7 meses para la profecía
Habían pasado ya casi dos semanas desde que su plan de escape fue frustrado por su padre, y por alguien que Helena no esperaba volver a ver, Darren. Algo había cambiado en él, como su cabello, que estaba casi rapado, dejando solamente, rubias y cortas hebras en la parte superior de su cabeza, además de su expresión cuando la había mirado al encontrarla. Helena, que poco lo había visto y conocido ya hacía 3 meses, solo había sido testigo de un lado de su actitud. Juguetón, simpático, agradable... un tanto insistente. Cuando la había vuelto a ver, aunque su rostro había estado sereno, sus ojos habían desprendido ira. Su actitud había continuado siendo correcta, pero por la forma en la que apretaba la mandíbula o las manos sobre las riendas de su caballo, sabía que estaba enfadado. Helena no podía culparlo. Aunque habría deseado no volverlo a ver.
Después, durante horas, la habían obligado a montar con él, y con los descansos, habían tardado dos días en llegar a palacio. Durante ese tiempo, su padre había obligado a Connor a caminar durante todo el camino de regreso con las manos atadas por una cuerda que iba unida a su silla, y cada vez que se atrasaba, o que la cuerda se tensaba por lo lento que avanzaba, el duque se encargaba de dar un tirón de ésta hacia sí, haciendo que el chico cayera de rodillas hacia adelante. Sin embargo, se volvía a levantar, sin importar lo cansado que estuviera. Helena no había sabido lo que harían con él cuando hubiesen llegado, pero suplicaría lo que hiciese falta. Accedería a todo lo que le pidiesen si eso evitaba que se pasase el resto de sus días en las mismas cuatro paredes de una celda. Incluso aunque hasta su padre hubiese notado lo tenso que Darren ahora estaba a su lado, cosa que le había hecho gracia.
Darren había descabalgado en las puertas y la había ayudado a hacer lo mismo, y después, una doncella la había acompañado a sus aposentos. Con el ceño fruncido, se había dado cuenta de que le habían puesto una cerradura a la puerta, y que la habían encerrado dentro. Helena había intentado conseguir algo de información sobre Connor, sobre su hermano, sobre algo, pero su nueva doncella, una señora mayor y rígida, ni siquiera contestaba sus preguntas, ignorándola completamente. Helena se había preocupado por Delilah, al no verla.
Con una bandeja sobre su regazo, Helena paseó el tenedor por la comida. Su apetito no era demasiado, y apenas tenía ganas de salir de la cama. La misma noche que había llegado, su doncella le había traído un brebaje junto a la cena, y Helena, intentando comportarse bien para que su padre no tomase represalias, lo había bebido sin rechistar. No mucho después, Helena se había despertado con pesadillas, y había sentido su entrepierna y el interior de los muslos húmedos. Había pensado que, como una niña, se había orinado por culpa del mal sueño, pero ese olor metálico no era eso, y su menstruación había sido no hacía mucho. Helena había gritado, sintiendo grandes dolores, y había sabido lo que pasaba tras pensarlo. Había sabido lo que había bebido, y la conmoción no la había dejado razonar. Desde entonces, intentaba no pensar en ello, pero tampoco habían muchas cosas que la entretuviesen en su cautiverio. Aunque no habría estado lista, aunque no habría sido lo que quería, le habían arrebatado esa elección, y era lo que más le molestaba. Por otra parte, su padre ya lo sabría. El sangrado solo significaba una cosa. Su pureza había sido mancillada.
Después de dos semanas sin contacto alguno, y hablando tan solo consigo misma, la puerta de su alcoba se había abierto, y alguien diferente había entrado por ésta. Helena se puso tensa al verlo, no sabía qué esperar. No vestía distinto a lo usual, y si no hubiese sido por sus ojeras, y por la expresión de decepción e ira, habría pensado que nada había pasado, que todo seguía igual y solo era una mala pesadilla.
—Padre... —Ella cerró la boca, parecía ser solo capaz de enfurecerlo más. Al mirarlo más detenidamente, Helena sintió que había envejecido años en días.
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La Profecía (+18)
RomanceEl evento más esperado del año, un vistazo hacia el futuro por el Oráculo, se convierte en la mayor pesadilla de Helena, hija del duque de Vera. A partir de ese momento, la pobre chica se convierte en una parea gracias a una Profecía. Con 14 años y...