A Fey Le Brune siempre le han dicho que es afortunada por nacer con aquel don que le permite controlar el Ílino, una flor dorada con poderes inimaginables que es muy codiciada por la nación que alguna vez traicionó a la suya. Pardas y Arahnova han e...
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Asher Spinster
La lechuza estuvo vigilándome todo el día.
Estuvo en los jardines del castillo, en las chimeneas de las casas de Arahnova y también en la ventana de mi habitación.
No sólo la presencia de la lechuza me quitaba el sueño, también el rostro de esa mujer.
Sus movimientos, su hermoso cabello alborotado y lo segura que se veía a pesar de tener miedo de mí. Sin embargo, cuando me permití tocarla, sentí una conexión indescriptible recorriendo todo mi cuerpo que me dio escalofríos y podía asegurar que ella también la había sentido.
—Maldita sea.
Me arrepentía de no haberla detenido tan pronto como escapó. Deseaba tanto seguir hablando con ella y mirarla. Supongo que en este momento lo que debo hacer es conformarme con la imagen que guardaba en mi mente sobre ella. La recordaba muy bien, pero no me era suficiente. Necesitaba volver a verla. Quería volver a verla.
