Fey Le Brune
Desperté exaltada y encontré a Neli observándome. Mi respiración estaba agitada y mis ojos trataban de reconocer en dónde estaba. El olor a tierra mojada y agua fresca estaba presente.
—¿Qué hago aquí?
—Es la cúpula del Árbol Torcido.
—Eso ya lo sé, pero por qué estoy aquí —Me levanté y los pétalos rosas que Neli me había puesto en los brazos y el pecho comenzaron a caer al agua cristalina que pisaba—. ¿Qué es todo esto?
—Son pétalos bañados en agua del pozo, su principal función es quitar los malos pensamientos.
—Ezra —La tranquilidad de Neli me desesperaba—. ¿Dónde está? ¿Por qué no me dejaron salir tras él?
—Mi libertador está sano y salvo, Fey. Tú deberías volver a recostarte para que pueda terminar el tratamiento.
La voz de Neli siempre había sido tranquila y serena, bastante serena para mi gusto. No he tenido problemas con eso hasta el día de hoy. Ahora me parecía insoportablemente gentil y empalagosa. Además, la paz que la inundaba me estaba enfadando más de lo normal. No quería discutir con ella, así que caminé apresurada a la salida de la cúpula. Intenté abrir la puerta, pero no cedió. Giré hacia Neli y ella continuaba observándome con calma y sin intenciones de ayudarme a abrir la maldita puerta.
—Déjame salir, Neli.
Silencio puro.
—Neli, abre la puerta, necesito ver a Ezra.
—Si lo que te preocupa es su salud después de haber salido de la isla tras Linette, entonces no hay nada de qué preocuparse porque no sucedió nada malo. Mi madre y más Albas lo acompañaron. Mi libertador está en perfectas condiciones.
—Muy bien, entonces abre la puerta para que pueda hablar con él.
—No puedo hacer eso, Fey.
Caminé hacia ella con una palpable furia. Neli siguió tranquila y jamás se movió.
—¿Por qué no?
—Mi madre me dijo que te custodiara aquí adentro y no se me permite desobedecer una orden suya. Mucho menos si es respaldada por mi libertador.
Estaba confundida desde luego, pero la preocupación que sentía en mi corazón era más grande. Neli decía que Ezra estaba bien y confiaba en que sí, de lo contrario no estaría tan tranquila aquí encerrada conmigo, sino ayudándolo. Sin embargo, también estaba muy enojada y molesta con él por atreverse a marcharse a enfrentar a Linette después de que yo me hubiese ofrecido como respuesta a toda esta guerra absurda. Neli no merecía que me desahogara con ella, pero se lo estaba ganando.
—Ezra entenderá la situación. Lo único que quiero es que me dejes salir.
—Ya te dije que no puedo.
ESTÁS LEYENDO
Lluvia de cenizas
FantasyA Fey Le Brune siempre le han dicho que es afortunada por nacer con aquel don que le permite controlar el Ílino, una flor dorada con poderes inimaginables que es muy codiciada por la nación que alguna vez traicionó a la suya. Pardas y Arahnova han e...