Mis Víctimas #2

Extra: Un Cuento

Tiempo Consciente: 5 días.

Seth.

La paz debe atesorarse, una frase repetida en cientos de ocasiones a mi alrededor por personas acostumbradas a la guerra y sus tragedias. Palabras que se repiten en mi cabeza día y noche, desde mi hospitalización y ahora más que nunca.

El precio de la consciencia es perder la paz.

Sé que es un mal día si uno de los hombres más pacíficos que conozco está de mal humor. Lorenz puede ser un hombre reservado pero no es malo. Él sabe atesorar la paz a diferencia de todos los que estamos viviendo en la propiedad. Por eso noto su estado de ánimo desde el momento que entra en la mansión.

Mi padre tiene la gran habilidad de hacer enojar a cualquier hombre por más pacífico que sea y siempre me produce interés saber que hace para llevar a los hombres a perder la paz.

Y la verdad estoy ansioso de ver cómo lleva a César a ese punto.

—Suficientes sospechas causan las visitas constantes de Abel al país para que quieras un familiar más aquí.

El líder no dice mucho, me da migajas de información cada cierto tiempo para que no atente con mi vida, lo cual no haré pero él no debe saberlo.

El celular de César aún no se desbloquea, no de la forma que necesito, puedo ver las fotografías, jugar si lo deseo, me llegan mensajes de él y llamadas también de él, las cuales no le respondo. Estoy acostumbrado a la tecnología y su celular apenas cuenta como uno con todas las restricciones que tiene para mi uso.

Es bueno después de tantos días tener información de fuera, incluso cuando esa información viene de un enojado Lorenz.

—Mi princesa quiere compañía y sería un terrible padre de no cumplir sus deseos, ¿no lo crees?

El estado de Skyler no es prioridad de Lorenz.

—Accedí a tus hijos y tus nietos, incluso al malhumorado de tu yerno y el parlanchín de su padre, Sedrick.

—No creas que estoy contento con todos bajo el mismo techo, Skyler me está haciendo pagar por tenerla encerrada.

—Skyler necesita ayuda es verdad, eso no significa meter a un Blanchard más a la propiedad cuando ya hay demasiados en mi país.

—Dejar entrar gente con la que no compartimos un lazo sanguíneo es peligroso en este momento, si se expone nuestra locación estamos jodidos y tu igual, Wolff.

Me recargo en la puerta escuchando la conversación, a papá le molesta que lo oiga y a Lorenz no le importa.

—Las familias con las que compito no tardarán en averiguar lo que ocurre. Hay mucho movimiento en esta zona, estás creando tu propio impacto económico con tu presencia y la de tu pequeño ejército.

—Estoy invirtiendo en tu país, apoyo la comunidad, deberías estar feliz.

—Estaría bien si sucediera en las grandes ciudades, no aquí en medio de la nada.

—Mi abuelo amaba este lugar, el más seguro según sus palabras, por algo Derek terminó aquí.

—Él es otro problema, se sabe que él tiene un hogar en algún lugar de país y los locales desde hace mucho tienen interés en el secretismo de la propiedad.

—Bien, crearemos una distracción en otro punto del país.

—Además de esa distracción, quien venga solo tendrá una semana para estar aquí y luego le quiero fuera, no me importa a qué país deba irse mientras no sea el mío.