CAPITULO 21. UNA NUEVA ETAPA ARIELLE BRIGTH.

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ARIELLE BRIGTH.
Arielle llegó casi entrando la noche a la hacienda. Enmanuell la vio llegar y salió a su encuentro.
Ella entregó las bolsas de compras a una de las empleadas para que las lleve a su habitación. Enmanuell se acercó a ella y percibió el olor a vino.
—Es mi imaginación, o la señora estuvo bebiendo. —dijo Enmanuell en modo sarcasmo. Arielle se carcajeo y rodeó sus brazos en su cuello mientras el la alzaba en los suyos.
—Sabes que hice una amiga, ya tengo con quien salir de compras. —respondió Arielle.
—Me alegra mucho que empieces hacer amistades. Así no te aburres mientras yo trabajo.
—Nunca me aburro, me encanta ayudarte en todo lo que haces, amo este lugar aunque no sea mío.
Enmanuell caminó con ella  y subió las escaleras para llevarla a la habitación. Fueron al baño y la ayudó a bañarse.
—Cariño, no vuelvas a conducir en ese estado, para la próxima me llamas y voy por ti
—Está bien mi amor. —respondió casi con los ojos cerrados. Enmanuell cerró los ojos deduciendo que por un momento ella imaginó estar con aquel hombre del pasado.
La llevó a la cama completa mente desnuda y la dejó sobre las sábanas. La cubrió con el cobertor y el regresó al baño a ducharse,  para luego acostarse a su lado.
La miró por mucho rato, por un momento sintió temor de que ella descubra su secreto, porque entonces ella no lo perdonará nunca. Se abrazó a ella y poco a poco cayó a los brazos de Morfeo.
El amanecer llegó, y Arielle se descubrió desnuda bajo el cobertor, miró a Enmanuell estar en las mismas condiciones y se abrazó a el, sentir el roce de su piel con la suya  era una de las  sensaciones más exquisita para ella, acarició su pecho, deslizó su pierna sobre la de el, mientras el se giró quedando frente a ella y acariciando su suave espalda.
Besó sus labios, su cuello y ella respondió a cada caricia.
—Buenos días hermosa. ¿Y la resaca?
—No la tengo, si tú estás a mi lado siempre, tu serás mi medicina. —respondió mientras Enmanuell se giraba colocándose sobre ella. Entre besos y caricias que encendían su pasión, Enmanuell y Arielle se volvían a entregar a la pasión de su amor que sentían.

Dos horas después estaban bajando para desayunar.
—¿Que harás hoy...mi vida? —preguntó a Enmanuell.
—Hoy quiero mostrarte otro lado de la hacienda. —Está al extremo del lago.
—Seguro es un lugar hermoso como todo lo que me has mostrado. María por favor, prepara una canasta de pic nic  para llevar. —ordenó y siguieron desayunando.
Despues fueron a las caballerizas donde estaba Camillo con los caballos listos.
—Gracias Camillo, quedas a cargo hoy...... Camillo. ¿Que hay de la investigación sobre el  envenenamiento de los estanques? —preguntó Enmanuell, también sufrió del mismo problema que tuvo Gabriell con los animales.
—Aún no llaman para entregar los resultados. Y los investigadores no encontraron huellas de nadie. Toca ver el resultado de laboratorio.
—Llama y pregunta por favor, ya tardaron mucho tiempo . Necesito saber que pasó, y si en otro lugar pasó lo mismo.
María entregó la cesta con los alimentos, Enmanuell la arregló y ayudó a Arielle a montar en el caballo, luego lo hizo el y salieron a la expedición del lugar.
Cabalgaron por mucho tiempo y llegaron a la orilla del lago, desmontaron y empezaron a armar la cabaña, un sofá y la cama inflable. Mientras Enmanuell hinchaba de aire todo, Arielle se deleitaba mirando el paisaje.
—Esto es maravilloso, un paraíso en la tierra. Me encanta. —expresó Arielle mirando, suspirando y muy dentro de si, deseando no se termine nunca todo lo que vivía con Enmanuell.
—Listo, nuestro nido de amor está preparado, ahora a encender una fogata. —dijo Enmanuell tomando su mano y caminando para buscar ramas secas y encender el fuego.
Las horas pasaron y el atardecer llegó, quitaron sus ropas y se metieron al agua, entre besos y caricias Arielle enredó sus piernas a las caderas de Enmanuell mientras el desataba el nudo del bañador dejándola desnuda, acarició su espalda, y poco a poco se fue introduciendo en su interior. Arielle cerró los ojos y tiró su cabeza hacia atras dejando expuestos sus pechos, Enmanuell los capturó y mordió suavemente.
—¡Mmm! Enmanuell.
—Dime lo que deseas, pídeme lo, necesito escucharte jadear mi nombre y pidiendo más.
—Enmanuell, hazme tuya, Enmanuell, te deseo, te necesito dentro de mi, todo tu en mi. —hablaba jadeante del placer que sentía, Enmanuell salió entro en ella de una sola estocada.
—¡Aaah! Enmanuell, más. —pedía mientras el entraba y salía de ella y el agua cristalina los bañaba con sus movimientos. Enmanuell siguió moviéndose dentro de ella, y la ayudaba para que ella saliera a su encuentro, bebía de sus pechos, mordía sus pezones, subía por su cuello mordiendo suavemente hasta llegar a su boca, mordía sus labios, su lengua, hasta que Arielle agarró sus cabellos  y los enredó entre sus dedos ogimiendo tan fuerte por la sensación que estaba sintiendo del orgasmo que se apoderó de ella.
—¡Aaaah! Enmanuell, más....más. —pedía hasta que Enmanuell sintió te sar su cuerpo y terminó vaciando se dentro de ella.
—¡Ooh! Mi bella, mi Arielle hermosa.
Mientras Enmanuell y Arielle vivían a cada momento sus apasionantes entregas.

En Roma, Felicia investigó hasta más no poder del paradero de Enmanuell, siguió a Doménico sin que este se diera cuenta de que ella lo hacía.
—¿Así que tú sabes dónde está Enmanuell y no me lo quieres decir.? Idiota, Pero yo tengo mis propios medios para llegar a el. —se dijo Felicia viendo a Doménico hablar con Rachel.
Envió un mensaje a Rachel invitando la a salir. En el tiempo que Doménico estuvo fuera logró hacerse amiga de ella.
—Hola mi Rach, estoy aburrida, te invito un café y charlamos. ¿Te parece?
—Está bien, en una hora por qué ahora estoy con mi novio llegó de viaje.
—Perfecto, disfruta de ese hombre. —respondió haciendo muecas.
Doménico y Rachel volvieron al departamento que compartían desde hacia poco.
—¿Cómo te fué cariño? —preguntó Rachel. Esas reuniones tardaron mucho. —Doménico miró a Rachel y su corazón se estrujó, habían prometido no mentirse y el lo estaba haciéndo, acunó su rostro entre sus manos y dejó besos en sus labios.
—Si, si era muy aburrida, lo único que deseo ahora es hacerte mía. —susurró sobre sus labios, y poco a poco fueron callendo a la cama y entregándose a su amor.
Las horas pasaron, Doménico dormía y Rachel se fue al baño, luego cogio las maletas y  organizó toda la ropa de Doménico encontrando unas prendas femeninas en una de ellas, Rachel miró sintiendo su corazón romperse en mil pedazos.
—Doménico. —pronunció en un susurro. Sus lágrimas rodaban, se vistió y salió sin ser escuchada.
Subió a su auto y salió para encontrarse con Felicia.
Media hora después estaban en una mesa de una cafetería hablando de lo que ella había visto en la maleta de Doménico.
—¿Y no le preguntaste de quién era todo eso? —dijo Felicia.
—No,... no pude. —respondió Rachel
"Crei que había ido con Enmanuell"—pensó Felicia.
—Tenemos que averiguar quién es esa mujer, no le digas nada solo vigílado y analiza su comportamiento.
Dos horas después, Rachel volvió al departamento y Doménico ya estaba despierto.
—¿Dónde fuistes amor?  —preguntó abrazando su cintura.
Rachel apretó los labios para no despotricar en su contra.
—Una amiga tenía un problema y me llamó. Fui un momento. ¿Cariño, cuando volverás a ver a Enmanuell.?
—Pronto, solo espero su llamada y regreso. —respondió Doménico viendo extraña la actitud de Rachel.
—¿Pasa algo mi vida?  —preguntó y Rachel lo miró fijamente.
—Prometimos ser sinceros siempre, no ocultarnos nada, pero veo que no estoy recibiendo lo mismo. —respondió Rachel sintiendo su corazón doler por la traición que creía Doménico cometió.
—Siempre lo tengo presente mi amor, el día que te canses de este viejo me lo dices y así me dejes  con el alma destrozada y el corazón roto en mil pedazos.
—Lo mismo pedí de ti y, no lo cumpliste. —dijo y Doménico la miró sorprendido.
—¿Que estás diciendo amor? —preguntó acunando su rostro entre sus manos.
—De esto estoy hablando Doménico. Mira y niega lo, niega que tienes otra mujer. —respondió caminando a dónde estaban las cosas de Arielle.
Doménico se carcajeó al ver a su mujer celosa y la tomó en brazos, dio vueltas con ella mientras besaba su cuello.
—¿Cómo puedes pensar en eso mi vida. Escúchame bien, solo la muerte me separa de ti, te amo, eres la mujer de mi vida. No te cambiaría con nadie. —dijo cayendo a la cama encima de Rachel besando su rostro.
—Pero estás cosas no son mías, ni de mi gusto.
—Lo sé mi vida. Esas cosas son de Arielle, la esposa de Enmanuell.
—¿Que estás diciendo Dom? Arielle desapareció dejando plantado a Enmanuell el día de la boda.
—Amor, en el próximo viaje vas conmigo, así entiendes es algo difícil de explicar.
—¿Y donde está Enmanuell? No sé nada de mi amiga.
—Está en Florencia en la hacienda MONTE SACRO (monte sagrado)
—¿En Florencia?
—Así es, iremos y entenderás todo lo que está pasando.
Rachel miró dudosa a Enmanuell, no entendió  lo que dijo, pero tocaba esperar el día del viaje.
Doménico y Rachel continuaron con sus trabajos del día a día, el en la empresa de los Giordano y Rachel su asistente.
El teléfono de Rachel sonó y vio el nombre de Felicia y respondió.
—Felicia ¿Cómo estás?
—Esperé tu llamada y nunca me hiciste. ¿Todo bien?
—Si todo bien,  la próxima semana Doménico y yo nos iremos a Florencia.
—¿De viajes placenteros?
—No, iremos a Monte sacro, la hacienda de Enmanuell.
Felicia colgó la llamada y sintió.
—Voy por ti mi hombre. —se dijo así mismo y salió de su departamento para viajar a Florencia.

  

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