A Fey Le Brune siempre le han dicho que es afortunada por nacer con aquel don que le permite controlar el Ílino, una flor dorada con poderes inimaginables que es muy codiciada por la nación que alguna vez traicionó a la suya. Pardas y Arahnova han e...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ezra Edevane
Jamás fui de soñar campos verdes con flores a punto de nacer o festivales en los que mi pueblo derrochaba felicidad por todas partes. En realidad, me era demasiado complicado soñar. Y, si es que lo hacía, no lo recordaba. Al menos no por completo. Mi madre no le daba importancia, pero mi padre trataba de aconsejarme al respecto.
—Quizás no lo recuerdas porque estabas tan perdido en ese sueño que simplemente tu mente lo guardó muy en el fondo de tu ser.
—¿Es raro que no tenga sueños?
—Claro que no, hijo mío. Sé que los tienes, pero tu cabeza los almacena muy bien dentro de ti que te hace creer que no los tienes —Mi padre me cargó entre sus brazos y me sonrió—. Vamos, tenemos que ir al baile de tu hermana. ¿Ya la felicitaste por sus 10 años?
Mis sueños nunca se quedaron en mi cabeza durante el día, ni siquiera cuando conocí a Elora y ella era lo único en lo que pensaba. Sin embargo, eso cambió por completo después de su muerte. Recuerdo que la primera vez que soñé, no pude ponerle un final debido a que me exalté tanto que me desperté. Intenté dormir de nuevo para continuar con aquel sueño, pero nunca lo logré.
—¿En qué piensas, Ezra? —preguntó mi abuela mientras la tomaba del brazo—. Sé que te disgustan nuestras caminatas matutinas a través del jardín, pero casi siempre tratas de hablar conmigo. ¿Qué te pasa el día de hoy? Te noto distraído.
—No es nada, abuela.
—¿Acaso has conocido a alguna jovencita? ¿Es eso? Recuerda el gran baile que tendrá tu hermana por su cumpleaños, ahí tendrás oportunidad para conocer a más chicas lindas con las que puedas contraer matrimonio.
—¿Alguna vez has sentido que un sueño es real? —Mi abuela me observó con cuidado sin dejar de avanzar por el jardín—. Esta noche he tenido un sueño. Uno muy corto. Estaba afuera de la muralla frente a un árbol alto y retorcido que estaba en medio de una pradera tan verde como las esmeraldas que te gusta usar. Había alguien debajo de ese árbol, parecía que me esperaba, pero creo que mis emociones fueron demasiado fuertes para mi corazón y me desperté —Llevé mi mano a mi pecho—. Sentí un gran vacío dentro de mí en cuanto abrí los ojos. Se sintió tan real, abuela. ¿Así es como se siente un sueño?
—Sin duda hay sueños que nos hacen experimentar más emociones que cuando estamos despiertos. Y, si dices que sentiste un gran vacío dentro de ti en cuanto te despertaste, entonces significa que ese sueño quería decirte algo importante. Algo que quizás no se puede explicar con simples palabras.
—¿Crees que se trate de mis padres?
—Quizás... O simplemente has cenado demasiado antes de dormir, mi niño.
Desde luego no se trataba de eso. Los sueños que tenía no se debían a la cena y lo pude comprobar cuando una noche decidí irme a la cama con el estómago vacío.