CAPITULO 15. HERMANA DE LA EBRIEDAD

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ARIELLE BRIGTH Y ENMANUELL GIORDANO.

Mientras ella disfrutaba del paisaje, Enmanuell salió de la oficina luego de discutir la confusión con su jefe de seguridad, fue a ver a Arielle y la vio ir a las caballerizas, la siguió sigilosamente, y en completo silencio.
—Es muy hermosa, parece un ángel con ese vestido blanco y sus cabellos rubios. —pensó mirándola como el viento jugaba con sus cabellos, y su amplio  vestido, la vio que comió muchas uva, de todas las que habían plantadas.
No por deleite, si no por la ansiedad que sentía.
Enmanuell no la perdió de vista ni un solo momento. Vio el momento en que regresó al jardín y fue al mini bar que había, sacó una botella de vino y bebió, jamás lo había hecho, Pero en sus pensamientos estaban las escenas de como había terminado casada con un completo desconocido.
—Brindo por lo desdichada que soy, brindo por ti Gabriell Alighieri, el mas traidor de todos. —habló arrastrando las palabras y bebiendo directamente de la botella.
Terminó una y fue por la otra botella, la destapó y la bebió como agua..
—Esta será por mi, por lo estúpida de creer en eso llamado amor, eso no existe no, no existe, no existe la amistad, no, esa creo que si, Luz y Rebeca me lo demostraron, ¿O talvez por ser monjas eran buenas amigas? ¿Por qué? ¿Por qué apareció este maldito vestido ahí en esa habitación? El destino es cruel,...si, muy cruel. Casada con ese feisimo. —hablaba entre sollozos, Enmanuell la escuchaba atentamente y se llevó las manos al rostro cuando escuchó lo último.
—Borracha. Debe ser el efecto del alcohol que te hace verme feo. — expresó algo confuso.

Caminó hasta donde estaba ella, para impedir que siguiera bebiendo la tercera botella que tenía en la mano.
—Suficiente, ya estás demaciado ebria, basta por hoy. —la reprendió Enmanuell.
Arielle lo miró con los ojos achicados, se tambaleó casi cayendo Pero Enmanuell logró sostenerla.
—¡Oye feo! ¿Por qué estás en dónde no debes? Estás en mi camino a la religiosidad y tú me sacaste de el.
Devuélveme al convento yo no soy tu novia. —dijo y se quedó pensando por un momento. Lo miró y se carcajeo.
—Que locura, no soy tu novia Pero si tu esposa, ¿Eso es cómico cierto? —decía entre risas. Enmanuell la tomó en brazos para llevarla a la habitación, ella inclinó su cabeza en su pecho cerrando los ojos.
—Gabriell.....Gabriell. —pronunció entre susurros quedando se dormida.
Enmanuell escuchó sus palabras sin inmutarse, llegó a la habitación y la acostó sobre la cama, quiso quitar los zapatos y vio que todo ese tiempo estuvo descalsa.
—Que locura por dios. ¿Que error cometiste Marlon.?
La miró dormir se dispuso a salir de la habitación cuando un fuerte ronquido le llamó la atención.
Enmanuell se giró y sonrió haciendo un gesto de negación.
Salió de la habitación y bajó para marcar un número telefónico.
—Doménico.
—Hermano. —respondió enseguida. —¿Como sigues? Cómo está Arielle?  —saludó y preguntó Doménico sin imaginar el caos.
—Necesito que vengas, cometí un error.
—¿Que estás diciendo Enmanuell? ¿Que hiciste?.
—Ven, acá te cuento, o más bien lo verás con tus propios ojos. y por favor compra ropa para Arielle, toda lo necesario posible, y no está demás recordarte que no  lo comentes con nadie.
—Tranquilo hermano. ¿Ni con Rachel?.
—Nadie. Nadie puede saber que vienes a verme.
Enmanuell cortó la llamada y fue a su oficina, tenía que investigar sobre esa Arielle desconocida que dormía ebria en una de las habitaciones.
Escribió el nombre en el buscador, y fue entonces que se percató de que no sabía su apellido, miró los documentos que le entregó el sacerdote y vio en nombre de él, en las  líneas de, contrayentes.
Enmanuell Giordano y Arielle L'blank.
—¡Joder! Estoy casado con mi loca, Pero traje a la mujer equivocada, que lío más grande en el que estoy metido, y si la Arielle que duerme allá arriba se entera de que no estamos casado, se querrá ir, entonces adios amor, cariño y comprensión de parte de mi padre.
—Será mejor esconder esto, así nadie sabrá de estos documentos. —se dijo guadando la carpeta en la caja fuerte.
Sirvió un vaso de whisky y lo bebió de un sorbo.
Salió de la oficina y fue a ver el ganado, que era parte de la producción de los ingresos de la familia, aparte de la elaboración de los mejores vinos.
—Mañana empezaremos a vacunar a los terneros que tengan menos de un mes de nacimiento. —habló y Camilo fue a su encuentro.
—Señor, a las vacas en gestación les hace falta la sal mineral.
—Realiza la lista de todo lo que haga falta y has el pedido, nose por qué dejan que todo se termine para dar reporte de faltante, un mes antes tienen que abastecer todo lo necesario en la hacienda.
—Siempre hacemos eso señor, yo tengo todo al día. Pero no soy el encargado de hacer los pedidos, solo soy el veterinario, de eso se encarga Vittorio. Es con él, con quién tiene que hablar.
—Quiero que me pongas al día de todo esto, no creí venir a vivir aquí, pero ahora que lo decidí, quiero poner en orden lo que mi padre cree tener. Ve y llama a Vittorio, dile que lo espero en la oficina. —ordenó a uno de los empleados.
Camillo indicó todo lo que el pedía por mes y lo que administraba a los animales.
—¿Esto significa que se está pagando por un pedido de insumos completo, Pero solo envían para medio mes?
—Es lo que me entregan Señor, aquí tengo todo grabado, por que no me entregan facturas ni comprobantes. Enmanuell miró todo detenidamente en algunos videos cuando el empleado volvió.
—Señor, Vittorio lo espera en su oficina.
—Muchas gracias. Bien Camillo, realiza la lista para pedir lo que falta. ordenó y salió de los corrales.
Enmanuell llegó a la oficina y ya estaba Vittorio esperando.
—Buenas tardes Vittorio. Cómo ve, estoy aquí y no precisamente de luna de miel. Quiero todo el informe financiero de los gastos de estos últimos cinco años.
—Señor, su padre no me informó que tenía que hacer ese tipo de reportes. — respondió Vittorio intentando desviar todo intento de Enmanuell por saber de las finanzas. —Enmanuell lo miró fulminante y reprendió a Vittorio.
—Escúchame bien Vittorio. Yo soy el dueño de todo esto, el que no venga, no significa que no me importe, quiero esa información mañana en la mañana aquí en mi escritorio. Ahora retirate. —ordenó y pidió salir de su presencia.
Vittorio salió furioso de la oficina, Pero no podía demostrar su coraje.
Enmanuell salió de ahí y fue a su habitación, había Sido un día estresante, y trató de relajarse no pensando en todo lo que había dejado atrás, eran las diez de la noche, y fue entonces que se enteró de que en esa hacienda el trabajo era arduo. Tanto que habían cambio de turnos de los empleados.
Se fue al baño y ahí bajo la lluvia artificial dejó que el estrés se fuera un poco.
—Esto será un caos, entre  los trabajos de la hacienda y Arielle la monja, será una locura lidiar con estas dos cosas, este fue el día más largo y complicado de mi vida. —se dijo así mismo.
Salió de la ducha secó su cuerpo y se metió bajo el cobertor .
Entre sus cavilaciones no se dió cuenta en que momento cayó en los brazos de Morfeo.
La mañana llegó, despertó y sentía que no había dormido nada, se duchó, cambió y salió de la habitación y miró la puerta de la habitación de Arielle.
—¿Cómo habrá amanecido la monjita. pensó,  suspiró profundo y bajó las escaleras restándole importancia.
Arielle despertó desorientada y con fuerte dolor de cabeza.
—¡Auch! Cómo duele, por dios, no vuelvo a beber de ese modo. Mi cabeza va a estallar. —se dijo, por que el pensar le causaba mas dolor, se levantó y fue al baño, se duchó y una hora después estaba con un pantalón de chandal y una camisa deportiva que encontró en el vestidor.
Salió de la habitación y bajó las escaleras, caminó reconociendo lugar y llegó al comedor y vio a Enmanuell sentado desayunando.
Enmanuell la miró indiferente y preguntó.
—¿Cómo amaneció la hermanita de la santa ebriedad.? —dijo con sarcasmo, Arielle lo fulminó con la mirada.
—Eres un grandísimo imbécil, espero que hoy pueda regresar a Roma, no quiero estar aquí ni un día más.
Enmanuell la vió, se puso de pie y la miró fijamente.
—Eres mi esposa, yo tengo mucho trabajo aquí en la hacienda y tú tienes que estar conmigo. ¿Entendiste?
—No puedes retenerme a la fuerza, quiero el divorcio.
Enmanuell salió del comedor ignorando las palabras de Arielle.
Ella estaba furiosa, no tenía idea de cómo ni por dónde era el camino para salir de ahí.
—Tengo que salir de aquí, no puedo quedarme en este lugar. —decía caminando de un lugar a otro.
—María....
—Díganme señora.
—Indíqueme bien el camino de regreso a la ciudad donde puedo tomar el transporte para regresar a Roma.
—Lo siento señora, Pero no puedo decir nada, el señor lo prohibió.
—¿Cómo que lo prohibió?  ¿Con que derecho? ¿Cómo se atreve? —renegó más  furiosa.
—Dónde encuentro un teléfono.
—El señor Giordano cortó todo medio de comunicación, solo el tiene teléfono.
—¿Que está diciendo María? Esto es un secuestro y ustedes son cómplice.
Arielle salió de ahí mucho más furiosa con Enmanuell.

CAMINOS CRUZADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora