CAPITULO 36. ALEJARSE

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36Arielle Brigth estaba rumbo a Alemania, mientras que Arielle L'Blank con destino a América. Nueva York. Ambas para empezar una nueva vida dejando atrás un tormentoso amor frustrado por los malos entendidos.
Arielle Brigth creyendo que Arielle L'Blank estaba con Enmanuell Giordano.
Mientras que Arielle L'Blank creyendo que Arielle Brigth estaba con Gabriell Alighieri .
Ambas y con destinos contrarios se alejaban del pueblo escondido de Arezzo, en Florencia dónde encontraron al verdadero amor de sus vida.

ENMANUELL GIORDANO.
Enmanuell se despidió de Arielle, la vio desaparecer y volvió a la camioneta para regresar a la hacienda.
Manejó tan rápido como pudo, sentía su corazón estrujarse del dolor .
—No fuiste diferente en tu accionar Arielle, que equivocado estuve contigo...¡matadit4 sea! —casi gritó mientras apretó el volante tan fuerte. Aceleró y llegó a la hacienda.
Enmanuell pasó encerrado en la oficina bebió sin pena ni pereza hasta perder la razón, en su mente estaban las imágenes equivocadas, y también martillaban las palabras que le dijo.
—Arielle, Arielle...tu no podias Arielle. Me heriste de muerte el corazón y mataste mi alma Arielle..no voy a perdonarte nunca...nunca. —habló arrastrando las palabras y cayendo en la inconsciencia.
Se sentía traicionado, su alma y su corazón dolía y bebió estando encerrado día y noche en su oficina.
Una semana pasó, perdido en el alcohol, dormia y despertaba sobre botellas vacías y vasos rotos, los cortes en sus manos estaban sellados con alcohol que caía sobre ellas .
Una mañana los golpes en la puerta lo despertaron, somnoliento abrió los ojos y se puso de pie, dando un traspaso a punto de caer, pasó sus manos por su descuidada cabellera y caminó para abrir la puerta, y teniendo frente a él, a Petra, su madre.
—Hijo mío, me tenías preocupada al no tener respuestas a las llamadas que hacia tu padre y yo.
—¿Que haces aquí madre.?
—Vengo  a ver qué te sucedió. ¿Por qué estás en esas condiciones? ¿Dónde está Arielle?
—No sucedió nada madre.
—Hijo tienes que venir a Roma, es urgente. —pidió Petra acunando el rostro de su hijo.
—No quiero madre.
—Tienes que ir, tu padre venderá todo el conglomerado, dice que no le importa nada, si tu no estas a cargo. —insistió Petra, tratando de convencer a su hijo.
—Madre, es su decisión, es su trabajo, el puede hacer lo que desee...yo tengo suficientes problemas como para estar impidiendo los deseos de mi padre.
—Hijo mío....tu eres el único heredero de tu padre.
—Y no me importa madre. No me importa. —habló Enmanuell saliendo de la oficina, llegó a una de las camionetas y salió rumbo al helipuerto.
Petra lo vió alejarse y sus lágrimas rodaron, le dolía en su corazón nuevamente a su hijo sufrir por amor.
Caminó al estacionamiento y esa voz que hacía tiempo no escuchaba la detuvo.
—¿Cómo está la señora Giordano? —preguntó Tomás, Petra se giró de una quedando frente a él.
—¡Tomás! Tanto tiempo sin verte.
—Así es Petra. Veintiocho años, mucho tiempo. ¿No crees?
—Creí que no volverías por estas tierras abandonadas por el Patrón..el señor Espósito Giordano.
—Es tu jefe, aunque te duela. —habló Petra apretando los dientes.
—¿No tienes remordimiento? ¿No te pesa la conciencia?
—Esa pregunta....pues no deberías hacerme esa pregunta, no soy yo quien tiene esa respuesta. Es a la desvergonzada de tu prima quien debe responderla.
—Su único delito fue amar a un hombre prohibido, y pagó muy caro su error....o mas bien su amor.
—Ese es el castigo de los delincuentes Tomás, la carcel.
—Era solo una chiquilla de diecisiete años, no era rival para ti. El culpable fue tu marido.
—No remuevas el pasado Tomás, si Estoy aquí es solo por mi hijo. —dijo Petra mirando fijamente a Tomás.
—Espero sigas viviendo en completa tranquilidad....Señora Giordano. —respondió Tomás con sarcasmo.
Petra se giró, siguió y subió al auto que la llevaría de regreso al helipuerto, verse obligada a volver a la hacienda Monte Sacro le traía dolorosos recuerdos de un pasado que cada día la atormentaba.
—De regresó a Roma. —ordenó fríamente al chofer que la acompañaba siempre.
Enmanuell llegó al aeropuerto de Florencia y abordó el jets privado de su propiedad y ordenó el vuelo a Londres. Las horas de vuelos fueron una eternidad tormentosa, de su mente no salía la imagen de Arielle y Gabriell en esa cabaña, apretaba sus puños al igual que sus dientes.
—No voy a perdonarte jamás Arielle..nunca. Arielle Brigth.
Enmanuell llegó a Londres y fue a uno de sus departamentos que tenía en el centro de la ciudad.
Encerrado nuevamente bebió hasta olvidar su nombre, y una semana después, estaba en el baño bajo la lluvia artificial donde sus lágrimas se mesclaron con el agua.
Salió de la ducha y se paró frente al espejo, miró su deprimente reflejo en el y cerró los ojos.
—Superaste a Sasha, lo harás con Arielle, no volverás a caer en las redes de una mujer con su cara de inocente.  —se dijo así mismo. Aplicó espuma de afeitar y empezó a deslizar la afeitadora sobre su rostro.
Una hora después estaba listo para empezar con una vida para poder superar nuevamente una decepción.
Viajó al las afueras de la ciudad, a un pueblo llamado Canterbury donde bienes raíces lo envió por ventas de una clínica veterinaria.
—¿Cerramos el trato?...
—Giordano... Enmanuell Giordano.
—Señor Giordano. Cómo puede ver es una clínica completa, con laboratorio y residencia  para los animales en recuperación.
—Si, cerraremos el trato y usted mismo se encarga de contratar al  mismo personal que había aquí.
—Como usted diga señor, su casa también estará habitable el mismo dia que se le entregará la clínica con el personal incluído.
Enmanuell hizo la tranferencia y regresó al centro de Londres, llegó al estacionamiento del edificio donde tenía su penthouse y decidió caminar por las frías calles londinenses.
El recuerdo de Arielle, aún era una herida abierta y sangrante, dolían los recuerdos de los momentos vividos, sus días se la pasaba completa mente sumergido en nuevos proyectos. Una fundación para los animales que están desausiados, darles una oportunidad de tener sus últimos días dignos y no sacrificarlos.
Dos meses después estaba inaugurando la clínica veterinaria, junto al personal que conocían muy bien cada espacio de la misma.
—Señor Giordano, le presento a Frederick y Oscar doctores de la misma especialidad. La doctora Trejo vendrá en dos semanas, no estaba aquí en el país y estará llegando en ese tiempo.
—Mucho gusto señores. Enmanuell Giordano, espero una buena colaboración de su parte.
Los días seguían pasando, ya estaba instalado en la nueva y elegante casa de campo.
Las semanas pasaron, dos semanas y Frederick junto al personal estaban recibiendo a su antigua colega Felicia Trejo.
—Bienvenida nuevamente Felicia, otra vez trabajaremos en este lugar.
—Así veo, me llamaron y no lo podía creer cuando me dijeron que este lugar se iba a reabrir nuevamente. Y que el dueño fuera nada más y nada menos que mi Enmanuell. —expresó Felicia con una enorme sonrisa, muestra de la felicidad que sentía al ver como el destino ponía a Enmanuell en sus manos.
—¿Tu Enmanuell? —preguntó Bertha, otra de las doctoras.
—No me digas que es el mismo Enmanuell que me contaste. —preguntó Frederick.
—Si, y esta vez seré inteligente para atraparlo. "Te gané Sasha, esta vez tu no lo quitarás como la primero yo y después yo, y fue fácil sacarte del camino,  estúpida.. Y tú... monjita mojigata..no eres rival para mí" —respondió y terminó hablando en si interior.
—¿Dónde está Enmanuell? —preguntó mirando a todos lados sin encontrarlo.
—Hoy se fue muy temprano. —dijo una asistente.
—Seguramente a embriagarse como siempre lo hace. —habló Frederick.
—No hables así Fred...no sabemos los problemas y razones que lo llevan a perderse en el alcohol. —lo defendió Oscar.
Felicia, se despidió de todos y fue en busca de Enmanuell
Enmanuell había viajado a Londres, seguía firmando los últimos contratos de abastecimiento en las fábricas de insumos para el abastecimiento del pueblo y la clínica junto con la fundación que pronto sería su reinauguración .
Enmanuell vivías sus días agitados, trataba de no pensar en Arielle, en ocasiones se embriagaba hasta perder la razón.
De su mente no salian las palabras que una vez escuchó de Arielle.

"El destino es cruel,...si, muy cruel. Casada con ese feisimo"

Una débil sonrisa se dibujó en sus labios. Y recordó otras palabras que le sacaron una sonrisa más pronunciada.

"¡Oye feo! ¿Por qué estás en dónde no debes? Estás en mi camino a la religiosidad y tú me sacaste de el.
Devuélveme al convento yo no soy tu novia."

—Debí regresarte al convento cuando me lo pediste. —se dijo mirando el vaso en su mano. Y siguió recordando.

"Que locura, no soy tu novia Pero si tu esposa, ¿Eso es cómico cierto? "

—Mi esposa, te obligué a ser mi esposa, ese fue mi error, debi corregirlo a tiempo cuando me lo pediste, me hubiera evitado todo este dolor nuevamente.

"Y yo te prometo que no te faltaré jamás"

Recordó su promesa de amor que le hizo, y en el mismo momento recordó las palabras de Arielle.

"Están ahí dentro Enmanuell. Gabriell y Arielle están ahí dentro desde hace mucho, la llevó en brazos.... Manu, están juntos, Gabriell me traicionó, me mintió, sigue amando a Arielle."

—Mentirosa, todo era mentira en ti, toda tú eras mentira...me engañaste muy bien y yo te creí. —hablo arrastrando las palabras.
—Arielle... Arielle viniste por mí. —dijo al momento de escuchar susurrar a su oído su nombre.
—Enmanuell, ven conmigo....ven vamos...no estás bien. —habló susurrando a su oído.
—Arielle...¿Eres tú mi Arielle?
—Vamos... Estarás bien mi amor. —dijo Felicia llevando a Enmanuell completamente ebrio.
Lo subió al auto y luego  ella llevándolo a su departamento.
—Otra vez, estás asi por una mujer, primero la inútil de Sasha y ahora la monjigata, que de monja no tiene nada y de gata lo tiene todo.
Pero esta vez jugaré mejor, seré paciente, seré amiga, y serás mio otra vez.
Felicia quitó la camisa y el pantalón de Enmanuell, lo llevó a la habitación de huéspedes y miró dormir, lo recorrió con la mirada y sonrió maliciosamente.
—Serás mío Enmanuell...solo mío..eso júralo, jura que nuestro futuro tiene nuestra historia juntos.
Dijo sonriendo, y cerrando la puerta de la habitación.

CAMINOS CRUZADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora