Capítulo 18

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DOS HORAS ANTES

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DOS HORAS ANTES

Ezra Edevane

Nunca soñé con Elora, al menos no después de su muerte. No obstante, resultaba que hacía días que un par de sueños confusos me causaban problemas para dormir plenamente. En ellos siempre aparecía una niña sonriente que parecía escapar de mí mientras recorría las praderas que están del otro lado de la muralla y que solamente puedo contemplar cuando subo al campanario. Al principio creí que se trataba de Elora cuando era una niña, ya que ese aspecto físico que ella tenía siempre me pareció peculiar e irreconocible, para mí era fácil saber de quién se trataba. Sin embargo, cuando una noche al fin pude alcanzar a la niña de mis sueños, quien volteó no era Elora, sino una mujer parecida a ella. Misma nariz, misma sonrisa, mismas mejillas, pero diferente mirada. No había ni una pizca de azul dentro de sus ojos. Ella usaba plumas de colores por sus tobillos simulando una especie de bota. Poseía ojos con mezclas cafés y verdes que a la luz del sol parecían bañados de miel.

Esa mirada fue lo único que necesité para sentirme tranquilo.

—¿Sabías que Pardas ha existido desde hace más de quinientos años?

—No, príncipe.

—¿No te parece algo maravilloso? Ellos llegaron aquí mucho antes que nosotros y por esa razón crearon su propia lengua que con el tiempo fue modificada, pero se sigue practicando estos días.

El toque de mi pincel y el muro de mi habitación era lo único que interrumpía ese silencio que siempre había entre Raven y yo.

—¿Quisieras decirme cuál es la palabra más hermosa en pardiano?

—Me temo que no sabría responder a esa pregunta, príncipe.

Tu sum.

Su posición estoica nunca cambiaba, era algo que realmente admiraba de ella. Se tomaba tan en serio su papel de soldado, de mi escudera e incluso de mi niñera. No importaba cuánto tiempo Raven debía vigilarme para que no escapase al corazón de Arahnova porque su presencia no era algo que me irritase, ya que siempre podía hablar con ella y las únicas respuestas que tendría serían secas y cortas. Raven no estaba en la misma habitación porque quisiera, sino porque se lo ordenaban y, para ser francos, había veces que disfrutaba su compañía. Con ella se podía hablar de todo lo que sabía de Pardas sin ser juzgado. Al menos no en voz alta. Aunque estoy bastante seguro de que ella es la responsable de que mi abuelo hable conmigo cada noche antes de dormir respecto a Pardas y sus habitantes.

—Es como decir: Aquí estoy —Dejé el pincel y la paleta de colores en el mueble para después quitar la telilla usada que estaba sobre mi hombro para limpiar la pintura de mis manos—. Y no siempre se ve de una manera romántica. Es más poderoso y significativo que un "te amo". Para ellos un te amo no significa nada más que algo superficial o el afecto que le tienes a alguien por sus habilidades, en cambio, un aquí estoy significa que no solo lo admira por lo que es, sino que también serías capaz de dar la vida; su propia alma, por su bienestar. Tu sum significa admiración física, mental y espiritual. Tu sum significa pasión, respeto, simpatía y amor por lo que es y lo que siempre será sin importar el tiempo que pase con o sin esa persona. Tu sum significa querer paz y felicidad para la otra persona. Los pardianos sólo la dicen con aquella alma que consideran su única razón para seguir con vida —Admiré cada detalle que había memorizado de su rostro—. Y la gente ordinaria de Arahnova nunca lo entenderá.

Una pareja de ancianos en la oscuridad de la noche y con la luz de una cascada blanca a su lado. Ambos preservaban los jardines que estaban dentro de una pequeña construcción de roca gris. La anciana se encargaba de quitar la mala hierba y el hombre estaba jorobado y sosteniendo a lo alto una lámpara de aceite que se confundía en la noche azabache, así que lo único que se apreciaba de ella era su llama de ligero fulgor al mismo tiempo que unas cuantas luciérnagas a unos centímetros de separación.

Raven era observadora, pero no lo suficiente. Ella no podía ver lo que yo veía dentro de mi pintura. No sabía lo que se escondía a plena vista. Y si acaso lo encontraba, no sabría nada al respecto porque nunca la había visto. Pensaría que se trataba de una mujer cualquiera que había nacido de mi imaginación. Raven no sabría distinguir que la cascada blanca era su mechón que yo sé que tiene, pero escondió en su trenza, así como tampoco sabría que en realidad la anciana está confeccionando su vestido verde y que la lámpara del anciano al igual que las luciérnagas están resaltando sus ojos avellana. Ni Raven ni nadie tendría la destreza de observar tan bien mi obra de arte porque sólo se conformarían con ver a los ancianos y no mirar más allá.

—No sabía que Asher se encargaba de llevar a chicas huérfanas de regreso al orfanato.

—¿Disculpe?

—Sí —Abrí el cofre café que estaba a los pies de mi cama. De ella saqué aquella prenda roja con encaje amarillo que perfumaba a montones—. Así como tampoco sabía que escondía este tipo de cosas en sus aposentos.

Sé que la primera pregunta que llegó a la cabeza de Raven fue el por qué estuve dentro de la habitación de Asher. Pero también sé con certeza que fue reemplazada por un pensamiento de desconcierto y hasta quizá angustia.

—¿Cómo está tan seguro de que Asher es el dueño de esa prenda pardiana? ¿Acaso usted lo vio usándola, príncipe?

—¿Alguna vez has entrado a la habitación de Asher, Raven? —Los músculos de su mandíbula estaban tensos—. Te sorprendería la cantidad de curiosidades pardianas que hay ahí. Créeme, como un fiel admirador de su cultura, hasta a mí me pareció demasiado. Tú lo conoces muy bien, Raven, ambos crecieron juntos, dime ¿lo crees capaz de traicionar a su propia nación por una mujer de Pardas?

—¿Una mujer?

Afirmé con convicción.

—Hay una parte dentro de ti que dice que sí, ¿no es así, dulce Raven?

—¿Cómo sabe que esa prenda es de una mujer de Pardas? ¿Por qué reprocha esto si claramente usted también admira a los pardianos?

Estábamos a metro y medio el uno del otro. Extendí mi brazo para que Raven tomara el rebozo, pero ella solo se limitó a observarlo.

—Esto le pertenece a la esposa del líder de Pardas, se dice que solo ella tiene un rebozo así, ya que es como su propia corona —Al fin logré que perdiera la compostura—. Ya sé que tengo cierta admiración por los pardianos, pero no es tanta como para dejar entrar a uno a mi reino y que haga en él lo que le plazca, tal como hizo Asher el día de ayer. Contéstame algo, Raven, ¿acaso tú o Andreus ya descubrieron el agujero que hay en la orilla de la muralla?

La mandíbula le temblaba y parecía que sus ojos iban a dejar sus cuencas. Raven arrebató el rebozo de mi mano y se dispuso a salir de mi habitación. Había miedo y enojo en su expresión, sabía que de cualquier otra soldado Raven era la que más aborrecía a Pardas y no por la historia que tenía con nuestra nación sino que le aterran los pardianos, así que su manera de dejar de sentir miedo es acabando con ellos. Era una debilidad que podía usar a mi favor si solo quería a la mujer con vida. Porque mi interés por Pardas creció después de que conocí a Elora y, afortunadamente, si las reencarnaciones son posibles, la mujer que acompañaba a Asher aquella tarde claramente era la viva imagen de mi querida Elora.

—Antes de que ataquen, quiero que tengas en mente lo que te diré —Su mirada estaba perdida en el cólera y yo podía sentir la tensión en su cuerpo con tan solo haber sostenido su antebrazo antes de que saliera—. Quiero a la mujer de mechón blanco y plumas de colores en los tobillos.

—Hay pocas posibilidades de que alguien quede con vida.

—La necesito viva —Oprimí mi agarre—. ¿Entendido?

—Como ordene, príncipe Ezra.

Lluvia de cenizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora