Helena se inclinó sobre el cuerpo desnudo de Darren y lo besó mientras él agarraba con ahínco sus glúteos. Después de una semana de increíble trabajo acumulado, Darren por fin se había puesto al día y se había encargado de aprovechar sus horas libres retozando en la cama con su reina.
—¿Otra vez? —preguntó viendo cómo se ponía duro.
—Es tu culpa, tu facilidad para ponerme cachondo me fascina hasta a mí —respondió éste lamiendo su cuello.
—Pues lo siento mucho, pero no tengo tiempo —Helena se apartó de él sin tapar su cuerpo, dirigiéndose a la bañera que Gwen, sonrojada como un tomate, se había encargado de llenar en una esquina de la alcoba. Darren, que no se avergonzaba de su cuerpo, no se había molestado en ocultarlo de la chica.
Aunque ya llevaban más de un cuarto de hora tumbados en la cama para cuando Helena la había hecho entrar para prepararle el baño.
—Ya está lista, majestad —dijo Gwen con la vista en el suelo.
—Gracias, puedes retirarte —Gwen pareció agradecida, mientras a pasos rápidos se escaqueaba de la alcoba.
Helena se metió en la bañera y suspiró al notar el agua caliente, se sumergió y salió segundos después, secándose los ojos con las manos —He quedado con Roisin, por cierto —comentó. Darren se levantó de la cama, y se metió también en la bañera, frente a ella, apoyando la cabeza en el borde y cerrando los ojos.
—Pasadlo bien —respondió.
—Darren... —Este abrió los ojos, y se encontró con una Helena con una expresión de medio culpabilidad —Debería habértelo dicho antes, pero hace unos días seguí a Roisin hasta el palacio del este.
—¿Y qué te pareció? Fue construido un siglo antes que este, así que tiene su propio estilo, más austero —comentó como si nada.
—Darren, conocí a tu madre y a tu hermano —contestó ella frunciendo el ceño —¿Por qué no me hablaste de ellos? —Él suspiró.
—No son la parte de mi familia que quería que conocieras... Toda familia tiene sus secretos —Helena tragó. Incluso su familia tenía un secreto, aunque su padre aún no fuera consciente de éste.
—Pero yo soy parte de la familia ahora. Creo que tenía derecho a saberlo, pero en vez de contármelo tú, tuve que enterarme siguiendo a Roisin... y, ¿por qué te lo tomas con tanta calma? ¿Por qué ni siquiera pareces sorprendido? —Darren apoyó la mejilla en su puño y sonrió.
—Los guardias ya me lo contaron, solo estaba esperando a ver cuánto tardas tú en hacerlo —Helena abrió la boca sin poder creérselo, aunque contenta de usar esa información a su favor para acercarse más a él y hacer que confiara en ella —Pero de verdad me alegro que me lo hayas contado —Helena se puso de morros, pero él le dio una mirada que parecía pedirle perdón.
—Quiero volver a verlos —repuso —Quiero conocerlos.
—No.
—¡Darren! —exclamó. Incluso anticipándolo, la rapidez en la que le había negado la petición la había sorprendido. Darren se levantó, y al parecer su actitud arisca también le había bajado la excitación, pues su pene colgaba inerte. Salió de la bañera y se anudó una toalla a la cintura —¿Por qué no? Dejas a Roisin ir cada vez que quiere.
—Tal vez tampoco debería dejarla ir a ella, mira lo que pasa cuando soy bondadoso —Helena pestañeó incrédula.
—¡Venga! No seas así —Helena se levantó de la bañera y lo abrazó por detrás, más para detenerlo que para que se ablandase —Vuelve a la bañera conmigo —Darren no contestó, pero cuando Helena le quitó la toalla de la cintura, él resopló, aunque había algo de diversión en su voz. Helena bajó la mano por su abdomen, acariciando su piel mientras bajaba más allá del ombligo.
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La Profecía (+18)
RomanceEl evento más esperado del año, un vistazo hacia el futuro por el Oráculo, se convierte en la mayor pesadilla de Helena, hija del duque de Vera. A partir de ese momento, la pobre chica se convierte en una parea gracias a una Profecía. Con 14 años y...