Habían vuelto a la pradera de amapolas, y ésta vez, había sido Connor quien había tenido que hacer la comida. Al parecer, la semana anterior, en su primer beso, habían tardado más de lo que habían imaginado, y como Helena y Emilie era nuevas, les habían dado un período de adaptación, dejando a Connor el último. Así ellas tendrían algo de práctica en el juego y tiempo para cambiar las normas, o más bien, sus consecuencias. Ahora eran más, y tenían que tener más trabajo para que nadie se quedara sin hacer nada.
—Pues podemos hacer que la tarea de Helena sea el traer la... ¿jarapa, era? —Ella asintió.
—Vale —comentó Carl —Aunque seguimos teniendo un miembro más...
—Lo sé, lo sé —expuso Ian con los dedos en la barbilla, pensando.
—Si queréis me puedo encargar de las bebidas —sugirió Emilie con una sonrisa. Carl se inclinó hacia ella, quien se había puesto a su lado en cuanto llegaron, y sonrió asintiendo —Pues como pesan, así no tiene que llevar uno solo todo.
—A mí me parece bien —dijo Carl medio recostado. Tras los primeros minutos al enterarse de que Emilie era de sangre noble, se había comportado de manera tensa, pero poco a poco se había relajado, y el tiempo que estuvieron a solas mientras los demás jugaban les había hecho bien. Se notaba a leguas que Carl estaba interesado en ella en más que una amistad, pero Emilie no parecía haberlo notado.
—¿Y tú? —preguntó Kate a Connor cambiando de tema —¿Estás mejor respecto a... ya sabes? —preguntó sin especificar porque era un tema bastante privado —Es que te veo feliz, pero sigo preocupada.
—Helena lo sabe, y Emilie ya es una más de nosotros, así que no me importa que lo sepa —dijo éste, que no le gustaba que en una conversación hubiesen personas que no se enteraran de nada —Mi novia me engañó con mi hermano y van a tener un hijo, lo que derivó en otras cuantas desgracias —le explicó a Emilie.
—Ay, lo siento mucho, Connor.
—Tranquila, estoy bien, mucho mejor.
—No sé, hace no tanto parecía que te ibas a morir —dijo Ian, haciendo que Helena casi se atragantara con el zumo. Connor la miró con disimulo y asintió a Ian.
—Lo sé, pero mírame, ya no soy el mismo.
—Entonces no te importará si te digo que James me ha pedido una cita —Connor abrió mucho los ojos sorprendido, y Helena y Emilie lo miraron sin entender.
—Me da igual, pero qué cara tiene, ¿no? —dijo Connor.
—Igualmente le he dicho que no. No por ti, tranquilo.
—No entiendo, ¿quién es James? —preguntó Helena. Los chicos y Kate se miraron entre ellos.
—Mi ex —comentó Connor con toda naturalidad. Helena no pudo evitar que la boca se le cayera de la impresión.
—Pero si tú no... Sé que te gustan las... —Lo sabía por experiencia. Nadie fingía tan bien.
—Ambos, me gustan hombres y mujeres. Entiendo lo que cualquier hombre ve en ti, al igual que veo lo que las chicas ven en un hombre.
—Pero, eso es... ¿normal? —preguntó Emilie confundida y con curiosidad.
—Claro que sí, ¿por qué no iba a serlo?
—Bueno... No sé —dijo finalmente sin poder pensar en algo por lo que no estuviera bien.
—Pero pensé que esa... mujer había sido tu primera novia —expuso Helena.
—Y no te mentí, nunca había tenido una novia antes, aunque no quiere decir que me haya rendido con las chicas —dijo guiñándole un ojo, y Helena sonrió.
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La Profecía (+18)
RomanceEl evento más esperado del año, un vistazo hacia el futuro por el Oráculo, se convierte en la mayor pesadilla de Helena, hija del duque de Vera. A partir de ese momento, la pobre chica se convierte en una parea gracias a una Profecía. Con 14 años y...