A Fey Le Brune siempre le han dicho que es afortunada por nacer con aquel don que le permite controlar el Ílino, una flor dorada con poderes inimaginables que es muy codiciada por la nación que alguna vez traicionó a la suya. Pardas y Arahnova han e...
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Ezra Edevane
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Yo ya había escuchado esos nombres antes: Emery. Caspian. Reinfred. Esos nombres eran bastante famosos. Incluso había historia sobre ellos. Historias que usaban los padres para aterrar a sus hijos y que obedecieran las reglas de la nación. En sus historias ellos siempre morían y había una que otra vez en la que incluían a un bebé. Jamás imaginé que ese bebé era yo. En realidad jamás imaginé que yo no fuera de la familia real hasta esta carta. La historia de la familia Reinfred era usada para influenciar el odio hacia los pardianos. Era un relato que se contaba con el fin de hacer que los niños aborrecieran Pardas. Yo siempre estuve consciente de que Caspian y Emery eran distintos a la gente de Arahnova y eso se debía a que Emery era pardiana y Caspian era el hombre que se había enamorado de ella perdidamente sin importar sus raíces.
Mi nombre no era Ezra Edevane. Mi nombre real es Ezra Reinfred. No soy hijo de Dagna y Vander Edevane. Soy hijo de Emery y Caspian Reinfred. Yo no soy de la familia real. Yo soy de una familia que se refugiaba de la corona. Dagna no era mi madre biológica, por lo que Deo Le Brune no es de mi familia y no comparto ningún lazo de sangre con él ni con Linette.
Estaba vacío, sí, pero jamás me había alegrado tanto saber que no tenía ninguna relación familiar con ellos. Quizás el Ezra de hace un año hubiera gritado y hubiera hecho un alboroto, pero el Ezra de ahora se sentía agradecido de no ser familiar de los Le Brune, ya que significaba que Fey no era parte de mi familia. Ella y yo no compartimos ningún lazo de sangre, por lo que ahora puedo regresar a mi plan anterior. Ya no tendré que seguir guardando mis sentimientos en aquella caja de madera que arrojé al fondo de mi alma.
