse o seguir al confundido Dante era grande. Corrió tras de él luego de sentir que debería estar con él, corrió y logró alcanzarlo cuando el se sentó a descansar.
—Dante. ¿Adónde crees que vas? No puedes andar solo en la calle, mamá lo prohíbe.
—Si mi papá no es mi papá, tengo que buscar a mi verdadero papá. —dijo poniéndose de rodillas y miró al cielo.
—Mamita Isa, te pido que por favor mi verdadero papá me encuentre, por favor. —pidió con sus manitas entrelazadas.
—Si vas a buscar a tu verdadero padre, yo iré contigo, tu no puedes  andar solo. —dijo Cristal decidida a no dejarlo ir solo.
—Pero tú tienes a tu papá y mamá de verdad. —trató de no aceptar...Pero la insistente Cristal no lo dudó.
—No me importa...me voy contigo. —insistió Cristal siguiendo a Dante.
Dante y Cristal se tomaron de la mano y empezaron a caminar, siguieron y tomando un desvío que solo era un camino de tierra, eran unos inmensos cultivos de uva que se sentaron bajo las sombras a comer un racimo que habían cosechado.
—Toma, come esto nos quitará el hambre, cuando lleguemos a la ciudad buscare trabajo ..así reuniré dinero y comeremos algo bueno.
despues de un tiempo volvieron a retomar la caminata, llegaron aa otro lado de  la autopista, cuando un auto negro paró a su lado. Una hermosa mujer, de cabellos oscuros descendió de él, quitando sus lentes oscuros.
—¿Por qué tan solos niños? ¿A dónde van? Es peligroso que fis niños andén por aquí.
—Estoy buscando a mi papá.
—Y yo lo estoy acompañando  —respondió Cristal.
La mujer miró a los pequeños y recordó dónde los había visto.
—Suban, que llamaré a sus padres para que vengan por ustedes. —dijo la mujer abriendo la puerta del auto para que suban.
—Vamos, arranca. —dijo ella con una sonrisa maliciosa al hombre.

Felicia aquel día después de ser rechazada por Enmanuell y salir del hospital, siguió cada paso que dió, investigó cada movimiento al mismo tiempo que ella hacia lo mismo, llamar a su complice y amante de siempre. Ellos se habían conocido en el pueblo de Arezzo cuando un día caminaba por las calles mirando y se encontró con el en un bar...y desde entonces habían mantenido sus encuentro en secreto.
Era cómplice de la desaparición de Sasha, y ahora nuevamente estaban juntos.
Vittorio Cardona el enemigo oculto de Enmanuell ahora cómplice de Felicia.
Y ahora los pequeños estaban en sus manos.
—¿Cómo que es la hija de Enmanuell? Si según lo que me contaste ella se fugó con su amante Gabriell.
—Tengo mis contactos Vito, los mande a investigar y resulta que ambos  Vivian en lugares diferentes hasta que el mocoso nació, ese si es hijo de Gabriell pero la niña no.
—Vaya, y el destino tan cruel los viene a poner en tu camino.
—Cállate, que de aquí, sacaremos unos cuántos millonsitos,  así que prepárate para darnos la buena vida en las islas Bora Bora.
—Así es mi bella fieresilla, Estoy con un bajo perfil, no quiero dar mucho vistazo, una fresita me quiere cargar a su bastardo y no estoy para eso.
—Te quiero libre para mí, nada de compromisos serio, esos solo conmigo.
—Siempre. —respondió mirando a los pequeños que del cansancio se habían dormido.
Felicia miró a Vittorio y desviaron el camino.
Llegaron a un rancho abandonado donde vivía Vittorio, cargaron a los niños y los llevaron a una habitación en el sótano.
Felicia marcó el número de Enmanuell pidiendo el rescate sin involucrar a la policía.
Dos horas después, Dante y Cristal estaban despiertos y abrazados, sentían miedo del encierro en el que se encontraban.
—Vito, ya deben haber despertado los mocosos, eso creo, pero hay que dejarlos ahí, no sea que se escapen, y entonces perdemos el dinero y a los mocosos.
—Felicia ¿Porque deseas vengarte de ese par?
—Enmanuell me dejó dos veces por una mujer, siempre estuve ahí y cuando decidió casarse  prefirió buscar a una recién llegada antes que a mí.
—Tal vez sabe la fichita que eres, y tú sabes que nosotros los hombres deseamos una señora para el hogar.
—¡Cállate imbécil! Eres un cretino.
—Cretino y todo Pero se diferenciar entre una señora y una perrita.
—Y nosotras las mujeres también sabemos diferenciar entre un señor y un delincuente como tú, por eso te dejó tu mujercita, después de que casi la mataras a golpes.
—Era una cualquiera.
—Tu sabes que no lo era.
—El hombre con el que la encontraste era un conocido mío, que la llevó luego de desmayarse, estaba embarazada.
—Ese hijo no era mío.
—Si era tuyo, y tú lo sabes...lo que pasa que eres un irresponsable, que va por la vida dejando hijos.
—Que sabes tu perrita..tu solo sabes ponerte ennla posición que mas te gusta que te den. —respondió Vittorio con sarcasmo y riendo.
—Eres repugnante. —respondió Felicia saliendo de la sala cuando Vittorio la agarró del cabello y la tiró en el sofá boca abajo, desgarró su falda junto con su ropa interior y se adentró de una sola estocada en su cola. Felicia dió un grito de dolor y placer, mordió el cojín del sofá mientras Vittorio entraba y salía salvajemente de ella.
—¡Aaah! Vito.
—Pídeme lo que quieras p3rra, eres mi p3rra y solo yo te doy lo que te gusta. —decía mientras daba fuertes nalgadas marcando su tracero.
—Fuerte Vito, más.
Vito agarró su cabello y la montó más fuerte, Felicia mordía su labio, sintiéndose desgarrada por dentro. Vittorio se adentraba con más fuerza. —Mas Vito, siento que no puedo más. Más Vito. — pedía jadeante hasta que Vito se vació en su interior.
Vito salió de ella y dió una fuerte nalgada que la hizo gemir del ardor que sentía.
Felicia fue a la habitación se duchó y volvió a salir, Vittorio fue al baño hacer lo mismo cuando escuchó el llanto de los pequeños.
—Vamos Vittorio, deja esos mocosos ahí tranquilos. —se dijo para así mismo.
Victorio sentió curiosidad por Dante, esa mirada le recordaba a alguien que logró olvidar muy pronto en los brazos de otra.
Sintió los pasos de Felicia y se apresuró a salir.
—Tenemos que realizar nuevamente la llamada, esos mocosos me están volviendo loco.
—Mañana a la misma hora, ahora ve a preparar algo para esas criatura que no soporto el lloriqueo de ellos.
Ordenó Felicia sin que Vittorio obedezca, bajó furiosa y golpeó la puerta.
—Se callan muchachitos espantosos, que no soporto sus lloriqueos. ¿Me escucharon? Porqué de no hacerlo, los dejaré ahí afuera sin abrigo y sin luz. —sentenció y volvió   al la parte superior.

CAMINOS CRUZADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora