Capítulo 53

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Linette Edevane

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Linette Edevane

Jamás pensé que el orfanato de la señora Colette fuese una base fija de traición a mi nación. Tomando en cuenta que ella tenía sangre pura y no había ninguna relación con Pardas en su vida a como yo la veía de niña, debo admitir que fue una enorme sorpresa cuando algunos guardias reales la trajeron ante mí. La señora Colette siempre me pareció una mujer elegante y bella, estaba al tanto de que a veces usaba sus virtudes para engatusar a las personas y que hicieran lo que fuera por ella. Mi abuelo me lo contó y a mí jamás me molestó. No obstante, quiso usar esas virtudes conmigo y mis guardias, pero desde luego que no funcionó. Gerald estaba a mi lado cuando la envíe a la horca por alta traición y no tuve que mirarlo para saber que no estaba de acuerdo conmigo.

Desde nuestra última discusión, Gerald solamente se limita a observarme cuando estamos alejados y a ignorarme por completo cuando no. Su habitación estaba del otro lado del castillo y yo me negaba a ver aunque fuera la puerta, pero ahora que ya no tengo su atención como antes, me he dado cuenta de que cuando paso por las mañanas frente a ella, la miró de reojo esperando a que Gerald salga también y me reciba con un cálido «Hola». Podía sentir su ausencia a pesar de vivir en el mismo castillo y en la misma nación. Justo ahora la sentía. Mientras yo comía mi desayuno en la mesa más larga y llena de manjares, él estaba quién sabe dónde.

—¿El rey no vendrá a desayunar?

—Salió del castillo, majestad.

—¿A dónde fue?

—Al corazón de Arahnova, al parecer quería hacerse cargo de los gastos para el nuevo orfanato —respondió mi escudero nuevo—. Ahora que la señora Colette ya no está, sus hijas están devastadas y molestas.

—¿Qué tan molestas?

Se aclaró la garganta y se negó a responder.

—¿Qué tan molestas, Ravi?

—Demasiado, majestad. Me temo que desean verla morir.

Ahí estaba la verdadera razón por la que Gerald no estaba conmigo desayunando. Él no había ido al orfanato para cubrir gastos solo porque tenía un corazón bondadoso, sino que estaba ahí para asegurarse de que las hijas de la difunta Colette no me mataran. Estaba segura de que se trataba de eso. Gerald puede tener una mirada angelical y seductora que se complementa con esa fachada de rey agradecido y de buen corazón, pero en el fondo es igual que yo. Incluso podría decir que es peor.

Me llevé un bocado de carne bañado de especias a la boca, pero apenas tocó mis labios. Las puertas altas del comedor se abrieron de par en par provocando que el cuerpo inerte de un soldado real cayera en la mesa del desayuno. Lo observé y después alcé la mirada para encontrarme con una bastante familiar. Su pecho subía y bajaba con rapidez, su cabello estaba despeinado y su rostro herido. La mirada determinada y hostil que Ezra me dedicaba era nueva. En todos mis años de haberlo tenido bajo el mismo techo, nunca vi una mirada tan gélida como la que tenía ahora. Estaba enfadado, sus ojos tenían odio puro, pero también dolor. Por un segundo creí que me estaba viendo reflejada en él.

Lluvia de cenizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora