Linette Edevane
—He reforzado la seguridad en la fuente como me pidió.
—¿Está sitiado como pedí?
—Sí, majestad.
—No quiero que ningún soldado cierre los ojos, general Alastor. Al primer movimiento pardiano o de los traidores que vean, terminan con ellos.
—Entendido, majestad.
—Ya puedes irte.
—Alto.
El general Alastor y Gerald me miraron enseguida.
—Nadie asesinará a la pardiana de cabello blanco.
—Mató a varios de los nuevos cadetes y casi te asesinó al arrojar ese árbol hacia nosotros. No podemos dejarla con vida.
Era verdad que ese árbol casi me aplasta y si no hubiera sido por el mismo Gerald quizás Arahnova hubiera perdido a su reina el mismo día que se casó.
—A Fey nadie la ataca a matar, ¿quedó claro? Si la encuentran, tráiganla conmigo.
—Entendido, mi reina.
El general Alastor salió del salón del trono junto a dos caballeros más que lo acompañaban. Una vez que Gerald y yo estuvimos solos, se giró para mirarme con esos ojos grandes que no comprendían la razón por la que yo quería a Fey con vida. Ya habían pasado días después de que alzara un muro hecho de Ílino y nos atacara sin piedad. Estuve en la enfermería debido a que una de las tantas ramas que volaron por los aires derribó a mi caballo por lo que yo terminé con el tobillo esquinzado. Gerald sigue furioso por lo que pasó y el general Alastor arde de odio debido a que la mayoría de los cadetes nuevos que había entrenado, murieron. Además, su mejor cadete estaba en la lista de los fallecidos. Debo admitir que creí que entre Harriet y Xen, Harriet sería quien sobreviviera, pero no fue así.
—¿Por qué te aferras tanto en dejarla con vida? ¿Es porque puede controlar el Ílino?
—¿Por qué te aferras tanto en saber?
—Porque soy el rey y tu esposo. Debo saber lo que pasa por tu cabeza, Linette.
No me apetecía volver a tener una conversación con Gerald respecto a mis decisiones, así que me levanté de mi trono y caminé con la frente en alto hacia la puerta que daba al jardín de flor de nube que antes cuidaba Ezra. Escuché las botas de Gerald acercarse a mí con rapidez, después su mano cálida y grande me tocó el hombro y me detuvo.
—Linette, ya basta de estas actitudes de niña caprichosa y orgullosa. Tienes edad suficiente para comportarte como debes.
Sonreí de lado y su entrecejo se frunció. Bufé y quité su mano de mi hombro.
—Tú y yo tenemos un acuerdo, ¿lo olvidas? —Su mirada se suavizó—. No me casé contigo por amor y lo sabes. Yo necesitaba un rey para que me tomaran en serio dentro y fuera de Arahnova y tú necesitabas la protección de la corona para tu familia. Ahora que la tienes, no quiero que te metas en asuntos que no te incumben.
—También soy el rey de esta nación, así que cualquier asunto que tenga que ver con Arahnova me incumbe demasiado. Y estoy completamente enterado de que no te casaste conmigo por amor a pesar de que yo te corteje antes de que Asher fuera la única opción de tu abuelo para ser rey. Lo dejas muy en claro cuando no te vas a la cama conmigo al dormir, cuando pediste habitaciones separadas, cuando al despertar no estás a mi lado, cuando me miras con esa frialdad y cuando no me sonríes para nada. Sé muy bien que no amas a nadie.
Mentira.
—No tienes ni una pizca de empatía por nadie, Linette.
—¿Y esto qué tiene que ver con que deje vivir a Fey?
—Tú quieres matarla con tus propias manos —Hubo un silencio gélido entre nosotros—. Y quieres recuperar a Asher en el proceso.
—No...
—Sí —Se acercó lentamente y se agachó para quedar frente a frente—. Y lo peor de todo es que no lo vas a lograr, mi cielo. Quizás mates a la pardiana, pero recuperar a un hombre que está dispuesto a traicionar a su patria por una mujer que lo ha enamorado más que la princesa de la nación más lujosa del mundo, es imposible.
Sentí las lágrimas acumularse en mis ojos y la rabia correr por mis venas. Ya podía comprender lo que sentía mi abuelo cuando Ezra se atrevía a hablar sobre Pardas frente a él. Mi barbilla temblaba y estaba a nada de derrumbarme, pero no le iba a dar ese privilegio de hacerle saber que me hirió. Gerald no sabría que estaba en lo correcto al decirme todas esas cosas. Nadie.
—Asher está muerto —dije luego de dar un paso al frente—. Tú lo mataste con el cañón.
No hubo respuesta.
—Tengo razones para matar a Fey, correcto, pero eso ya no tiene nada que ver con Asher.
—Linette...
—Deja de preguntar sobre cosas que no comprendes o de otro modo te enviaré a la horca.
—Soy el rey de Arahnova.
—Y Ezra era mi hermano —Su mirada se endureció—. Yo te di ese título y te lo puedo quitar. No lo olvides.
—La Linette que cautivó mi corazón no diría nada de lo que acaba de salir de tu boca.
—La Linette que cautivó tu corazón ya no existe, Gerald. Deja de querer llamar a un alma muerta.
—Muerta —repitió—. Sí, exacto. Estás muerta.
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Lluvia de cenizas
ФэнтезиA Fey Le Brune siempre le han dicho que es afortunada por nacer con aquel don que le permite controlar el Ílino, una flor dorada con poderes inimaginables que es muy codiciada por la nación que alguna vez traicionó a la suya. Pardas y Arahnova han e...