CAPITULO 28. IMAGINACIÓN

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Arielle después de despedir a Doménico y Rachel, junto a Luz y Rebeca empezó a organizar la boda, salía de vez en cuando a reunirse con Arielle, sin tocar el tema de los hombres.
Las semanas  transcurrieron, Arielle estaba planeando un viaje a Roma.
—Necesito ver muchas cosas que voy a utilizar para la decoración. —dijo Arielle.
—Bien, no podré acompañarte Pero para la próxima iré contigo. —respondió Gabriell aprovechando el viaje para realizar las reparaciones de la cabaña.
—Franco, quiero darle una sorpresa a mi mujer, para nuestra luna de miel no quiere viaje, quiere pasarla aqui y voy a reconstruir la cabaña.
—Vamos y vemos los materiales que hacen falta y empezamos.
Gabriell después de despedir a Arielle llamó a franco  y subieron al bote, para ir al otro extremo del lago, y ver lo que había que hacer en la reconstrucción de la cabaña.
Un día como cualquiera tranquilo y trabajando en compañía de Franco, unos gritos llamaron su atención.
—¡Aaah! ¡Auxilio! ¡Ayuda!. —gritaban, y era la voz de una mujer.
—¿Que fue eso? —preguntó Franco, mirando a Gabriell y dejando de hacer el trabajo, ambos fueron a mirar a la mujer que había caído al otro extremo del lago, junto a su caballo.
Franco se lanzó al agua al igual que Gabriell para tratar de ayudar a la mujer y al caballo.
Franco nadó y logró agarrarla y sacar a la mujer casi desmayada, y Gabriell hizo lo mismo, logrando cortar las riendas y así poder salir en otro lugar un poco más alejado con el caballo.
Franco arrastró a la mujer hasta la orilla y Gabriell llegó a su encuentro.
—¿Estás bien Franco? ¿Cómo está ella? ¿Quien es? —preguntó intrigado al no poder ver su rostro.
Pues ella tenía su rostro cubierto con su cabello.
—Se estaba ahogando, creo no sabe nadar. —respondió Franco y Gabriell se inclinó para ayudarla, cuando la escuchó toser, apartó el cabello de su rostro y la sorpresa fue impresionante, ella entre abrió los ojos y se quedó estática al ver al hombre frente a ella.
—¡Tú! —dijeron al unisono , mirándose fijamente.
Arielle sintió que su corazón quería salir por su boca, retumbaba en su pecho tan fuerte que se escuchaba así misma, trató de articular palabras, pero las sentía atragantadas en su garganta.
—Gabriell. —logró pronunciar en un susurro.
—Arielle, mi Arielle. —pronunció igualmente en un susurro, sintiendo su corazón de igual manera que ella.
Franco no entendía nada de lo que sucedía ahí, alternaba su mirada entre Gabriell y la mujer desconocida.
—Gabriell. ¿La conoces? —preguntó intrigado.
Gabriell se puso de pie y ayudó a Arielle a hacerlo.
Arielle se tambaleó y Gabriell la agarró de la cintura, quedando tan cerca que sus alientos se mezclaban.
Franco corrió a encender una fogata para darles calor y secar un poco sus ropas, miraba sin entender lo que sucedió Pero decidió mantenerse alejado y darles privacidad.
—Jamás imaginé encontrarte aquí. Te busqué, no te encontré y ahora estás frente a mi. —expresó Gabriell sorprendido por la sorpresa de encontrar en ese lugar a la mujer que había buscado tanto hacia meses atrás.
—Gabriell, yo....yo no deseaba verte, me sentí traicionada por ti, y por Katherine.
—Jamás te traicioné Maylin, creí que eras tú. Y si.... si fui culpable por no darme cuenta de que tu jamás actuarias  así conmigo y me dejé llevar.
—Gabriell ya todo pasó, ya nada de eso tiene sentido ahora.
—Perdóname May....perdóname por haberte lastimado, eras tan sensible.
—Gabriell. —dijo Arielle Brigth acunando el rostro de Gabriell entre sus manos.
—No hay rencor en mí, sabes que no soy así, fue cosas del destino que tú y yo no concluyamos aquel día, y que cada quien siga su camino.
—De igual manera me sentí culpable, herí tus sentimientos creyendo que si existió traición.
—Gabriell, ya pasó mucho tiempo, casi un año de todo aquello.
—Lo se May, y créeme, siempre me preguntaba dónde podías estar.
—En las  circunstancias poco comunes, conocí a alguien. —contó Arielle parte de las experiencias en las que se conoció  con Enmanuell.
Gabriell la escuchó sonriendo y recordando que el también había conocido al amor de su vida en circunstancias pocos comunes.
Ninguno de los dos dieron detalles de como se conocieron, ni mucho menos nombres de sus actuales parejas.
No existía rencor de parte de Arielle hacia Gabriell. Gabriell abrazó a Maylin sintiendo un cariño muy diferente al que sentía hace meses atrás, estar frente a frente pudo confirmar que ya no había absolutamente nada de sentimientos románticos hacia ella. Ahora sí estaba seguro de que su amor por Arielle L'Blank era más fuerte que nunca.
Arielle no estaba diferente a lo que sentía Gabriell en ese momento.
—Creí no volver amar  otra vez, Pero el destino me llevó a sus brazos y ahora soy la mujer más feliz del mundo, nos casamos y somos muy felices.
Y deseo tu también lo seas Gabriell.
—Lo soy May, lo soy...y me alegra un mundo que tú lo seas también. Imagínate, casada sin pensar que lo hacías con el verdadero amor de tu vida. Yo estoy en esos planes de boda, pronto también uniré mi destino a mi verdadero amor. —Arielle sonrió no sintiendo pesar ni dolor en su corazón. Lo veía diferente, y escucharlo decir eso comprobó que sus heridas estaban completamente sanas y que ese dolor de la traición ya no existía en ella.
Hablaron por mucho más tiempo y llegó el momento de despedirse.
—Se me hace tarde, me tengo que ir..
—Te acompaño, no sea que pase algo más.
—No..no te molestes por favor.
—No es molestia, solo.
—Gabriell, si deseas yo puedo llevarla, tranquilo. —interrumpió Franco ofreciéndose a llevarla.
Gabriell miró a Arielle y entendió que ella no deseaba causar malos entendidos.
—Esta bien, cuidala mucho por favor
Franco.
Gabriell se despidió de Arielle con un fuerte abrazo.
—Se feliz mi May, te lo mereces.
—Tu también se feliz Gabriell, también lo mereces. Y espero podamos coincidir algún día para presentarte a mi esposo.
—Y yo a mi futura esposa.
Arielle miró fijamente a Gabriell, jamás se imaginó mirarlo así alguna vez, sin sentir amor por ese hombre, sonrió y dejó un beso en su mejilla.
—Si me hubieran dicho que en algún momento de nuestras vidas yo te miraría a los ojos sin sentir el deseo de encontrarme en ellos...no lo hubiera creído jamás. —expresó Arielle sintiendo una lejana melancolía y sonriendo.
—Siempre pensé que cada mañana me vería en tus ojos....ahora no me encuentro en tu mirada.
—Ni yo en la tuya, eres feliz al igual que yo con nuestras parejas.
Arielle se abrazó a Gabriell y el respondió a ese abrazo, se despidieron, el le ayudó a subir en el caballo y se alejaron .
Gabriell la vio alejarse y con ese alejamiento todo rastro de sentimientos de culpa, ahora estaba bien con el mismo, verla feliz y sonriente era lo más reconfortante para el.
"Si ella está feliz ..eso significa que no me amó tanto como decía." Pensó sonriendo y haciendo un gesto de negación.

Gabriell continuó con las pocas reparaciones que faltaban, mientras Arielle y Franco rodeaban el lago para llegar al otro extremo donde estaba el camino a la hacienda Monte Sacro.
De camino de regreso, Arielle y Franco hablaban de cosas triviales.
—Olvidé preguntar cómo se llama la prometida de Gabriell.
—Su nombre es Arielle.
—¿Arielle? ¿Se llama Arielle? —preguntó muy sorprendida.
—Si...Por que te sorprendes tanto.
—No...por nada.
Arielle jamás se le cruzó la idea que se tratara de aquella niña con la que peleó por el cariño y abrazos de su padre... Sergio Brigth.
Franco la vio metida en sus cavilaciones, entonces él decidió a no volver a hablar de nada con ella.
El camino siguió en completo silencio y una hora después estaban en el camino a la hacienda.
—Llegamos.. aquí es el camino. —dijo Arielle. Franco quiso acompañarla hasta la hacienda Pero ella no lo permitió.
—¿Segura no desea que te acompañe?
—No...este es un camino seguro, ve.... regresa pronto, no sea que te agarre la noche regresando.
Arielle se despidió de Franco y siguió su camino al igual que el.
Arielle siguió su camino, en su cabeza se repetía una y otra vez el recuerdo de Gabriell
Llegó a la hacienda, dejó el caballo y fue hasta su habitación.
Se quitó la ropa y se sumergió en la bañera, a pesar de haber demostrado serenidad ese encuentro inesperado la dejó sobresaltada.
—No creí estar tan cerca de ti Gabriell, y más comprobar mis sentimientos por ti, ya no dueles, me di cuenta que ya no dueles, solo estabas en mi inconsciente." Su mente trataba de hilar las ideas, el teléfono sonó y vio en la pantalla la palabra amor y respondió de inmediato.
—Mi vida. ¿Todo bien por allá? —preguntó con premura.
—Hola cariño, si, todo bien conmigo, solo es el trabajo, tardaré un poco mas de lo esperado. Y quería saber si deseas venir, par organizar tu viaje.
—¿Tardarás mucho?
—Una semana.
—Amor, el trabajo de la clínica está imparable, no puedo dejarlo por una semana.
—Entonces trataré de regresar lo más pronto posible, no quiero dejarte sola con ese trabajo.
Arielle y Enmanuell hablaron por más tiempo hasta que se despidieron.
Al día siguiente Arielle despertó muy temprano, se duchó,  cambió y bajó a desayunar, salió para ir a la obra en construcción.

Gabriell después de ver alejarse a Arielle, terminó de realizar el trabajo que faltaba, y tres horas después franco estaba de regreso.
—¿Todo bien? —preguntó mirando a Franco.
—Sin novedad hasta donde la dejé, no quiso que llegara hasta su hacienda.
—Bien, ya sabré si está bien. El trabajo se terminó, ahora traeré una diseñadora de interiores antes de que llegue Arielle..... Arielle. —pronunció recordando a Arielle Brigth.
—Es increíble lo que te sucede Gabriell. Una Arielle será tu esposa y la otra Arielle es tu ex. No quiero estar en tus zapatos cuando te encuentres entre las dos.
Gabriell se quedó pensando e imaginando ese momento y sonrió.
Montaron a sus caballos y regresaron a la hacienda Lunares.

CAMINOS CRUZADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora